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Por: Jesús Antonio Serrano Martínez
Socio Honorario. 45 años como Socio
De una pequeña casa en la calle Romanita de la Peña a la enorme Casa Redo
- Sin más recursos que los propios ingresos que se generaban vía eventos y cuotas de socios, Chuy Serrano decide adquirir el edificio que sería la casa propia del Club Muralla
A través del paso de los años, en la historia del Club Deportivo Muralla, fueron varias sus lugares de ubicación, aquellas casas en donde se quedaron grandes e inolvidables recuerdos, que todavía perduran a pesar del transcurso del tiempo.
La primera de ellas, en donde nace el Muralla, fue una casita situada en la calle Reforma hoy Romanita de la Peña esquina con Venus. Casa, que se las rentó a aquellos jóvenes entusiastas por $6.00 mensuales el chino Francisco Chong propietario de la tienda “La Gran Muralla”, tienda que estuvo ubicada en la misma calle Reforma esquina con calle Del Sacrificio hoy Niños Héroes.
Al tiempo, estos jóvenes se tuvieron que mudar a una casa más grande por la misma calle Reforma casi esquina con calle Tacuba hoy Heriberto Frías.
Al transcurrir de los años, la sociedad murallense fue en crecimiento y buscaron un lugar más amplio donde mudarse, encontrando un edificio en la calle Heriberto Frías. En este edificio de Heriberto Frías, se escribirían grandes historias, ya que sucedió en una de las mejores épocas sociales del Muralla y del Mazatlán de aquellos años de a mediados del siglo 20.
Aún en el edificio de Heriberto Frías, el 7 de octubre de 1966, tomaría las riendas del Muralla como presidente Jesús Serrano Ibarra para el periodo 1966 – 1967 junto con una directiva de socios entregados y buscando el mejor camino para el club.
Todavía no terminaba el año de 1966, cuando Chuy Serrano le plantearía a Don Juan E. Gavica Oropeza, primer presidente del club, presidente de la Comisión Permanente y hombre de gran valía y respeto dentro de la sociedad murallense, la adquisición de una casa propia.
En esa conversación, Don Juan le preguntó a Chuy Serrano que con cuánto dinero contaba el club para poder hacer ese gasto, Chuy Serrano le respondería que el Muralla no tenía dinero, que sólo contaba con los ingresos por las tardeadas dominicales, los consumos en el bar y las cuotas de los socios. Ante esa respuesta Don Juan Gavica se sorprendió, no por la economía, sino por la actitud y el valor de querer comprar algo que podría salir costoso sin contar con el suficiente dinero.
Se tuvieron varias reuniones entre la Directiva y la Comisión Permanente para definir las estrategias a seguir en busca de la adquisición de una casa propia. Con mucho anhelo, buscaron que el inmueble que querían no se saliera de la zona en donde había nacido el club, específicamente lo que hoy es el Centro Histórico o el casco antiguo de Mazatlán.
Vieron como opciones la Casa Haas Menchaca, en donde ahora se encuentra el Estacionamiento Municipal ubicado en la calle Mariano Escobedo, el Hotel Francés, localizado en la Calle Sixto Osuna y Niños Héroes y el Hotel Central, lo que ahora es Plaza la Concordia en Belisario Domínguez y Ángel Flores.
Siguieron buscando otras opciones y al fin encontraron y se decidieron por la “Casa Redo”, una casona semidestruida en la esquina en donde convergen las calles Sixto Osuna antes calle del Oro y Venus. Era una casa abandonada, propiedad de la familia Redo, familia adinerada de abolengo desde la época del porfiriato.
La directiva se enfrentó con los primeros problemas de la Casa Redo, esta estaba embargada por el gobierno del estado. Se realizaron varios viajes a Culiacán, en donde tuvieron pláticas con Don Alejandro Redo, el propietario, y con el gobernador del estado Don Leopoldo Sánchez Celis, llegando a acuerdos que dieron muy buenos resultados.
Don Alejandro Redo, pedía la cantidad de medio millón de pesos por esa casa abandonada.
Ahora, se presentaba lo más difícil, de donde obtener los dineros para realizar la compra y rehabilitación del edificio.
Ya iniciado el año de 1967 y con el aval otorgado por Don Juan E. Gavica Oropeza, se obtuvo un crédito a largo plazo de $5 000 000.00 por parte de la Cervecería del Pacifico, con el apoyo de su gerente Don Joaquín Vega Nieto para la compra y reconstrucción de la casa nueva.
La Comisión Permanente, firmó los contratos como parte legal ante el compromiso. La operación se cerró en el despacho del Lic. Rivera Soto, se hicieron los trámites y se hipotecó el edificio.
Ese mismo año de 1967, se iniciaron los trabajos de rehabilitación y reconstrucción de la casa, que al incrementarse los gastos, la asamblea de socios aprobó la aportación de $1000.00 por socio.
El 7 de octubre de 1967, Jesús Serrano Ibarra es reelegido para el periodo 1967 – 1968 como presidente del club, para seguir dándole seguimiento y continuidad a la obra de rehabilitación y reconstrucción de la nueva casa murallense.
El día sábado 17 de febrero de 1968, el nuevo edificio social fue bendecido por el obispo de Mazatlán Miguel García Franco y, después se dio paso a su inauguración por el Gobernador del Estado Don Leopoldo Sánchez Celis en compañía de Jesús Serrano Ibarra como presidente del club, del Presidente Municipal Don Bernardo Sánchez Osuna, de ex presidentes del Muralla y varios socios fundadores.
Se gastaron $413 622.53 en la reconstrucción y rehabilitación de la nueva casa, conservando su arquitectura Neoclásica Tropical de esa época decimonónica, gracias a la supervisión del socio Don António Haas.
Faltaban 60 días para que Jesús Serrano Ibarra terminara su gestión como presidente, cuando se liquidaron los compromisos que se adquirieron con las diferentes casas comerciales durante la reconstrucción de la antigua casa.
La casa propia murallense, se logró gracias al trabajo arduo de una directiva apoyada por un grupo de socios que por amor a su club, dieron lo mejor de ellos para lograr al fin un sueño.
El Club Deportivo Muralla A.C. ha llegado a 100 años de su fundación y, la mayoría de esos socios que hicieron este club ya no estarán entre nosotros.
Aunque se vislumbra un panorama de alejamiento, hacia un club lleno de historias, nostalgias y recuerdos, los socios que nacimos y crecimos en el Muralla, anhelábamos con ansias esta fecha, para rendirle un tributo a esos socios que nos dejaron un legado, en donde muy pocos, lo han sabido valorizar.
Felicidades Club Deportivo Muralla, inolvidables tus recuerdos.
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