Por Francis Velarde
Combatir la caída del pelo no es fácil en algunos casos, pero puedes evitar comportamientos en tu día a día que, sin darte cuenta, estén afectando a la salud de tu cabello.
Unos cabellos en la ropa o en la almohada ,pueden ser la primera señal de una caída anormal del cabello. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Es importante discernir entre alopecia y una simple renovación del cabello.
La diferencia entre una cosa y la otra es fundamental para determinar si padecemos o no un trastorno capilar.
Los expertos consideran que perder más de 100 cabellos al día es un ritmo demasiado elevado que no es propio de un proceso natural.
Los cabellos que se han de caer de forma sana son solo aquellos están en la fase telógena o de caída, los cuales representan alrededor del 15% del total. El resto está en fase de crecimiento o anágena y fase de transición o catágena.
El pelo sano se desprende porque está en fase de renovación, después de llevar tres meses desvitalizado. Antes de caerse, se inicia la formación de uno nuevo en la base del folículo que es lo que le empuja.
El pelo nuevo tardará otros tres meses en ser adulto.
Nuestro cuero cabelludo tiene 100.000 cabellos que crecen, viven un tiempo en “reposo” y se caen. Es el ciclo de vida de nuestro cabello que, a veces, se ve alterado por diversas causas. Esas alteraciones son las que producen una caída capilar superior a las 100 fibras diarias, que es la cifra normal de reciclado capilar ya que cuando unas se caen, otras crecen. Si se interrumpe ese ciclo o se daña el folículo piloso, podemos notar que el pelo se cae más abundante y rápidamente.
¿POR QUÉ SE CAE EL PELO?
Hay tres principales causas que identifican la pérdida de cabello:
Se conoce como alopecia androgenética y se debe a una sensibilidad genética a la dihidrotestosterona. Es más frecuente en hombres que en mujeres, retrasando la línea de crecimiento de cabello y despoblando la zona de la coronilla. En las mujeres, los síntomas son adelgazamiento en la melena drástica, haciendo patente una pérdida de densidad drástica en la melena.
Nutricional.
Se debe a la carencia de nutrientes básicos para que el pelo crezca fuerte y sano. Vitaminas y minerales como la vitamina D3, ferritina, hierro, zinc, vitamina B12 y ácido fólico que hacen que esta sea la causa más común de pérdida de pelo.
Inflamatoria.
Es la más diversa, donde se engloban todo tipo de afeccionres: desde las ocasionadas por contacto con productos químicos (como la lejía) hasta la provocada por trastornos autoinmunes, la derivada de efectos secundarios por la acción de medicamentos o la causada por estrés.
Que hacer si se me cae el pelo: Soluciones para cada causa.
Es muy difícil prever si vamos a padecer algún tipo de alopecia durante nuestra vida, salvo que tengamos antecedentes genéticos, en cuyo caso, poco podemos hacer. Cuando nos ponemos manos a la obra suele ser cuando ya notamos los efectos de la caída capilar y, en casos con antecedentes genéticos, es prácticamente imposible poner remedio.
Sin embargo, cuando en la ducha vemos cómo se estanca en el desagüe una cantidad anormal de pelo o en el cepillo el rastro de pérdida es preocupante, podemos indagar si existe otro tipo de causa donde podamos actuar. Lo más inmediato es hacernos un análisis de sangre para valorar los niveles hormonales o si existe alguna carencia nutricional como falta de hierro.
En cuanto a la pérdida inflamatoria, aún siendo más difícil de prevenir, es la más fácil de atacar. Por ejemplo, en el caso de estrés la solución es evidente: evitar el estrés; aunque en la práctica no resulte sencillo. Pero también podemos evitar la obstrucción en inflamación del folículo piloso usando un exfoliante del cuero cabelludo o evitando someter a nuestra melena a peinados demasiado tirantes que provoquen esa inflamación.
Lo mejor en todos los casos es acudir a un médico especialista para que identifique claramente las causas de la caída del pelo y si se trata realmente de un caso que necesite de tratamiento, porque muchas veces nos asustamos al notar una coleta más estrecha y, simplemente, es una percepción nuestra. Por eso, la ayuda de un experto es esencial para determinar cuál es el tratamiento que más te conviene, especialmente cuando se trata de una pauta farmacológica.
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