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Los Valores Diferenciales de Maztalán son extraordinarios y este templo es uno de ellos 

Texto: Archivo de Mazatlán Interactivo
Vídeo: Mazatlán Interactivo
Fotos: Amigos de Mazatlán y
Mazatlán Interactivo.

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El Templo de San José es la construcción religiosa más antigua de la ciudad, data de principios del siglo XIX. La congregación religiosa de las Carmelitas Descalzas fue la encargada de la construcción de esta bella iglesia.

Tiene el mérito de todavía seguir en pie sin perder sus rasgos y diseños originales. No se conoce con exactitud la fecha en que este templo fue construido pero existe un cierto consenso entre los historiadores de la ciudad que su levantamiento empezó en el año de 1837 y que se llevaron cinco años para dejarlo totalmente terminado.

La razón de su pequeño tamaño si se le compara con otros templos católicos contemporáneos o posteriores, se debió a que en los tiempos en que fue construido, la población del Puerto de Mazatlán no sobrepasaba los 4,000 habitantes y a que muchos de ellos eran extranjeros que profesaban otras creencias religiosas.

Se cuenta que la calle que pasa frente a esta iglesia, la cual se llama Campana, debe su nombre a que en tiempos remotos y por varios años, estuvo una gran campana en la calle que debido a su peso no podía ser instalada en la capilla y ahí permaneció hasta la época de la intervención francesa. Fue entonces cuando unos devotos franceses se dieron a la tarea de instalar la campana con ayuda de poleas y cuerdas, mientras que los vecinos se acostumbraron a nombrar a la Calle de la Campana.

Por lo que respecta al Cristo que se venera en su interior, cuenta la historia que en 1854, tras un fuerte temporal que azotó la costa, apareció en lo que hoy es Puerto Viejo una caja de madera parecida a un ataúd la cual en su interior portaba un cuerpo. Los espantados pescadores dieron aviso inmediato a las autoridades, quienes al abrir el misterioso cajón encontraron una imagen de Cristo tamaño natural. Sin más preámbulo, considerando que se trataba de un milagro, llevaron el Cristo a la recién estrenada capilla, donde permanece y es venerado por los mazatlecos.

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Descripción del Templo

El templo de estilo Franciscano está ubicado en las faldas del “Cerro de la Nevería” y su construcción descansa sobre una plataforma muy alta a la que se llega por unas empinadas escalinatas de piedra. Tiene un atrio muy grande para una parroquia de su tamaño y sólo cuenta con una torre de tamaño bajo y su fachada esta desprovista de decoraciones, a excepción de las que existen en la puerta y ventana del coro.

Este templo solo tiene una nave central y carece de detalles decorativos y a diferencia de otros templos no existe una cúpula en el altar. Su altar central es del tipo ecléctico y su cuerpo de madera está cubierto por decoraciones de hoja de oro, con la imagen de San José cargando al niño Jesús al centro, flanqueado por las imágenes de Santa Teresa de Ávila y la de la Inmaculada Concepción, que fueron traídas especialmente de Europa a mediados del Siglo XIX por los ricos comerciantes Españoles avecindados en la ciudad. En un tiempo llegó a tener su techo forrado de madera labrada con incrustaciones de laminillas de oro y en la pared cóncava posterior de su altar tenía pintado un paisaje que semejaba al cielo, lo que causaba la impresión de que las imágenes estuvieran suspendidas y se sintiera como si realmente formaran parte de la misma vista.

En la pared norte se encuentran dos grandes nichos en los que reposan unas excelentes e impactantes imágenes de Cristo nuestro Señor muerto y otra de Cristo en la cruz acompañado por la imagen de la dolorosa y sufriente Virgen María.

Desdichadamente al templo se le han hecho adiciones hacia su lado Sur, las que lo han hecho perder un poco su belleza y uniformidad arquitectónica.

Frente al templo y a sus costados se pueden encontrar varias hermosas casas antiguas que enmarcan los alrededores del templo y nos hacen sentir que regresamos a un pasado glorioso.

Sin duda, es un monumento arquitectónico de Mazatlán de valor incalculable, que vale la pena conocer, visitar y volverlo a apreciar varias veces

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