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El Año Nuevo es una celebración para conmemorar el siguiente año del calendario, realizada en función del tipo de calendario utilizado. La más común es la del 1 de enero, del calendario gregoriano, que fue instaurado por el papa Gregorio XIII en 1582, y que se utiliza en la mayoría de los países del mundo

  • Fuegos artificiales, campanas al vuelo, 12 uvas, cena en familia, vino espumoso, abrazos y música conforman el escenario de una habitual celebración de Año Nuevo en las grandes ciudades de México

Por: Ernesto Gatica Moreno

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Norte de Sinaloa, México, diciembre 31 de 2020.- Como en el resto del mundo, los mexicanos nos reunimos con nuestros seres queridos, familiares o amigos, para celebrar lo que hemos compartido en el año que termina y desear uno mejor para todos.

Así como en el resto del mundo, la celebración de Año Nuevo en México no necesariamente se realiza en casa.

  • Las familias o amigos también se reúnen en los restaurantes que ofrecen cenas y baile. Además los gobiernos estatales y algunos municipales también organizan fiestas masivas en lugares públicos, como la Plaza de la Constitución (Zócalo) o en el Monumento a la Revolución, en la ciudad de México, o en el hermoso parque Fundidora, en Monterrey, Nuevo León, o el más reciente de Olas Altas en Mazatlán.
  • Quienes celebran en casa comparten muchos rituales provenientes de diversas culturas del mundo.
  • Quizá el ritual más tradicional durante la noche del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero sea el relativo a las uvas, las cuales dependiendo de su color atraen distintas vibras.
  • De acuerdo con la creencia popular, este fruto simboliza los deseos y proyectos para los 12 meses del año que inicia, por lo que la mayoría de las familias colocan en cada copa 12 uvas, las cuales son comidas con cada campanada y acompañadas por un deseo.
  • Otros rituales consisten en barrer la casa hacia afuera a fin de expulsar las malas vibras, las penas y la negatividad del hogar; así como echar un vaso de agua a la calle, cuyo simbolismo representa expulsar las lágrimas, penas y negatividad: también sirve para prevenir una desgracia.
  • En cuestiones de amor, entre las parejas se acostumbra dar un beso y un abrazo para asegurar con ello un año lleno de romance, mientras que los solteros deben sentarse y pararse para atraer el matrimonio y el amor.
  • Si lo que se quiere es viajar, la tradición dicta que el interesado deberá salir de la casa llevando una maleta y dependiendo de las ganas de salir a la aventura, se recomienda dar una vuelta a la manzana.
  • Que se esparzan lentejas alrededor de la puerta, como símbolo de la abundancia; la prosperidad y la bonanza económica durante el año que se inicia.
  • Oh que esa noche se usen prendas íntimas de color rojo para atraer el amor, o de color amarillo para atraer al dinero…
  • Regalar borreguitos representa una oportunidad para atraer la prosperidad y el dinero, al tiempo que se le desea lo mejor a la persona a la que se le obsequia este presente.
  • De acuerdo con lo establecido, este simpático animalito debe colocarse atrás de la puerta y debe llevar un cordón rojo y la leyenda “borreguito de la montaña, haz que con tu lana junte dinero cada mañana”.
  • Tras culminar el año se acostumbra regalar dicho amuleto a alguien si nos fue bien durante el año, aunque sí ocurrió lo contrario debemos quemar o deshacernos del borrego para acabar con las malas vibras.
  • Muchas personas también acostumbran recibir el año con una moneda en el zapato o un billete en un bolsillo para la prosperidad; hacer una lista de deseos para convertir sus sueños en realidad; así como quemar otro en el que se escriban las cosas negativas del año que culmina para que no se repitan, entre otras costumbres.
  • Eso sí, el “recalentado” es una tradición muy arraigada en todo México, muy acorde al carácter generoso del mexicano, y también a la deliciosa gastronomía nacional. Y consiste simplemente en compartir a la mañana siguiente lo que quedó de la cena con los mismos u otros invitados. Se afirma que el “recalentado” es más sabroso que la cena misma.

Sin embargo, en México aún se realizan otros rituales cuyos orígenes se remontan al periodo prehispánico.

Las diversas culturas que habitaron lo que hoy es el territorio mexicano también celebraban el fin de un ciclo y el comienzo de otro, que no necesariamente tenía la duración de un año actual.

Y aunque cada una de ellas tenía sus propios calendarios y sus rituales, en general compartían algunos conceptos y elementos fundamentales.

Por un lado, los mayas, aztecas y otras culturas prehispánicas de México concebían el tiempo de una manera muy distinta a la actual.

Para ellos, el tiempo no era lineal, sino cíclico. Esto es, cada determinado periodo, los acontecimientos más importantes se repetían, como las estaciones y los movimientos de los astros, como los periodos de guerra, los temidos años de sequía o las devastadoras inundaciones.

Por eso es que los antiguos mexicanos eran grandes observadores de la naturaleza y tenían incluso varios calendarios, como el religioso y el agrícola, que determinaban todas las actividades de cada sector de la sociedad, desde la siembra, hasta los momentos más propicios de hacer la guerra.

La fusión de sus diversos calendarios generaba un “calendario total”, que abarcaba una gran cantidad de años. Por ejemplo, para los aztecas, cada 52 años era un cambio de era y a esta celebración le llamaban la “atadura de los años” o del “Fuego Nuevo”.

Para los mayas, cada 20 años era un katun, y cada 20 katunes se marcaba una nueva era o Baktún.

Tanto los mayas como los aztecas realizaban ceremonias, rituales y sacrificios muy solemnes para agradecer a los dioses el comienzo de una nueva era.

El fuego era parte fundamental en todo ellos, ya que para las culturas prehispánicas, el fuego es el elemento purificador por excelencia.

Y son precisamente estos dos elementos, el fuego y la observación del entorno natural, los que han subsistido en la celebración del Año Nuevo entre las poblaciones de México.

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) hace un pequeño recuento que lo comprueba:

  • El encendido de “lumbradas” cada primero de enero en diversas regiones de México, como Ixmiquilpan, Hidalgo, principal núcleo social hñahñú u otomí del Valle del Mezquital. Cada uno de los 50 barrios indígenas de Ixmiquilpan enciende una hoguera en el atrio almenado del ex convento agustino de San Miguel Arcángel. Esta actividad se realiza también los días 2 de febrero en la región norte de Michoacán, tierra de los purépechas.
  • Los totonacos de la Veracruz realizan un ritual en el que participan los curanderos de la comunidad y la ofrenda de sangre de pollo, tamales, pan y flores a los dioses antiguos.
  • En Oaxaca, los jóvenes zoques se disfrazan de “huehues” (viejos) y “queman” el año viejo para después ir a celebrar en comparsa por las casas de la comunidad. En otros pueblos, los viejos se valen de los cohetes para iluminar el cielo y observarlo detenidamente en el momento que llega el año nuevo. Así podrán saber si será un año de lluvias o de sequías.
  • Las cabañuelas tienen gran importancia en el México rural. El nombre deriva del décimo sexto mes del calendario maya: Caban, y se refiere a la observación detallada del tiempo de los 12 días iniciales del año, a fin de predecir las condiciones meteorológicas de los siguientes 12 meses. Se sabe que este sistema de observación, que parece tan empírico, fue usado por las más antiguas culturas de la humanidad, Babilonia e Israel.
  • Todo esto sin contar que muchos pueblos indígenas conservan su propia cuenta de años y celebran su “año nuevo” en fechas distintas, como los Seris, en el desierto de Sonora, en el Norte de México, que lo festejan el 30 de junio y 1 de julio.
  • Así mismo, en Santiago Tuxtla, Veracruz, el año nuevo mesoamericano se celebra el primer viernes de marzo mediante una ceremonia ritual de ofrenda al Sol.

Así, en México celebramos el Año Nuevo con creencias que nos enlazan con otras culturas del mundo y rituales que nos mantienen unidos a nuestro pasado. Ya sea en una fiesta masiva con espectáculo de pirotecnia y música, en el hogar con toda la familia, o en una hermosa playa del Caribe Mexicano con la pareja o los amigos, lo que más se disfruta en esta fecha es la calidez que caracteriza a los mexicanos, la facilidad para el abrazo y para compartir.

Y ustedes: ¿Cómo celebran esta fecha?…

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