
Así, como en tiempos inmemoriales las cortes provenzales rendían culto a los poetas; desde hace cien años se instauró en Mazatlán una tradición similar que hoy permite a las cortes carnavaleras galardonar a los poetas ganadores con un trofeo alusivo y un premio monetario
Por: Enrique Vega Ayala
Cronista oficial de Mazatlán
- 1- Del siglo XV en Francia al XXI en Mazatlán.
En ningún otro lugar del mundo los festejos populares de carnestolendas incluyen un programa cultural. Mazatlán ostenta orgulloso esa distinción, heredada y conservada por generaciones.
La ceremonia de juegos florales es el tronco fundacional de esta larga tradición que permite al carnaval de Mazatlán convertirse en plataforma multitudinaria de divulgación de actividades ligadas a las bellas artes y seguir siendo la fiesta popular por excelencia.
El certamen poético mazatleco lleva el nombre de Clemencia Isaura, en honor a la aristocrática mecenas, originaria de Toulouse, Francia, que fundó en el siglo XV un concurso entre trovadores que competía por el premio consistente en una flor natural.
Así, como en tiempos inmemoriales las cortes provenzales rendían culto a los poetas; desde hace cien años se instauró en Mazatlán una tradición similar que hoy permite a las cortes carnavaleras galardonar a los poetas ganadores con un trofeo alusivo y un premio monetario. Este concurso porteño es el más antiguo de cuántos existen hoy en México y es muy apreciado en el mundo de las letras nacionales. Por ello no es extraño que, para la conmemoración centenaria se registraran 442 obras en busca del premio.
- 2- Un largo prólogo.
Los mazatlecos de finales del siglo XIX soñaron con hacer del puerto la “Atenas del Pacífico”. Eran aquellos tiempos de la abundancia en el comercio y la industria, las cuales producían toda la riqueza material en los tiempos de Don Porfirio, misma que sirvió en el impulso de una rica actividad culterana.
En este ambiente nacieron los primeros Juegos Florales que se pueden documentar en la historia local. La celebración del centenario de lo que entonces se reconocía como fecha fundacional, en 1906, fue el motivo de su primigenia convocatoria en el puerto. Eso sí, aquella promoción fue flor de un día, no hubo continuidad.
Casi 20 años después, cuando se querían dejar atrás los efectos dañinos de la guerra revolucionaria en vida comunitaria, se organizó la Primera Exposición Regional del Noroeste (Comercial, industrial, agrícola y ganadera) como intento para impulsar la entonces muy deteriorada economía mazatleca.
En el marco de esta exposición, la sociedad literaria “Vesper”, a propuesta del Dr. Rafael Domínguez y el Ing. Alfredo Álvarez, colaboró con los organizadores de la feria convocando un concurso poético que trajo de nuevo a estas playas la idea de los Juegos Florales.
En los años posteriores, una sociedad artística local empezó a organizar Tertulias poéticas los viernes previos al inicio de la máxima fiesta mazatleca; en 1928 se logró convocar de nuevo a los poetas a un Certamen bajo la denominación de Juegos Florales. Ese año, por primera vez un concurso de esta naturaleza se integraría al Carnaval, como un preludio cultural al desacato generalizado. La reina de aquel carnaval presidió la ceremonia de entrega del premio al autor de los versos ganadores del certamen.
La semilla poética siguió cultivándose en tertulias precarnavaleras. Hubo flor natural en 1934; de nuevo, con la presencia simbólica de la soberana en la entrega del galardón poético.
En 1937 se generó la fusión de las fiestas de los versos y de la carne. Desde entonces se integró la fiesta del Gay Saber al programa oficial de nuestro Carnaval. Durante mucho tiempo el arranque de los festejos se instalaron el viernes, con el ceremonial de Los Juegos Florales, aunque la Quema del Mal Humor continuara al día siguiente, a pesar de haber sido la actividad inicial durante poco más de 30 años.