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No sé hasta dónde estará enterado el presidente López Obrador de las bondades turísticas y ecológicas del municipio de Escuinapa, pero evidentemente no le han pasado la película completa del, hasta el momento, fallido desarrollo turístico iniciado en el sexenio del presidente Calderón conocido ahora como Playa Espíritu
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Más aún, es una zona donde se localizan las denominadas Marismas Nacionales, en donde se cobijan espectaculares hábitats en los que abundan especies marinas y terrestres así como flora de increíble variedad.
Todavía más, en esta privilegiada zona existen grandes porciones de terrenos que son muy fértiles y que en ellos se desarrolla la agricultura y la ganadería de manera intensiva.
De igual forma, en esta área la pesca, tanto deportiva como comercial son abundantes y variadas.
Lo anterior es una breve descripción de lo que tiene como carta de presentación toda esa hermosísima franja que va de la ciudadde de Escuinaoa y cabecera municipal del municipio que lleva el mismo nombre, hasta Teacapán, el paraíso pesquero-turístico del sur de Sinaloa.
Pero falta más, ya que también forma parte de la increíble y nunca bien ponderada Zona Trópico, que abarca desde el municipio de Cosalá, hasta precisamente el municipio de Escuinapa, y que por sus propias características le da a toda el área un sello de identidad único y distintivo. Pero que no ven quienes deberían de verlo.
Y por si fuera poco lo anterior, Playa Espíritu se ubica también en las confluencias del Golfo de California y el Océano Pacífico y es parte del corredor Mazatlán-Sur de Sinaloa.
Luego entonces, si en esta zona se invirtió, porque fue un hecho que se hizo una fuerte inversión, en un desarrollo turístico que, al menos en teoría, vendría a revolucionar, no solamente al municipio de Escuinapa sino a todo el sur de Sinaloa, preguntamos: ¿Por qué está durmiendo el sueño de los justos?…
Hemos seguido de cerca este proyecto desde antes de su nacimiento, y es que como promotores que somos, junto con personas originarias de ahí, mismas que contaban también con una visión muy desarrollada hacia el futuro, considerábamos que esta zona contaba con un enorme potencial turístico y económico de grandes proporciones y que era cuestión de tiempo para que se aprovechara al máximo.
Recordamos las grandes tertulias que sostuvimos, no solamente con hombres de negocios, sino que con pescadores, prestadores de servicios turísticos y gente que habita en toda la zona, entre ellos agricultores y ganaderos. Quienes, unos más que otros, pero todos coincidían en que la potencialidad era grande.
Luego vino la idea, en épocas de campaña electoral del 2006 y en particular de Felipe Calderón, de crear en algún lugar del noroeste de México otro Centro Integralmente Planeado (CIP), para lo cual, los promotores de la idea antepusieron que para este efecto se requeriría de un terreno de al menos cierta cantidad de hectáreas y frente al mar.
Ese anuncio marcó, en todo el noroeste de México: Sonora, Sinaloa, y las dos Bajas una intensa movilización para ofrecer en cada entidad federativa terrenos que sirvieran a la propuesta.
Debemos de reconocer que no fue una tarea fácil, pero Sinaloa ofreció la mejor opción, sí, en Escuinapa, que es donde ahora se asienta el dormido proyecto.
Luego vino todo lo demás, que fue la operación de compra-venta del terreno, misma que ahora, despectiva y erróneamente, se le cataloga como “la compra de un rancho”, y a la mejor sí, pero no aclaran que es un rancho ubicado en playas paradisiacas. Tampoco dicen que se llevó a cabo bajo las normas establecidas y con la legalidad vigente.
Posterior a esto vino una serie de movimientos que llenaron de esperanza a los empresarios de Escuinapa y gran parte del sur de Sinaloa y tenían razón en estar contentos, ya que consideraban que por fin su territorio daría paso a las potencialidades reales que tenía y que desde siempre estaban postergadas.
40 mil habitaciones, zonas residenciales, campos de golf, entre muchas linduras más era lo que se vendían como las bondades del proyecto, así como la reconversión de la pequeña ciudad de Escuinapa en una metrópoli casi a la par de Mazatlán. Pues y como no habrían de estar muy esperanzados los sureños de Sinaloa.
Todo lo anterior generó un boom en la adquisición de terrenos aledaños al “rancho” en donde empresarios visionarios, visionaron, valga la redundancia, un promisorio futuro.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, también esta inversión generó grandes conflictos, entre otros con ambientalistas, con ejidatarios, con agricultores y ganaderos, en fin y como es natural con este tipo de desarrollos, los problemas son parte intrínseca de los mismos.
Otro conflicto que generó este CIP, fue que algunos empresarios turísticos mazatlecos, a decir verdad, nunca lo vieron con buenos ojos y fieles a su adn, siempre, de manera soterrada o abierta, lo criticaron bajo el argumento que esa inversión debería haberse hecho en Mazatlán.
Termina el sexenio de Calderón y ya las expectativas del CIP Playa Espíritu, aunque seguían altas, ya las dudas al respecto de su cristalización eran parte obligada del menú de conversaciones.
Y una vez que llega Peña Nieto al gobierno, si bien es cierto, durante su gestión, se mantuvo un cierto flujo de inversión, pero nada comparado con lo proyectado, más aún, ya desde entonces vinieron duras críticas al proyecto, alentadas muchas de ellas por empresarios de otras zonas turísticas del país y, claro, de Mazatlán, quienes en conjunto argumentaron, que era mejor invertir en lugares ya desarrollados que en CIPs.
Todo el sexenio de Peña Nieto, bien se puede decir que a Playa Espíritu solamente se le dio una especie de mantenimiento, nada que llevara a los posibles inversionistas a aspirar a hacer negocios en el mismo CIP o en la zona.
La actitud del gobierno federal llevó también a que los empresarios que adquirieron terrenos en las cercanías del desarrollo, tuvieran que reconsiderar la vocación original de sus inversiones, que evidentemente era turístico-inmobiliaria, para dar paso a otras alternativas como las agrícolas o frutales o de plano poner en venta los terrenos adquiridos.
A la llegada de López Obrador a la presidencia de México, ya las expectativas sobre este desarrollo eran prácticamente nulas, en realidad no se esperaban grandes cosas para Playa Espíritu.
Y la puntilla se dio en unas reuniones que sostuvo el presidente de México en el municipio de Rosario, en el propio CIP y posteriormente en una mañanera. En los tres eventos el primer mandatario descalificó totalmente al proyecto y en la del Rosario acuñó la frase “la compra de un rancho”.
También ahí dijo que lo mejor sería buscar inversionistas o venderlo a como diera lugar.
Van tres años del sexenio de López Obrador y, por lo que se ve, nada puede esperarse para Playa Espíritu que no sea siga durmiendo el sueño de los justos.
Es ahí donde señalamos: al Sr. López Obrador no le han pasado la película completa, si acaso la parte negativa y es por ello, que de manera muy resumida y sencilla, en el presente tratamos, con todo respeto, de poner a su consideración, que más allá de las dudas que tiene sobre el proyecto, tome en consideración las innegables potencialidades de la zona, y si usted quiere no considerar en toda su magnitud el proyecto original, no lo haga, pero, de eso, a no aprovechar el mismo para detonar un gran proyecto ecológico aquí, la verdad nos parece un desperdicio gigante.
Le podemos asegurar que de reconvertir el proyecto y tomar en cuenta a todos los habitantes de la zona, así como a los inversionistas que ya cuentan con grandes inversiones en las cercanías del proyecto, se podrá gestar ahí un mega desarrollo turístico sustentable y sostenible de características únicas.
Tal vez el símil más cercano y comparable que podamos ofrecerle al respecto, sea del de “Muros de Agua”, es decir, el proyecto que anunció en Mazatlán de la reconversión del penal de Islas Marías en un desarrollo ecológico único, mismo que como también lo anunció aquí, beneficiará a Mazatlán como punto de embarque y desembarque y, por supuesto, como lugar de hospedaje.
Le agregamos más, por décadas en Mazatlán hemos estado solicitando que el Tren “Chepe” el famoso tren de las Barrancas del Cobre, una vez que baje de Chihuahua a Los Mochis, este se desplace a Mazatlán, pero nunca hemos obtenido una respuesta favorable.
Pero ahora con la entrada en operación de Muros de Agua, bien pudiera ser que esto, lo de “El Chepe” se cristalizara, pero más si su administración decidiera darle un aprovechamiento grande al Playa Espíritu, y no nos referimos a venderlo a inversionistas, sino a un aprovechamiento integral, seguros estamos que toda la región se vería ampliamente beneficiada, incluyendo Mazatlán y el resto de Sinaloa.
Pues hasta aquí dejamos esta valoración de Playa Espíritu, con la sana intención de que se tome la mejor decisión sobre el mismo.
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1 comentario
Ya hemos platicado sobre el panteón como monumento histórico.
Pasemos a la mal llamada playa espíritu y lo digo así porque forma parte de Chametla y Teacapán más que de Escuinapa.
Dicha ignorancia histórica de parte de los asesores de AMLO y las administraciones municipales, seguirá provocando que el proyecto continúe abandonado.
Hay soluciones y más económicas que el tren maya…