La buena noticia es que no se tala
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Los Jóvenes del fraccionamiento Jacarandas de Mazatlán nos hacen albergar la esperanza de que aún es tiempo de dar un giro a las negativas conductas que hemos venido observando como sociedad y gobierno para con la naturaleza
Por: Rubén Romero Ibarra.
Mazatlán, Zona Trópico, Sinaloa, México, a;1 7 de julio del 2020.- Luego de que desde el pasado 13 de julio del 2020, un grupo de jóvenes ambientalistas de la Colonia Jacarandas de esta hermosa ciudad y puerto de Mazatlán, en el estado de Sinaloa, México, se opusieron a que fuera talado el Gran Árbol de la especie Ficus pertuosa, ya que este representa un activo ecológico y un pulmón ambiental para la zona donde esta enraizado, El Margen del Arroyo de los Jabalíes: han surgido diversas opiniones y pronunciaciones, muchas a favor de que el árbol se quede, y otras a que se derribe porque creen que es un obstáculo para que la constructora contratada por el Gobierno del Estado realice sus trabajos de revestimiento y pavimentación del Arroyo de los jabalíes para la supuesta prevención de inundaciones.
Derivado de esta oposición de los jóvenes ambientalistas de La Jacarandas, encabezados por Kalvin Alberto Elías Pinzón, Sergio, Vania Rodríguez, Fernando Manjarrez y otros jóvenes ecologistas, que hay que resaltar, fueron orientados por David Ocampo y Sergio Octavio Valle, destacados ambientalistas de Mazatlán, se suscitaron diversos debates y opiniones ciudadanas y de las autoridades de Ecología y Desarrollo Sustentable del Gobierno del Estado.
Aunque es bueno mencionar, que estas manifestaciones motivaron a que el secretario de desarrollo sustentable de Sinaloa, Carlos Gandarilla, se manifestara públicamente a favor de que no se talara el Gran Árbol.
Sin embargo, los jóvenes no dejaron de montar guardias para prevenir cualquier intento de tala, las que realizaban por turnos, ya que la constructora, frecuentemente insistía a los jóvenes a que se quitaran para derribar El Gran Árbol porque ya tenía sentencia de muerte.
Fue el martes pasado por la mañana, cuando les informaron a los jóvenes que a las 8AM empezaban con el derribo del árbol, incluso, para esa hora ya estaban las maquinas listas, acechando, en espera de algún descuido de los jóvenes para entrar en acción. Pero gracias a la voluntad y decisión de este puñado de valientes, quienes pidieron apoyo, tanto a medios de comunicación como a ecologistas y a toda la ciudadanía, se armó una gran protesta ciudadana que llegó hasta los oídos de las autoridades municipales y estatales, que, hasta ahora, han declarado por diversos medios de comunicación que El Gran Árbol se queda y que le pedirán a la constructora que realice algunas modificaciones y adecuaciones, pero aun y con todo esto, los jóvenes no dejan de cuidar y vigilar su amado árbol.
Ayer, haciendo una visita por la zona, en pleno medio día, nos percatamos que aún seguían las guardias, también de que al lugar acudieron tres medios de comunicación, pero lo que nos sorprendió fue la vista de la Bióloga Eunice Murua del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo AC (CIAD), quien nos comunicó que algunas autoridades ecológicas le habían solicitado que evaluara el estado de salud del Gran Árbol del Arroyo de Los jabalíes, y después de darnos una breve información sobre el estado del árbol, se comprometió a elaborar un reporte del Ficus Pertuosa y sin más preámbulos reproducimos fielmente su reflexión y evaluación.
Bióloga. Eunice Murúa del CIAD. AC
Derivado de la situación dada recientemente sobre un árbol que se encuentra sobre el arroyo jabalíes en Mazatlán, diversos colectivos de ciudadanos acudieron a la Bióloga Eunice Murúa del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A. C. Unidad Mazatlán, y quien también promueve la arborización de la ciudad de Mazatlán con especies nativas, para cuestionar el estado de salud de dicho árbol, y las ventajas o desventajas de su tala, por lo que después de una valoración rápida manifiesta lo siguiente:
“El estado de salud del árbol es excelente, es un Ficus pertusa, de la familia Morácea, atinadamente identificado por mi colega Guillermo Otero, su corteza, su follaje, sus raíces aferradas a la vida del arroyo, reflejan el sublime estado en el que se encuentra, que tal vez, puede ser derivado de las descargas de aguas urbanas de la zona, las cuales han permitido que el árbol adquiera los nutrientes necesarios para desarrollarse prácticamente en óptimas condiciones.
Si cortamos el árbol o no, es una decisión que requiere de un análisis exhaustivo, se supone que la obra, que es del Gobierno del Estado de Sinaloa, tiene o debería tener una Manifestación de Impacto Ambiental, la cual ya debió ser evaluada y aprobada por la misma Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), y con toda seguridad fue aprobada, pues antes de proceder a las obras se solicitan opiniones técnicas y públicas.
Por un lado se argumenta que un colectivo de ciudadanos residentes del fraccionamiento Jacarandas está solicitando la tala de la vegetación, incluidos árboles de mangle distribuidos en la zona, con el fin de salvaguardar las vidas de los pobladores del fraccionamiento Jacarandas, dudo mucho que se pueda retroceder esa decisión que ya está tomada, pasando por alto no sólo el valor ambiental que este árbol aporta como potencialmente valioso para restauración ecológica, sino el valor social que ha acompañado a las familias de esta zona por más de 40 años, entonces hay mucho más que considerar antes de tomar una decisión.
Este árbol, si bien no pertenece a la flora nativa de Sinaloa, si es un árbol nativo a nuestro país, si analizamos el espacio en donde está desarrollado, es muy posible que haya nacido “solo” es decir, algún ave o la misma lluvia trajo su semilla a este lugar y aquí encontró las condiciones óptimas para su desarrollo, hasta me puedo aventurar a decir que este árbol llegó primero que los pobladores de este fraccionamiento, entonces: ¿quién tiene derecho a quedarse?… responde en tu mente y ahora te retroalimento: casi todos los ecosistemas del planeta han sufrido una transformación drástica debido a nuestras actividades, el avance de la urbanización es una de ellas, en este arroyo, no sólo se ha deforestado la vegetación, sino que se ha destruido el humedal, junto con toda la fauna y flora autóctona, lo que, por ende, afecta en la permeabilidad del suelo y ¿qué crees? promueve las inundaciones, ¿irónico no?.
Mientras en otros países del mundo se impulsa la restauración del paisaje con plantas nativas que atraen aves e insectos, y que además los coloque en la tendencia de sostenibilidad, la cual no está en contra del desarrollo, de ninguna manera, sino que refleje un cambio de paradigma, tanto en los procesos de diseño de las ciudades en las que se busque afectar lo menos posible al medio ambiente pero también buscando el rescate de lo que aporte el mejor beneficio para la sociedad, aquí en Mazatlán se ve como un sueño difícil de lograr, pero podría ser un horizonte posible, ¿cómo?:
La fuerza ciudadana:
Un pequeño grupo de jóvenes se aferró tal vez con el único argumento que tienen: “aquí crecí, jugué descansé, besé por primera vez, bajo su sombra” y con el puño de su mano llevado al corazón, nace el proyecto El Gran Árbol… la fuerza ciudadana logró y fue ratificado por el Secretario de Desarrollo Sustentable del Estado Carlos Gandarilla que no será derrumbado, no se talará el Gran Árbol, ¿y los demás árboles?…
Los que con argumento científico, ecológico y social han manifestado mis colegas Sergio Valle y David Ocampo, defensores del medio ambiente de Mazatlán, invitan incansablemente a los tomadores de esas decisiones tan importantes a reflexionar sobre el futuro próximo del desarrollo de Mazatlán, bueno, es que este es el Gran Árbol, dejemos de lado el ecologismo radical, ese que nos pone a los biólogos en un estigma de “ecolocos”, este árbol no merece ser talado por la simple y sencilla razón de que existe un vínculo muy estrecho entre él y las personas que viven a su alrededor, el Gran Árbol, posiblemente no es nativo, ni protegido por Normas Oficiales, ni endémico, tal vez mucho menos estará en peligro de extinción, pero, le ha dado a la gente un espacio de encuentro y recreación, los psicólogos le llaman “Apropiación del Espacio” y curiosamente se apoya en la idea de que la praxis humana es a la vez instrumental y social, y que de su interiorización surge la conciencia, quienes defienden la idea de que el árbol permanezca en su lugar, han adquirido esa conciencia, el árbol les ha dado identidad, apego (afectos, emociones, sentimientos, creencias, pensamientos, conocimientos, acciones, conductas, etc.) derivado del tiempo de residencia y la percepción de las características físicas del entorno, las personas no dejarían que se tale este árbol, no por razones “ecológicas” y vaya que las hay, sino por esta apropiación del espacio, a un lado del Gran Árbol, se encuentra una iglesia, al otro un jardín de infantes, al otro lado lo que queda del arroyo, ¿por qué no aprovechar esta apropiación de este espacio que nos brinda el Gran Árbol como una propuesta de agenda social?.
Una propuesta cercana a lo que podríamos llamar “empoderamiento de la comunidad”, cercana a los propósitos preocupados por la construcción de la ciudadanía a través de su participación en las decisiones públicas y fundamentales, también en las pretensiones de sostenibilidad.
En este sentido, considero que el fortalecimiento y la vertebración del tejido social –a partir de la apropiación del espacio– es una premisa indispensable para la sostenibilidad. Pero la vertebración social con frecuencia se plantea por los tomadores de decisiones “desconectada” de las otras dimensiones (económica y ambiental) de este denominado “desarrollo sostenible”.
Me preguntaron sobre mi postura personal, aquí la tienen, espero que puedan hallarse suficientes argumentos para reflexionar sobre la participación y la reapropiación ciudadana de los espacios públicos como el que generó el Gran Árbol, esta reapropiación también incide en lo que llaman, gobernanza participativa, como alternativa para resolver la inequidad e injusticia social, la segregación urbana y el aumento de la exclusión social, entre otros efectos atribuibles al ineficaz modelo de desarrollo económico “insostenible”.
Pues ahí tienen amables lectores, la opinión de una experta en el tema de los árboles, sólo esperamos que esta información llegue hasta los iodos de las autoridades encargadas de conservar y regular El Medio Ambiente, pues no es posible que mientras en otros países cuiden, alimenten y protejan a los árboles hasta con ingeniería botánica, aquí en México los derribemos, vaya, en muchas culturas hasta los veneran, les rinden tributo, les hacen rituales y los protegen como valiosas joyas.
(Siembra Un Árbol, No los Destruyas)
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