[accordions type=»toggle» handle=»pm» space=»no» icon_color=»#eca507″ icon_current_color=»#696060″][accordion title=»Cuarto Aniversario» icon=»» state=»yes»]
Fue un 12 de abril de 2016 cuando este hermoso templo que engalana al Pueblo Señorial de El Rosario, Pueblo Mágico, Zona Trópico, Sinaloa, México, recibió del obispado de Mazatlán la proclamación como Santuarios Mariano y, con ello, se robusteció su valor religioso
- Es además un patrimonio arqueológico y de fe de Sinaloa
El Rosario, Pueblo Mágico, Zona Trópico, Sinaloa, México, a 12 de abril de 2020.- Fue precisamente un 12 de abril pero de 2016, cuando oficialmente el Obispado de Mazatlán proclamó al Templo de nuestra Señora del Rosario, joya arquitectónica del ahora Pueblo Mágico de México, como: Santuario Mariano.
Fue un día memorable para todos los feligreses y en general para la grey católica del sur de Sinaloa, ya que este templo es el recinto de grandes valores para los fieles y el clero, que van desde su fundación, ya que ahí radica precisamente el inicio de toda la mágica historia que lo envuelve y que hoy en día le dan un valor sin igual.
Este templo, es una especie de caja de pandora, ya que conforme lo conoces vas descubriendo algo más, por ejemplo: si lo conoces este 2020, te darás cuenta de que está ubicado casi a la entrada del Pueblo Mágico, pero seguramente te enterarás que este no es el lugar en donde originalmente estaba, ya que por cuestiones estructurales fue trasladado por los fieles piedra a piedra desde su posición original a la actual, lo que en si es un hecho único ya que en la historia solamente se ha dado en dos templos e nivel mundial, uno en Egipto y el otro aquí en México y justo aquí en El Rosario Pueblo Mágico.
El hecho anterior, a juicio de muchas personas conocedoras profundas de la historia del templo es el inicio de una serie de muchas más maravillas que como prendas precisos son parte intrínseca de los valores del mismo.
Es por todo lo anterior, que este día, queremos recordar la proclamación del Templo de Nuestra Señora del Rosario como Santuario mariano a nuestro muy peculiar estilo: es decir de la siguiente manera:
Primero: recordando la historia de la creación del Templo, y al final de la misma le incluimos el link de la proclamación del mismo como Santuario Mariano…
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Historia del Templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en El Rosario Pueblo Mágico.
El Templo de Nuestra Señora del Rosario, se terminó de construir en el año de 1767, la construcción tiene como característica el estilo barroco, cuenta en su interior con un magnífico retablo bañado en oro. Este templo, tuvo que trasladarse, piedra por piedra, al lugar que actualmente se ubica, ya que resultó dañado por la próspera, en su época, actividad minera, que bajo el mismo templo generó túneles y explosiones para esos fines.
Trasladado piedra a piedra de parte del inmueble, desde el emplazamiento original, hasta el lugar donde actualmente está ubicado
Movidos por la fe y, por el hecho de saber que lo único que garantizaba la supervivencia del pueblo era, la existencia de su parroquia, y ante el inminente derrumbe de su templo, los rosarenses iniciaron la titánica labor de trasladar su adorada iglesia.
Este inmueble fue reconstruido entre 1932 y 1954.
La Primera Misa la el Nuevo Templo
En 1954, los lugareños pudieron asistir a la primera ceremonia en la «nueva» parroquia de la Virgen del Rosario.
En su interior sobresale un retablo bañado en oro, donde se encuentra la Virgen del Rosario cuya imagen es venerada en el pueblo y visitantes el primer domingo de octubre, siendo, a juicio nuestro, la manifestación religioso más grande de Sinaloa, de igual forma, este templo cuenta con un extraordinario retablo exterior.
Decreto Patronal:
“Al margen: 1 foja.-Al centro.- El Dr. Don. Benito Crespo del Orden de Santiago por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica de la Ciudad de Durango, Reyno de la Nueva Vizcaya sus confines y Provincias de la Nuevo México, Tarahumara, Sinaloa, Sonora, California, Pimas, i Nuevo Toledo del Consejo de su Majestad. Por la Vecindad del Real de Minas de N. Sra. del Rosario. Así por el estado como por el secular han hecho representación […] Expedimos nuestro Decreto Judicial fecho en día a tres de Febrero de este presente año en que fuimos servidos admitirles dicha representación y declarar por firme y valido dicho Juramento. y confirmarlo y elevarlo con las solemnidades que el derecho prescribe y por consiguiente declarar por Patrones: principal de a Nuestra Señora con el Título del Rosasio y por Patrono menos principal al Glorioso Patriarca Sto. Domingo de Guzmán […].
El Templo Original
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El templo original se construyó a mediados del siglo XVIII, teniendo al año de 1758 como única inscripción que testifique fecha alguna, esto en la clave del arco de uno de los accesos laterales. Al mismo tiempo, por testimonio asentado durante la visita realizada en 1767 por Don Pedro Tamarón y Romeral, se conoce que este templo estaba en construcción, muy aventajada en ese año, incluso allí mismo estrenó una capilla ubicada a los pies de la nave, espacio todavía existente en la ruina del antiguo templo.
Inmueble edificado con recursos del peculio de Francisco Xavier Vizcarra, marqués de Pánuco, que precisamente la construcción de este templo, fue uno de los argumentos que le valieron para la obtención del título nobiliario:
En la Real Cédula de Carlos III, que concede el título de Marqués de Pánuco a Francisco Xavier Vizcarra, se menciona entre sus méritos:
“Y que habéis fabricado y adornado la Iglesia del Pueblo de Rosario, en que habéis gastado cincuenta mil pesos”. También se dice que el nuevo marqués era originario de El Rosario.
El título se otorgó en 1772, cuarenta y un años después de que se pidió la consagración de la iglesia del Rosario a sus santos patronos […].
El estilo Arquitectónico
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La portada principal en su distinguida propuesta formal, sigue los perfiles esenciales del barroco salomónico. Se compone por dos cuerpos, y tres calles, con un remate descrito por una alongada forma conopial. Todo el frontispicio es enmarcado por un par de estribos apoyados sobre amplios pedestales de forma bulbosa, en general el estribo es macizo y pesado, decorado con franjas gajeadas que se sobreponen a un fuste liso, culminando antes de llegar a los pedestales bulbosos en gruesas espinuelas, la composición del estribo se sobrepone a una superficie orlada, para elevarse hasta la altura en que se encuentra la ventana del coro, donde termina en unos capiteles de semblante corintio, extendiéndose como enmarque, mediante un cornisamento que de forma escalonada asciende hasta unirse con el remate conopial.
En el cuerpo bajo, cuatro columnas entorchadas con un helicoide menos enfatizado que las columnas del cuerpo alto, se empotran al paramento marcando el límite en cada calle. Estas medias muestras se ornamentan por una amplia guía de elegantes motivos vegetales que recorre el helicoide por las gargantas. Con mayor amplitud, la calle central contiene el acceso principal, desarrollado por un arco de medio punto en cuya clave ostenta un deteriorado motivo mariano, en el cual apenas se perciben restos de una corona, que un par de ángeles sostiene con sus manos, mientras flotan reclinados sobre nubes. Tanto las jambas como el dovelado del arco, muestran una muy sencilla presentación, inclusive, las enjutas son llanas, sin la característica ornamentación que en el barroco mexicano por lo general muestran.
Las calles laterales del cuerpo bajo, encierran nichos, uno cada una, mismos que cuentan por remates con unas veneras terminadas en roleos confluyentes. Carentes de imágenes religiosas, estos nichos se apoyan sobre peanas ricamente decoradas con estrías que confluyen hacia el polo inferior, donde se halla un elegante motivo ornamental de sencillas formas colgantes. La ausencia de imágenes en los nichos se debe a la crisis económica que se vivió en la etapa final de construcción del inmueble, que coincide con la decadencia en la producción minera que afectó a todo el territorio novohispano, quedando este detalle iconográfico inconcluso. Las columnas salomónicas se empotran en retropilastras que aparecen en la parte posterior de éstas, todo apoyado sobre elevadas basas decoradas por medio de un sencillo tablerado. En tanto que los capiteles de clara propensión al orden compuesto, soportan un entablamento integrado por un sencillo arquitrabe, un friso vigorosamente moldurado y un cornisamiento con entrantes y salientes al ritmo que le marcan los ejes verticales de composición del propio frontispicio.
El segundo cuerpo de la portada, arranca a partir de un banco elegantemente ornamentado con cartelas presentadas en las secciones correspondientes a cada una de las tres calles. En las calles extremas las cartelas se enriquecen mediante pequeños detalles conquiformes, mientras que en la calle central aparece una cartela oblonga ornada por lacerías y roleos. Al igual que en el cuerpo bajo, cuatro columnas salomónicas empotradas segmentan este segundo cuerpo, con un helicoide mucho más resuelto y una guía vegetal de mejor factura que recorre las gargantas. Dentro del intercolumnio que forma la calle central, se encierra la ventana coral, sencillamente enmarcada por un tablerado enriquecido, en la parte media de cada lado: con rostros que recuerdan grutescos, los que se hallan inmersos entre un ramillete foliar. En tanto que la clave del dintel se enfatiza mediante un singular querubín rodeado de elementos ornamentales de corte herbal. Dentro de cada una de las calles laterales, se encuentra un nicho coronado por una venera enriquecida con la imagen de un querubín, de tosca factura, esta imagen parece brotar de entre una masa de hojarascas y motivos florales. Las bases en los nichos, son peanas como las del cuerpo bajo, decoradas con estrías, sólo que en este caso, confluyen hacia un colgante formado por una original águila bicéfala, tal vez en reverencia a la Casa Real de Austria, reinante en la Corona de España durante gran parte del periodo novohispano.
Los soportes del segundo cuerpo, rematan en capiteles compuestos, donde al igual que en el primer cuerpo, descarga un entablamento completado por un arquitrabe de simple estructura, un friso ricamente moldurado y cornisa con un movimiento de entrantes y salientes, rítmicamente dispuesta en consonancia con la composición de la portada.
Los soportes del segundo cuerpo, rematan en capiteles compuestos, donde al igual que en el primer cuerpo, descarga un entablamento completado por un arquitrabe de simple estructura, un friso ricamente moldurado y cornisa con un movimiento de entrantes y salientes, rítmicamente dispuesta en consonancia con la composición de la portada. Emergiendo del cornisamento que corona la calle central del segundo cuerpo; un tercer nivel se adiciona a la estructura de la portada, el cual funge como remate del conjunto. Configurado por una forma conopial, éste arranca de un banco ornamentado en toda la superficie con motivos florales y guías vegetales finamente tallados, con entrelaces un tanto complejos. Este banco es flanqueado por dos estipos ubicados en línea, sobre los ejes que encierran la calle central, ricamente decorados con motivos vegetales, de donde emerge un rostro coronado con diadema de apéndices herbales. Al centro destaca un enigmático personaje, que de manera frontal y en posición sedente pareciera representar alguna fantástica deidad. Descansando sus manos sobre las rodillas se rodea por serpenteantes guías vegetales, con un capuchón que le cubre la cabeza, que se integra mediante una corona vegetal a la peana ochavada del nicho central. Sobre los estipos anteriormente descritos, descansan empotradas unas columnillas losángicas, que enmarcan el nicho central ya referido, a su vez dos pilastras de fuste tablerado flanquean el nicho conquiforme el cual se engalana con un remate poligonal, además de las retropilastras que aparecen detrás, ricamente decoradas con algunos detalles formados por una guía vegetal. Entre éstas últimas y las columnillas losángicas, aparecen unos medallones circulares, que en altorrelieve se muestran dos personajes; uno de ellos ataviado con el hábito franciscano, de capucha y cordón con los tres nudos. Mientras que en el otro, en apariencia, se representa a un personaje civil.
Inmediatamente por encima del nicho central, siguiendo en línea al eje de simetría, aparecen una serie de motivos ornamentales de fuerte significación religiosa. De forma ascendente aparecen: la Cruz Foliada de Santo Domingo de Guzmán, una corona mariana, la paloma del Espíritu Santo que gravitando flota por encima de un terrarum orbis, globo terráqueo coronado por una cruz, que simboliza el dominio universal de la iglesia católica, y al final, en la cúspide una venera; la concha bautismal. La composición iconográfica que integran estos elementos, es flanqueda por dos representaciones en altorrelieve de botijas de las que emergen ricos ornamentos vegetales, de los cuales descuellan algunos girasoles. Finalmente en la cúspide del remate cierra una pieza labrada con motivos vegetales, debajo de un repolludo pináculo.
En los costados de la nave, las portadas de los accesos laterales se resuelven bajo un esquema un tanto más manierista que barroco. Arcos de medio punto escasamente decorados con formas orgánicas, se apoyan sobre la escueta composición de pilastras con fuste tablerado y capitel toscano, en los cuales descansa un exornado entablamento con triglifos y formas vegetales. Por remate lleva cada portada, un nicho con venera de finas estrías confluyentes, además de una peana formada por un cuarto de naranja invertido. Mientras, la venera se enriquece con el rostro de un querubín, las claves de los arcos; con el anagrama de cristo en la portada de su costado izquierdo, y la inscripción; Año 758 en la portada de su lado derecho.
Por su parte, de los restos que permanecen en el sitio donde originalmente estuvo el templo, destacan los testimonios del sotocoro, donde todavía existe el gran arco rebajado que sostiene el espacio que ocupara el coro. En éste sobresalen las canalejas que recorren sus faces frontal y trasera, para darle forma al tablerado, culminando en roleos contrapuestos, junto a la clave, pieza donde el intradós muestra un medallón con la imagen de San Miguel Arcángel, además de un San José en el anverso y Santo Domingo de Guzmán, en el reverso de la clave.
Además allí mismo, a los pies de la nave, se encuentra todavía la capilla que estrenara Don Pedro Tamarón y Romeral hacia 1767, hoy abandonada, muestra un retablo de línea neoclásica en su interior, y al exterior una sencilla portada, formada por jambas tableradas que enmarcan un arco conopial, tapiado hacia el siglo XIX. Los apoyos, un tanto deteriorados, se posan sobre basas ornadas por mascarones de atavío probablemente seglar.
En el sitio donde fue trasladado y en parte reconstruido el templo, se trasplantó también la estructura capilar, que albergara el caracol de la escalera para subir al coro y al campanario. En el vértice exterior que forma la confluencia de los paramentos del muro de la nave y el machón que sostiene el campanario, se ubica éste fundamental elemento de circulación vertical, con acceso abierto al exterior, justo frente a la zona lateral del atrio. Resultando al igual que el caso descrito para el templo de Cosalá, en un excepcional recurso funcional, rompiendo con la constante en que el tiro de escalera se contenía en la estructura misma de la base del campanario.
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Es Santuario Mariano Templo de El Rosario Pueblo Mágico
La fe que profesan los fieles de El Rosario a la Santísima Virgen del Rosario, la Historia que envuelve al templo, la belleza del mismo y la calidez de la gente de este municipio fueron los factores que influyeron para que el Obispo de Mazatlán don Mario Espinoza Contreras lo proclamara como Santuario Mariano
Alrededor de 100 clérigos y cientos de feligreses asistieron a la Santa Misa de Proclamación
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