Interesantes documentos sobre la historia Mazatlán han sido recopilados y plasmados por Jesús Antonio Lerma Garay en su obra “Historia de Mazatlán” misma que es expuesta en IV tomos
- Nos han llamado la atención varios de ellos, pero en esta ocasión les daremos a conocer lo referente a la vocación turística, portuaria, comercial, hospitalaria y las tradicionales carencias de este ahora sensacional lugar vacacional
Mazatlán, Zona Trópico, Sinaloa, México, a; 26 de Julio de 2020.- Siempre hemos sostenido que, prácticamente desde antes de su nacimiento como puerto de altura, Mazatlán ya era un punto de atracción para los distintos grupos autóctonos y que fue habitado por etnias que se dedicaban a la pesca en lo que hoy conocemos como la zona del puente Juárez o estero del infiernillo, incluso, se han descubierto vestigios de ello en lo que hoy es la Escuela Náutica de Mazatlán.
Por aquí pasaban tanto del norte como del sur muchos grupos autóctonos, unos en busca de mejores lugares para asentarse, otros en busca de lugares sagrados, como Las Labradas. En fin, Mazatlán, hasta antes de que lo habitaran los guardias conocidos como los Pardos, ya tenía un flujo y reflujo de corrientes de personas. Mismas que por algunas razones en su ir y venir hacían escalas en este lugar.
Luego de la conquista, la expansión de los conquistadores los llevó a ir conquistando tierras y Sinaloa no fue la excepción, ya que de algún modo se enteraron de que esta zona era rica en metales preciosos y maderas.
Con muchos esfuerzos lograron sus objetivos y es a partir de ahí que se desata una frenética explotación minera, misma que requería de un puerto para la exportación de los metales, las maderas y otras mercaderías, así como la importación de los insumos necesarios para poder sostener esta intensa actividad. Y fue Mazatlán el puerto que eligieron como el ideal para todo este extraordinario movimiento, marcando ahí el nacimiento del Mazatlán que hoy conocemos.
Reiteramos, los cuatro tomos de Lerma Garay están compuestos por numerosos escritos, narrativas, descripciones de gran parte de los acontecimientos que han sido claves en el devenir histórico de esta gran ciudad y puerto, y es gracias al gran sentido de la colaboración de este autor, que hoy podemos darles a conocer un fragmento contenido en el tomo II, en donde asentó la descripción del Mazatlán de esa época, misma que a continuación les dejamos para su deleite:
“Mazatlán en 1842“
Historia de Mazatlán
Texto Integro de la obra de: Jesús Antonio Lerma Garay
Mazatlán en 1842
Mazatlán es una población, que como por encanto parece que ha brotado de las aguas: no hace muchos años que esto era un desierto, un yelmo selvoso, que no manifestaba a los ojos del viajero más que el aspecto imponente de su agreste naturaleza, cuando ostenta una vegetación vigorosa.
Unos cuantos jacales era la única morada de los pocos habitantes de este puerto; y hoy Villa de los Costillas (nombre que le dio el gobierno del que fue estado de Sinaloa) tiene una extensión de más de una milla de diámetro, con cómodos y elegantes edificios, entre los que se encuentran algunos de tres pisos. Las más de las casas están amuebladas con elegancia y buen gusto, y el trato amable y franco de sus poseedores, hace que nazcan desde luego las dulces simpatías de que emanan las más gratas y simultáneas afecciones.
¿Y quién podrá resistirse al agrado, la amabilidad y al deseo de complacer? El que ha vivido algunos días en Mazatlán, esté seguro de que se llevará recuerdos gratos, y de que le será siempre grata su memoria.
Una población de ocho a diez mil almas, y la gran concurrencia de viajeros, nacionales y extranjeros, que frecuentan este puerto, hace que una grande muchedumbre anime continuamente su recinto; y aquel espíritu de movimiento y vida que engendra siempre el comercio, difunde a todas partes la benéfica influencia de los cálculos, los cambios y permutas.
Donde quiera que el Dios Mercurio ha extendido su caduceo, la felicidad se derrama a torrentes sobre la tierra, llevando el contento y la sonrisa hasta la humilde cabaña del pastor.
Los pueblos más comerciales han sido siempre los dominadores de los imperios y los mares. Los tinos fueron los primeros que se hicieron célebres por el comercio exterior. Las glorias y opulencia del sabio Salomón, se debieron a las expediciones mercantiles que emprendió Y se vendió bajo la dirección de los tirianos.
Cartago fue el emporio del mercado general, y a la Caída a de Tiro, célebre también por los amores de Dido, todo lo absorbió la prepotente Roma, de cuyas ruinas se levantó Venecia, que obtuvo por mucho tiempo el dominio de los mares, hasta que la rivalidades de Génova, y las astucias de un pontífice, suscitando funestas discordias, hicieron se ausentara el mensajero del Olimpo; y el benéfico Dios del comercio, el solícito Mercurio que siempre huye de la guerra, levantó su raudo vuelo para domiciliarse en las asiáticas ciudades que obtuvieron a su vez la primacía en el orden comercial.
Luego siguió la Inglaterra que se alzó con el tridente de Neptuno. Y surcando sin competidor todo el océano, sus bajeles no fueron detenidos más que por los hielos eternos de los polos.
La Francia y Norteamérica compiten ya con esta señora de los mares, y el tiempo decidirá cuál debe ser la primera en los negocios comerciales.
México también tendrá su día, porque colocado en un punto casi equidistante de la Asia y de la Europa, en tres o cuatro semanas podrá con sus vapores visitarlas; y esta ventajosa situación geográfica, le dará precisamente aquella influencia decisiva a que es llamada por la naturaleza misma de las cosas cambiables y por sus elementos de riqueza.
Mazatlán, pues, está destinado para hacer su papel sobre la escena, y nosotros llamamos la atención del supremo magistrado, para que le preste los cuidados que exige esta población, que pronto debe formar una ciudad de primer orden en el continente Americano.
Es ciertamente lamentable que un puerto tan poblado y concurrido, carezca de toda clase de edificios públicos: aquí no hay cárcel, ni para hombres ni para mujeres, no hay una casa municipal, ni mucho menos se encuentra un hospital, tan necesario e indispensable en un punto como este; tampoco la hay para la educación de niñas: todo, todo falta y todo necesita hacerse.
No hay en este punto más que un cuartel, tan pequeño, que no puede contener doscientos cincuenta hombres, y éste es debido a las instancias, solicitudes y eficacia del actual señor comandante general, que con su acostumbrada constancia y laboriosidad se ocupa ahora mismo de la construcción de una cárcel amplia, salubre y segura, con su división correspondiente para hombres y mujeres, y los departamentos necesarios para algunos talleres, en que puedan ocuparse los presos y aun aprender algún oficio honesto de que poder subsistir en lo sucesivo: he aquí la verdadera filantropía y el modo de hacer un bien positivo al que ha tenido la desgracia de delinquir, quizá por falta de un oficio que pudiera proporcionarle aun aquello necesario e indispensable para vivir.
También sabemos que la ilustrada junta de fomento de industria de este puerto, por excitación del mismo general D. Francisco Duque, ha comprado a muy buen precio, una gran casa en que podrán colocarse las aduanas marítima y terrestre, la misma junta de fomento, el tribunal mercantil y la tesorería departamental, con lo que se ahorrarían por lo menos dos mil pesos anuales, que por renta de casas pagaban las referidas oficinas.
Todas estas economías debidas sólo al primer jefe del departamento, lo hacen justamente acreedor a las consideraciones del supremo gobierno, y desearíamos le confiriese una mayor suma de poder, seguros de que lo emplearía sólo en bien de Sinaloa, impulsando su prosperidad.
Así apareció publicado en: el Diario del Gobierno de la República Mexicana. México 12 de septiembre de 1842. P. 3. Puerto de Mazatlán. Publicado en el Segundo tomo de: Historia de Mazatlán, páginas: 51, 52 y 53. Si usted deseas adquirir estos libros favor de comunicarse con el autor:
Contacto con el autor:
Antonio Lerma Garay:
Cel: 6692805733 – Correo: mazatlandecimononico@yahoo.com.mx
Comentario Editorial:
Como pudieron apreciar apreciables amigos, un gran trabajo de investigación y estructuración de Jesús Antonio Lerma Garay, además de una enorme labor de rescate y preservación de nuestro legado histórico, mismo que es fundamental para que quienes tenemos la fortuna de vivir aquí, nótese que dije vivir, y no nacer, y es que en verdad, conocer la historia de nuestras comunidades, pueblos, ciudades, estados y países, es esencial, elemental para que podamos entender la realidad que vivimos hoy.
Un ejemplo muy claro se nos da en el contenido que líneas atrás les presentamos, en donde se nos habla del Mazatlán de 1842 y en donde se nos deja ver con nitidez el movimiento turístico que ya se vivía en esas épocas en Mazatlán. Si todos ustedes hicieran un ejercicio como el que ya hemos hecho en este medio, relativo a preguntarles a los operadores turísticos y estudiantes de turismo en sus distintas ramas de Mazatlán sobre el nacimiento de esta actividad aquí. Les podemos asegurar que les sorprenderá el gran desconocimiento que existe en la materia.
Luego entonces, si no tomamos en cuenta nuestra herencia en materia turística y en consecuencia los beneficios que esta acarrea al resto de las actividades como el comercio, los servicios entre otros más. Pues, sencillamente pasa lo que está pasando en Mazatlán: que todo mundo tiene su idea de lo que es y cómo debe de ser la actividad turística en este bello lugar.
Por ello pues recomendamos a las autoridades de los tres niveles, que adquieran este tipo de obras para que sean de consulta obligada en las escuelas de cada ciudad donde se generen, incluso a nivel estado. Les podemos asegurar que de hacerlo, será una de las mejores inversiones sociales que harán y en beneficio de la población en general.
Visitas: 285