En estas fechas, donde recordamos las historias y leyendas de los pueblos, queremos compartir de nuevo algunas, mismas que ya hemos publicado en años anteriores, las cuales seleccionamos una por municipio del sur de Sinaloa

Cabe hacer mención que las leyendas son parte de los tesoros de los pueblos del mundo y Sinaloa no es ajeno a estos valiosos tesoros que nos dan identidad y, dentro de ellas; hay algo de verdad de lo que son nuestras historias, sus personajes, sus lugares y  su cultura.

Así que pónganse cómodos, prepárense un Café el Marino, que este mes y año cumple 73 años de deleitar los paladares de Mazatlán, Sinaloa y México… Y lea con toda la tranquilidad las Leyendas que les seleccionamos.

Iniciamos con Cosalá para concluir con una leyenda de los Tepehuanes del sur de Sinaloa.

La casa de la familia Campaña

Ayuntamiento de Cosalá

En una edificación de este mágico pueblo, se dice que es ya habitual la convivencia con sus fantasmas, que se escuchan extraños ruidos y que algunas cosas se mueven de su lugar, esta es la casa de la familia Campaña, ubicada en la Calle Vicente Guerrero.

Comentan que a finales del Siglo XVII habitaba en esa casa un próspero minero, cuyos caudales de oro y plata eran la envidia de la gente.

A esta persona le gustaba bastante el juego de baraja, el cual practicaba todas las tardes con otros personajes acaudalados, hasta que en una ocasión tuvo la suerte y la desventura de ganar una partida que desposeía de sus bienes a sus adversarios, los cuales. ante tal afrenta decidieron matarlo, no sin antes someterlo a una maléfica tortura, procediendo de inmediato a sepultarlo en el patio de la misteriosa casona, pero cuando se decidieron a robar su fortuna jamás la encontraron y solo las gruesas paredes quedaron como mudos testigos de el gran tesoro.

Desde entonces, se cuenta, y son testigos se dice, que los actuales moradores son constantes los lamentos que escuchan, el rechinido de cadenas y metales, la frecuente apertura de puertas y ventanas, así como una serie de acontecimientos donde se manifiesta el ánima del minero, que hasta el momento se encuentra buscando el descanso eterno.

El tesoro jamás ha sido encontrado.

La tumba encadenada

Cuenta la leyenda que en esta tumba están los restos de una pareja que eran hermanos y se enamoraron, el pueblo descubrió este amorío y fueron linchados, ya que en ese tiempo como ahora se considera un pecado muy grande la relación amorosa entre dos familiares tan cercanos.

Los hermanos fueron sepultados en la misma tumba, a la mañana siguiente fueron encontrados fuera del panteón, se cuenta que era el propio demonio era quien los arrojaba del camposanto para que no descansaran en paz, por lo que los pobladores tomaron la decisión de encadenar la tumba con cadenas en forma de cruz para proteger a los hermanos, para que ya no fueran desalojados del camposanto.

Se cuenta que por muchos años el día de los fieles difuntos en lugar de flores les ponían un manojo de hojas de maíz en señal de que ellos se habían comportado como animales, no perdonaban los pobladores ese hecho, actualmente entre los atractivos y leyendas del Pueblo está la tumba encadenada.

La Casa de los 3 pisos

Por: Juan Ramón Manjarrez

La Casa de los Tres Pisos San Ignacio de Loyola Sinaloa México Pueblo Señorial 2021Ya había sido advertido el doctor, que no se asomara por ningún lado, so pena de ser alcanzado por una bala, pero no hizo caso. Abrió una de las alas de la ventana del tercer piso y pertrechado sobre un muro inclinó ligeramente el cuerpo y asomó la cara para mirar hacia la iglesia, recibiendo un certero impacto de bala, de un máuser 7 milímetros, tres dedos arriba del entrecejo. Instintivamente, el doctor, puso las manos sobre su frente como queriendo tapar la herida. Luego en acto de muerte regresó a su posición inicial, quedando de pie y con la cabeza ligeramente pegada sobre el muro y las palmas de sus manos ensangrentadas sobre la pared, como sosteniéndose para no caerse.

La confrontación terminó y las fuerzas revolucionarias tomaron la población mientras que la familia del doctor recogió el cuerpo y abandonaron el pueblo sin que nadie supieran de ellos. Desde entonces los vecinos de la casona dicen que no pasa noche sin que no escuchen lamentos y llamados de auxilio que provienen precisamente del tercer piso a la altura de donde están las huellas rojas de las manos del doctor y de su cara estampada como serigrafía sobre el enjarre de la habitación. Algunas personas, acompañadas por un sacerdote intentaron borrar las huellas de sangre, pero fue inútil, después de tanto tiempo aún permanecen allí.

Por eso la llegada de Diamantina acompañada de un niño como de seis años, impecablemente bien vestido: pantalones cortos, zapatos medio botín, camisa de manga larga, tirantes para sostener los pantalones, y una boina vasca con una mínima visera al frente, causo curiosidad y extrañeza. Diamantina vivió por lo menos quince años en esa casona sin que nadie hubiese tenido noticia de su pasado y sin que ella renegara de ruidos extraños o aparecidos. Sólo se sabía que había clausurado el segundo y tercer piso de la casa y que ella habita exclusivamente la planta baja. Tuvo poco contacto con los vecinos quienes muy pronto se acostumbraron a la rutina que impecablemente cumplía: Lo sábados salía a la tienda, que estaba a unos cuantos metros de la casa, a comprar mandado. Entre semana, llevaba al niño a la escuela agarrado de la mano y en absoluto silencio. Luego regresaba a la hora del recreo y en cuanto veía al niño salir al patio de la escuela ella rápidamente se acercaba y le compraba alguna golosina y esperaba allí hasta que la media hora del recreo terminaba y Rubencito regresaba al salón de clases. A medio día lo recogía y de pasada entraban un momento a la iglesia haciendo una breve oración en silencio. Rubencito no tenía amigos ni salía nunca a jugar a la calle.

Invariablemente, el primer lunes de cada mes, ella y el niño, quien ese día no iba a la escuela, tomaban el camión rumbo a Mazatlán y regresaban en el último tranvía de la tarde. Alguien dijo que una vez los habían visto entrar a un banco y cómo el gerente los recibía con comedimiento. No había más que decir de ellos. Así pasaron los años y Rubencito fue creciendo y convirtiéndose en un mocetón un poco torpe e ingenuo, debido la sobreprotección de Diamantina, hasta que un buen día, y ya en edad de merecer, Rubén cruzó mirada con una muchacha que vendía dulces en la plazuela y pudo sentir cómo una parvada de colibríes salía volando de su corazón, cada vez que la veía.

Sonsacado por la dulcera y en un descuido de Diamantina, Rubencito metió a la muchacha a la casa e inició una relación furtiva que marcaría para siempre su destino. No fue hasta aquella tarde en que Diamantina descubrió en el fondo del patio, el enjambre de colibríes danzando como borbotones de agua caliente, muy cerca del brocal de la noria cuando comprendió que su Rubencito había crecido demasiado. Pero ya no hubo tiempo de rectificar. Esa misma tarde y hasta ya muy entrada la noche se escuchó el traqueteo constante de un martillo. La casa amaneció tapiada con fajillas de amapas y deshabitada nuevamente. Algunos años después, un gambusino que bajó del mineral, El Tambor, a vender pepitas de oro en la tienda de los Milán, contó que Diamantina era descendiente de un soldado francés que había huido hacia la sierra después de una refriega que tuvo su regimiento en la costa de Culiacán. Que Diamantina había trabajado como criada en una hacienda de Durango y que su patrón abusó sexualmente de ella, hasta que la embarazó, para luego obligarla a reconocer públicamente que ese niño era hijo legítimo de sus patrones y que, a cambio, ella mantuvo el trabajo y el privilegio de estar cerca del infante, ya que le habían asignado la responsabilidad de ser su nodriza. La historia, aseguró el gambusino, se conoció cuando Diamantina, y el niño ya grandecito, desaparecieron de la hacienda sin que su patrón pudiera encontrarlos, a pesar de los esfuerzos que este hizo por localizarlos. Se supo después que Rubén vivió en San Dimas, felizmente casado con la dulcera de San Ignacio y que Diamantina, a pesar de los años que ha transcurrido, sigue espantando con sus quejidos y reclamos de ingratitud desde el fondo de aquella noria cuando escuchó el aleteo de los colibríes danzando amorosamente muy cerca del brocal.

Lo qué sucedió en el Panteón Ángela Peralta

Por: Sandra Luz Moreno Espinoza

Sucedió en 2017, esa tarde, el Cronista de Teacapán, Joaquín Hernández nos había convocado para hablarnos de diferentes personajes entre ellos Ángela Peralta, que en ese panteón en algún tiempo estuvieron enterrados sus restos, para después trasladarlos a La Rotonda de los Hombres Ilustres en la Ciudad de México, a donde reposa actualmente.

Fue una tarde de negros nubarrones, el verano estaba en todo su esplendor, el calor de la tarde nos abrazaba, y nosotros entre sorbo y sorbo de agua y refresco, escuchábamos con mucho interés a Joaquín hablar de importantes personajes, la paz de este santo recinto, se sentía y resentía en cada uno de los que ahí estábamos, atentos a la plática, de vez en cuando escuchábamos algún ruido que nos distraía momentáneamente de tan interesante relato, pero luego seguíamos escuchándolo.

Para mucha gente es extraño que a algunas personas nos guste ir al campo santo a este tipo de actividades, o simplemente recorrerlos para conocer los nombres de personajes que ahí tienen su última morada, a muchos los intimida estar ahí, o sienten temor de encontrarse algún alma que todavía ande en pena.

Entre lo que más impresionó a quienes escuchábamos tan importantes historias del cronista fue que, cuando fueron exhumados los restos del Ruiseñor Mexicano, los albañiles que sacaron los restos todos fallecieron, más no se sabe a ciencia cierta si contaminados por la peste o como producto de las fantasías que rodean a toda esta historia.

La tarde fue cayendo, y las nubes que avizoraban tormenta se fueron haciendo más espesas y obscuras, estábamos a punto de retirarnos después de concluida la charla, cuando sucedió algo que nos puso los vellos de punta, fue que al terminar la plática del Cronista cuando sucedió lo siguiente:

Antes de despedirnos y cuando se dijo que descanse en paz Ángela Peralta y todos los integrantes de su elenco, un viento fuerte azotó los árboles del panteón anunciando un vendaval, tal pareciera que Ángela Peralta y los miembros de su compañía nos mostraran su agradecimiento por este homenaje que le hicimos, pues exactamente cuando terminamos inició la tormenta, y vaya que tormenta la que se vino.

Mientras estaba escribiendo estos relatos, la luz de la oficina se apagó, no sé si fue porque se fundió la lámpara, o algún espíritu travieso vino a ver que escribía. ¿Ustedes que creen?…

Historias de aparecidos en Concordia, Sinaloa:

La mujer de negro

Por: Robbin Logan

Una de las historias más tenebrosas y cuyo origen es un hecho verídico, relata el testimonio de un joven que al salir después de una noche de diversión en una conocida discoteca de Concordia, se dispuso a dirigirse a su domicilio ubicado a un costado del panteón municipal, esperó unos pocos minutos para acompañarse de sus amigos y no caminar solo, pero luego de notar que seguían adentro y él deseaba retirarse lo más pronto posible, se encaminó rumbo a su casa en plena madrugada bajo una noche oscura sin luna ni estrellas y cobijada por un ligera neblina de invierno. Al aproximarse a su domicilio, se percató a lo lejos de la silueta de una mujer con un vestido largo negro parada afuera de una de las esquinas del panteón municipal, no le tomó mucha importancia pues consideró que se trataba de alguna señora que iba temprano a misa de domingo. Conforme se acercaba notó que la mujer no se movía y el rostro lo tenía cubierto con una mantellina y un sombrero grande, cuando se llegó el momento de pasar por un lado de la mujer, esta se le emparejó y lo empezó a seguir mientras caminaba detrás de él, sin embargo parecía que flotaba debido a que no se le veían los pies. El joven aceleró el paso pero sentía que no avanzaba nada, de repente un miedo descomunal invadió todo su cuerpo al presentir que lo que estaba sucediendo era algo fuera de este mundo. A pocos metros de llegar a su casa se le hizo una eternidad desplazarse hasta la puerta principal. Una vez ahí volteó hacia un lado y la mujer de negro se encontraba junto a él, en ese instante quedó petrificado al ver la figura fantasmal y lo más tenebroso ocurrió cuando la mujer volteó hacía él y se descubrió el rostro, mostrándose cubierta con sangre y demacrada, el joven intentó gritar con todas sus fuerzas pero fue en vano, el alarido no salió de su boca, no le quedó más que cerrar los ojos y al abrirlos la mujer se había desvanecido completamente. Fue tanto el impacto que el joven se quedó temporalmente mudo, duró 15 días sin poder decir ni una sola palabra.

Una historia macabra

Por: Rubén Romero

Suceso  que sucedió el 21 de octubre del 2016, cuando se disponían a sepultar a un difunto y sus dolientes y familiares al cavar la fosa, se encontraron en la tumba vecina con muchos objetos y fetiches, que simbolizan las prácticas de magia negra y brujería.

Se trataba de 36 bolsas repletas de objetos, tales como: muñecos que contenían fotografías que estaban atravesados con alfileres, frascos de vidrio con cientos de fotos pertenecientes a gente del mismo pueblo, así como de los pueblos circunvecinos, entre otros, de Apoderado, El Pozole, Aguaverde, El Rosario y muchas fotos desconocidas.

También se toparon con cruces de sal y azufre, ropa interior y muñecos con alfileres, “cazuelas de barro” con comida y azufre, calaveras de cera con clavos en las orejas y en los ojos, entre los fetiches se encontraba un santo llamado “El Señor de La Misericordia” envuelto en con una gruesa cadena de acero, con una piedra en la cabeza y la imagen de unos diablos tras la foto, la figura de un diablo amarrada con un cordón rojo, que conformaba la pieza de una túnica de los sacerdotes y ocho espejos pegados a esta figura.

Dicen los que estaban en ese momento desenterrando los objetos, sintieron una atmosfera muy pesada, falta de oxígeno, olor azufre y se quedaron impactados y perplejos de ver tantos fetiches y fotos juntas, por lo que discernieron que este trabajo no lo pudo haber hecho una sola persona, sino que involucraba a muchas, por lo que se cree que pertenezcan a una secta.

Por la parte eclesiástica, a petición de los pobladores de Chametla, tuvo que asistir al panteón el párroco de la Iglesia de San Pedro, para verificar estos hechos y para bendecir el lugar donde se encontraron los objetos, roseándolas con agua bendita. El clérigo comentó, que anteriormente había presenciado esta clase de hechos, pero no en la magnitud del panteón de Chametla. “esto fue algo impactante, porque se encontraron cráneos humanos con clavos en los ojos” declaró asombrado según contaron los ahí presentes.

Los Tepehuanes del sur

Las almas de los muertos

(Mito)

Por: Dr. Luis Alfonso Grave Tirado

“Se tiene la creencia de que las personas tienen dos almas, una que está en el interior y otra en el exterior del cuerpo. “Al morir, una de ellas va al poniente a un lugar llamado Itchamet [situado en la costa del sur de Sinaloa]. En el camino, primero llega a un lugar en donde hay perros que ayudan al alma a cruzar un río. Su ayuda depende del trato que el difunto dio en vida a los perros, pues si fue muy malo ahí mismo lo pueden ahogar e impedir que llegue a su destino. Después de cruzar el río hay unas piedras que señalan la entrada a Itchamet. Como el acceso es muy angosto se batalla mucho para entrar. Si se traen muchos pecados, el alma puede atorarse y sufrir mucho. Cuando van a correr al alma, el abogado (el chamán) la llama desde Itchamet. Si el curandero es buen abogado, el alma se podrá ir con ‘el Dios’ a Hitch Dyam.” (Reyes, 2006, Tepehuanes del sur, p. 33).

Si ustedes, apreciables lectores, tienen alguna leyenda que compartir de su población, ciudad o estado, no dude en enviarla, no se preocupe por la redacción, acá se la arreglamos y de serle posible m{ande algunas fotografías que tengan relación con la misma. Puede hacerlo mediante la caja de comentase que aparece al final del presente o vía el siguiente correo: hector@mazatlaninteractivo.com. o vía Whatsapp: 6692524258

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