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En un gran esfuerzo de investigación, el cronista oficial de Mazatlán, este mediodía ofreció una charla ilustrativa de los Eclipses que han impactado a Mazatlán a través de los siglos. Como es su costumbre, Vega Ayala de manera muy amena y clara nos deleitó con los resultados de su labor de investigación. Y vaya que fue muy interesante lo que nos reveló el cronista mazatleco, motivándonos a grabarle en vivo la charla y transcribir el escrito que el respecto preparó. En ese sentido, amablemente les pedimos que se pongan cómodos y se dispongan a escuchar el vídeo de la transmisión en vivo que realizamos y, en caso de que prefiera leer, pues ahí le dejamos la transcripción de la investigación de Vega Ayala

Vídeo de la Transmisión en Vivo:

Transcripción del documento dode plasmó su Investigación Enrique Vega Ayala:

Por: Enrique Vega Ayala Cronista oficial del Mazatlán

Mazatlán, Zona Trópico, Sinaloa, México, a; 4 de abril de 2024.- En el territorio mexicano hemos podido observar este fenómeno en pocas ocasiones. En los últimos 200 años, de acuerdo con los catálogos de eclipses de la NASA, en Mazatlán, considerando ya como localidad habitada de manera permanente, se tiene registro de eclipses totales o parciales en 1857, 1900, 1923, 1970 y 1991.

El 25 de marzo de 1857 se presentó un eclipse total que fue visible en Mazatlán durante 2 minutos y 24 segundos, entre las 16:07:44 y las 16:10:08. El astrónomo mexicano Francisco Díaz Covarrubias calculó y predijo ese suceso con gran precisión. Existe al menos una crónica sobre ese fenómeno, que fue publicada en el periódico La Enseña Republicana de la Ciudad de Durango en la que se describe como a la hora indicada “se vieron clara y distintamente las estrellas del firmamento y las luces artificiales alumbraban como en las tinieblas de la noche. La oscuridad total duró de cinco a seis minutos, luego comenzó a disiparse y el Sol apareció de nuevo entre unos ligeros celajes…” y cuenta cómo la gente, que a esa hora caminaba por las calles y la plaza principal de Durango, se aterrorizó durante el momento de oscuridad total. Algunos corrieron en diferentes direcciones y otros se postraron para pedir misericordia. Es altamente probable que conductas similares se hubieran suscitado en nuestro puerto, pero no me ha sido posible localizar ninguna referencia local de esas fechas.

El puerto de Mazatlán empezaba a desarrollarse. Ya era nutrida la presencia de extranjeros en la ciudad, sobre todo europeos. Había alrededor de 7 mil habitantes y casi el 5% eran extranjeros. La ciudad tenía poco más de 800 viviendas: la mitad de ladrillo con techos de teja y la otra mitad de palo parado y horcones techadas de zacate la mayoría y unas cuantas con tejas.

El 28 de mayo de 1900, México vivió un eclipse total de Sol, cuyo clímax se fijó en Montemorelos, Nuevo León. Fue visible en Mazatlán a las 6 horas con 12 minutos, de la mañana. La sombra de la luna abarcó aquí un 98% del sol. La nota distintiva fue el desconcierto por el segundo “amanecer”, por el poniente, tras el eclipse.

Mazatlán se soñaba la Atenas del Pacífico. Con el comercio marítimo en auge buscaba alternativas para construir un recinto portuario más adecuado en el estero 2 del Astillero. La ciudad ya había dejado de vivir del agua del cielo, ya recibía agua por cañerías desde el Río Presidio, para abastecer a los 30 mil habitantes que aquí residían. Habían construido un mercado público moderno y funcional. La edificación de su iglesia parroquial ya iba muy adelantada, solo le faltaba una torre para concluirla. Durante la celebración del carnaval de 1900, Winnie Farmer acompañó en “calidad” de consorte a Teodoro Maldonado (rey del carnaval). Con el tiempo a ella se le considerará la primera reina del carnaval mazatleco. El 14 de marzo de aquel año se inauguró la Cervecería del Pacífico, con capital alemán y sabor sinaloense.

Los Eclipses en Mazatlán Charla de Enrique Vega Ayala 2024 2

El 10 de septiembre de 1923 ocurrió otro eclipse solar total en el territorio mexicano, un día después de la conjunción de Venus con el Sol. Previamente, el periódico El Demócrata Sinaloense dio la nota señalando que había altas probabilidades de que en Mazatlán no se pudiera observar plenamente el fenómeno, porque se pronosticaba día mayormente nublado. Después del suceso, el día 11, se publicó la crónica bajo la cabeza: “Los vecinos de Mazatlán pudieron apreciar el eclipse de sol, ayer”. En ella se narra que el sol fue cubierto en un 95% por la sombra de la luna. En su momento culminante que duró 2 minutos 23 segundos: “el sol presentó una forma de arco invertido…” “La luz solar apenas llegaba, completamente débil y el aire se hizo más húmedo”. El Jefe del Observatorio Meteorológico instalado en el Cerro del Vigía, guio al reportero en la observación y lo orientó para que fijara su atención en la alta visibilidad que alcanzó Venus, durante el eclipse.

Entonces, empezaba a funcionar el Hotel Belmar. El primer hotel mazatleco frente al mar. Estaba considerado, como el hotel “con los adelantos más modernos” en toda la costa mexicana del Pacífico. En él se congregaba el turismo californiano que empezó a usar nuestro puerto para hacer turismo de ocio. Por cierto, que ese año se inició la construcción del Teatro Cine Zaragoza, que fue inaugurado en 1924. En la región la lucha agrarista estaba en auge. El reparto de tierras para formar ejidos en la cuenca del Río Presidio un año después del eclipse en Escamillas.

Las secuelas económicas y la inestabilidad política que dejó la revolución metieron a Mazatlán en crisis en esa tercera década del siglo XX. Los capitales extranjeros y sus casas comerciales emigraron. Anunciaban que empezaban a tenderse las vías de Tepic a Guadalajara. Todo un sueño viajar en tren hasta la Perla Tapatía. Pero a pesar de todo seguía siendo el polo de crecimiento de la economía regional, gracias a la minería, a la industria textil y cervecera y a la redefinición de los circuitos mercantiles y las políticas comerciales, a partir de autofinanciamiento y crédito externo.

En nota por separado, el periódico referido, reporta “las fantásticas versiones” que corrieron en el país con motivo del eclipse: “no faltó quien aseguraba que se dejarían sentir fuertes temblores y furiosas tempestades…” “Las iglesias se vieron visitadas por numerosos fieles, para pedir clemencia al todopoderoso”, dice el final de la publicación.

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Por cierto, también se apunta en la crónica periodística mencionada que, en el principal centro de observación, previsto para esa ocasión a nivel nacional, a donde se concentraron los visitantes, científicos y astrónomos de Alemania y los Estados Unidos, además de los mexicanos, en Yerbanís, Durango, una noche antes llovió copiosamente y se temía que a la mañana siguiente el cielo se mantuviera cerrado, para frustración de la comitiva. En cambio, en el meteorológico mazatleco a los reporteros les mostraron el telegrama recibido, en esos momentos, de la institución similar de Guaymas, en el se anunciaba que en ese puerto sonorense el eclipse fue total y se apreció de principio a fin sin ningún contratiempo, durante más de cinco minutos.

El eclipse del 7 de marzo de 1970 en Mazatlán fue un eclipse parcial de magnitud 0,6964, su punto máximo fue a las 10:26, hora local, cuando el 62,68% de la superficie del Sol fue cubierta por la sombra de la Luna.

Era el año del primer mundial de futbol en México. Mazatlán contaba con 120 mil habitantes, aproximadamente. Se acababa de inaugurar el aeropuerto de Los Patos, oficialmente conocido bajo el nombre de Rafael Buelna. El cerro de la Nevería empezaba a poblarse de antenas. Poco después sería fraccionado, al igual que los terrenos ganados al mar en la Playa Sur.

Fue mi primera experiencia en un eclipse. Nos dejaron salir muy temprano de la Escuela Secundaria. En casa, para mirar el eclipse con seguridad, mi padre nos proporcionó una máscara para soldar, de las que usaba en su labor en el taller donde trabajaba. Seguramente se había enterado a través de la televisión, a través del primer canal local instalado en Mazatlán, que se debían tomar medidas de seguridad para observar el eclipse. También recuerdo que a los árboles frutales del patio mi madre les puso moños rojos. Igualmente, rememoro ahora el impacto que me causó que por la televisión se exaltara el uso de los ritos prehispánicos presente en casi toda la ruta de eclipse por el país, especialmente en el área de Oaxaca, que fue sede mundial de la observación astronómica en esa ocasión.

El 11 de junio de 1991, la nota periodística generada desde Mazatlán era que, bajo un cielo nublado, la observación del eclipse en Mazatlán decepcionó a cientos de especialistas y a miles de curiosos que habían seleccionado este puerto con motivo del eclipse. Pero la emoción final alivió el desencanto.

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Mazatlán estaba estrenando alternancia política. Humberto Rice, del PAN, encabezaba el gobierno municipal. El proyecto de recuperación del Viejo Mazatlán se iba consolidando, como las ruinas del Ángela Peralta, ya en proceso de remodelación. Un nuevo perfil empezaba a gestarse para el desarrollo turístico de Mazatlán, el de destino cultural; con el Centro Histórico como eje y el éxito del Festival Cultural Sinaloa por sus programas artísticos y su penetración en sectores claves en la ciudad.

Estaba previsto que el eclipse iniciara a las 10 y media de aquel 11 de julio y concluyera hacia la una y media de la tarde. La obscuridad plena se observaría apenas pasado el mediodía.

Efectivamente, como cuenta la prensa, el desconcierto imperó durante la jornada, por la nubosidad que cubrió la ciudad desde temprano. Mazatlán era uno de los principales puntos de observación a nivel nacional. Los pronósticos previos del clima hicieron que algunos tomaran precauciones (hasta el entonces gobernador Francisco Labastida, canceló la asistencia que estaba programada). Muchos grupos de turistas y científicos salieron hacia el sur. Los puntos planeados por la autoridad como especiales para astrónomos e invitados especiales, finalmente no se usaron (el estadio y el área de estacionamiento de los Ferris). Según cuenta Antonio Haas en su crónica del acontecimiento, Teacapán fue muy visitado con ese motivo.

Los extranjeros que no se fueron al sur, desde las primeras horas de la mañana se fueron distribuyendo sobre la Avenida del Mar, el Paseo Claussen, en las glorietas del Paseo del Centenario. En la cima y terrazas del cerro de la Nevería hubo una concentración importante de residentes locales y sus invitados, que “en lugar de cámaras llevaban sus “sixs” y sus botanitas”, eran empresarios, gente común, funcionarios políticos, universitarios, entre otros identificados por los periodistas que también se reunieron en ese sitio.

Por todo el malecón aparecieron equipos modernos de observación; pero, los mazatlecos curiosos utilizamos todos los instrumentos al alcance, presumiendo que eran seguros. Sin embargo, los temores clásicos afloraron, buena parte de la población se quedó encerrada en casa, otros acudieron a las iglesias. Los reportes indican que en las colonias era común encontrar árboles frutales con su banderola roja, y animales domésticos, sobre todo las perras, con su listón amarrado al cuello. En los pueblos se consignó que había cundido la recomendación de pintar a las vacas de “colorado” en las panzas, en salva sea la parte o ponerles moños rojos en los cuernos.

La nota curiosa local de ese eclipse fue que, en el momento preciso del ocultamiento total del sol, el cielo se abrió rumbo al Sábalo. Ahí se había instalado un punto especial para astrónomos y turistas en los campos del Hotel El Cid. Aunque no faltó la sugerencia que ese privilegio habría sido orquestado por Don Julio Berdegué. Por cierto, hay un video en internet que consigna ese “milagro” y el júbilo de los astrónomos que ahí se encontraban.

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A nivel nacional, los rituales indígenas que se realizaron en la Isla del Mexcaltitán, convocados por el Gobernador de Nayarit, Nayarit, fueron muy destacados.

Justo al mediodía de esa fecha los mazatlecos fuimos testigos de nuevo de un oscurecimiento total a deshoras.

Es importante mencionar que el siguiente eclipse total de Sol en México, después del que podremos presenciar el 8 de abril, ocurrirá 28 años después, el 30 de marzo de 2052. Para esa ocasión, en Mazatlán el oscurecimiento se estima en 93%, justo a las 11:23 de la mañana.

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