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El Fuerte 31 de Marzo o Venustiano Carranza de Mazatlán símbolo de un acontecimiento histórico de gran relevancia para Mazatlán, pero que a las autoridades, incluso, a la gran mayoría de los mazatlecos no les interesa
- En este y muchos campos más Mazatlán vive la crisis que le provoca el Virus de la Desvalorización
- Tenemos que reconocer que el gobernador de Sinaloa Quirino Ordaz Coppel lo ha venido restaurando
Introducción
Mazatlán, Sinaloa, México, a: 31 de marzo de 2020.- En estos momentos que atravesamos por una crisis recurrente de salud y financiera, lo que no debería de sorprendieron, ya que apenas salimos de una y entramos a otra, como que ya están programadas, a alguien debe de beneficiar esto, seguro estoy. Y seguro también estoy que ya sabemos a quienes, pero nos hacemos.
En ese sentido, mientras una parte del mundo vive esta “pandemia” endemoniada, pero hay que aclarar que en muchas países ni siquiera saben de ella.
En este estado conservábamos nuestros legados históricos:
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Lo curioso es que aquí, en Mazatlán, vivimos, no solamente el ataque del Covid – 19 y el Coronavirus, sino que conjuntamente padecemos una serie de “pandemias tremendas” por ejemplo: El mercado municipal Pino Suárez vive una de ellas denominada científicamente: el virus del “CocoQuímico”, quien trae asolados y sin remedio alguno de cura a: locatarios, comerciantes establecidos, vendedores ambulantes y, lo más importante; a los clientes de toda esta zona comercial, a quienes con una rayita amarilla los puso en cuarentena y de esa manera, desde antes del paro técnico nacional por el Covid – 19, el comercio y los servicios de toda esa gran zona, incluyendo hasta el Centro Histórico y Olas Altas, El Químico ya los tenía en quiebra técnica. No hay vacuna, no hay medicina para esta pandemia, aunque dicen las malas lenguas que sí, y le denominan: “los cajones de estacionamientos privados”.
Existen muchas más, pero en esta ocasión nos referiremos a un acontecimiento que sentó un precedente histórico y cultural en Mazatlán y gran parte del sur de Sinaloa o la Zona Trópico, incluso, este hecho tuvo repercusiones genéticas ya que la raza de toda esta zona de alguna manera se vio muy influencia por este acontecimiento.
Nos estamos refiriendo al intento de invasión de los franceses a Mazatlán, hecho que quedó consignado en un magnífico relato de Ignacio Ramírez, el Nigromante.
Cabe hacer mención, que el año pasado, la autoridad municipal que encabeza el Químico Luis Guillermo Benítez Torres, mostrando un grado de ignorancia del tamaño de su soberbia, no llevó a cabo acto alguno para conmemorar este gran acontecimiento. Y en este 2020, seguramente tampoco gracias al Covid – 19. Por ello queremos dejar marcado en el presente todos estos hechos, para que algún día, las futuras generaciones se enteren de quiénes y cómo nos gobernaban y el cómo despreciaban nuestros legados históricos.
Una vez dicho lo anterior, pasemos al relato de este acontecimiento, mismo que fue rescatado magistralmente por el cronista de la ciudad, Enrique Vega Ayala, a quien le damos todos los créditos de los contenidos al respecto, y que en verdad son excelentes documentos que, a nuestro juicio, deberían estar incluidos en los libros de historia de nuestros educandos del nivel primaria.
Pasemos pues al relato:
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[/accordion] [accordion title=”La Invasión Francesa a Mazatlán” icon=”” state=”no”]
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El 26 de Marzo de 1864 era miércoles de semana santa, “a las ocho de la mañana, corrió por la ciudad el rumor de que los franceses preparaban un ataque; la población se puso en movimiento; las señoras salían a la calle; los ciudadanos pacíficos se dirigían al dominante cerro de la Nevería; los soldados se concentraban en sus cuarteles”…
Ignacio Ramírez, el Nigromante, autor del relato de este importante acontecimiento, tuvo tiempo de ir a almorzar, llegó un poco tarde al teatro de los hechos, pero nos legó su testimonio; y así nos lo cuenta:
“Al pie del cerro de la Nevería, por el lado Noroeste, se extiende el Puerto Viejo; al Norte, la entrada por tierra; en una colina hervían como hormigas nuestros trabajadores haciendo excavaciones profundísimas; en otra colina internada hacia la población, se levanta el cuartel, y sobre él ondea la bandera de la patria; hacia la playa había algunas pequeñas piezas de artillería y grupos de soldados; nuestras reservas se colocaron en lugar conveniente. A nuestra Izquierda, es decir, hacia el Oeste, aparecen tres islotes que cierran por ese lado el Puerto Viejo. Cerca del islote del centro se presentaba la Cordeliére coronada por su pabellón y haciendo señales; entre este buque de guerra y la playa bogaban algunos botes, también con sus banderas. A distancia de una legua, algunas de esas lanchas ponían en tierra sus tropas de desembarco; Las otras lanchas, aproximándose a nuestras posiciones, rompieron el fuego.
Tres de nuestras piezas hicieron frente al enemigo por mar; otras veces avanzaron para recibir a las que venían por tierra.
“El coronel Ingeniero Gaspar Sánchez Ochoa atendía con rapidez y acierto a las dos secciones durante la lucha; auxiliado por un batallón marchó contra los desembarcados, pero estos se volvieron apresuradamente al mar entre las dianas y vivas de nuestros soldados y el pueblo”
“ El sábado 31 de marzo, el Nigromante almorzó temprano, corrió a su puesto y cuenta.
“Ya la Cordeliere había anclado a medio tiro de cañón frente a nuestras fortificaciones. Recorrió sus velas, desplegó su bandera, enarbolo su señal de fuego y lanzo una bomba de ciento veinte libras. ¡Bien, muy bien dirigida! Cayó y estallo en nuestros caminos cubiertos donde se abrigaban algunas fuerzas y los trabajadores; Sánchez Ochoa arengaba a la sazón: y tanto el cómo nuestros valientes prorrumpieron en vivas a la patria: tuvimos algunos heridos”
“Entonces avanzo rápidamente hasta la orilla del mar la única pieza que teníamos de mayor alcance: ¡tuvo el enemigo a dónde dirigir su puntería! Desde entonces la Cordeliere ya tiro tras tiro, ya haciendo fuego durante seis horas, por baterías, se empreñó en desmoronar el cañón que a descubierto no cesaba de corresponder a tan ventajosos ataques”.
“El buque se envolvía en humo, en fuego y en estruendo; sus proyectiles rebotaban junto a nuestros soldados cubriéndolos de arena, y estallaban enseguida sobre las colinas inmediatas o en aguas del estero del Infiernillo. Sánchez Ochoa, con aplauso de la población, permanecía a caballo junto a nuestra pieza o se bajaba para rectificar las punterías; Nacionales y extranjeros prodigaban sus aplausos siempre que uno de nuestros proyectiles anunciaba por un sonido seco su estragosa entrada en el buque.
La Cordeliere, multiplicando sus fuegos descubría su rabia y su despecho, a la caída de la tarde el Gobernador y comandante militar del estado, general Jesús García Morales se presento sobre el teatro de nuestras operaciones; y por el mar se aproximaron curiosos dos vapores de guerra, el inglés y el norteamericano, así la Cordeliere se creyó comprometida a redoblar sus fuegos; pero no pudiendo disminuir sus averías, se retiró hacia las islas, cuando los últimos rayos del sol jugaban con los esplendidos celajes de Occidentes.
“Los ingleses y los norteamericanos se prepararon riendo…” Narra en su testimonio el Nigromante, quien concluye su relato con un párrafo romántico muy en boga en aquellos años: “la luna ha venido a derramar sobre las galas y el entusiasmo de la ciudad una lluvia de plata que brilla igualmente hermosa sobre las olas, sobre los edificios, sobre las palmas, sobre las mujeres y sobre la frente de los héroes.
La defensa del puerto frente a la intervención francesa realizada el 31 de marzo de 1884 constituye la fecha más importante del calendario cívico de Mazatlán. No porque aquí no haya habido otras batallas ni otros hechos relevantes, sino por la exaltación nacionalista que representa aquella celebrada el sábado de gloria de hace 145 años y sobre todo, por el valor simbólico que tal acontecimiento tiene como factor de orgullo que fortalece el sentido de pertenencia, la identidad y el arraigo. Sin duda aquella no fue una batalla de valor estratégico nacional como la de Puebla o determinante en términos regionales como la de san Pedro, en Culiacán; pero, esa defensa del puerto frente al primer intento de la escuadra francesa por tomar la ciudad, es el hecho histórico de mayor resonancia de cuantos se han suscitado en nuestra comunidad.
Como queda dicho durante dos combates, uno el 26 de marzo y otro el día 31, los soldados dirigidos por Gaspar Sánchez Ochoa resistieron los embates de la escuadra francesa que pretendía someter al puerto. Los ataques perpetrados desde la Cordeliere fueron derrotados por un puñado de valientes, de los que muy poco, se sabe…
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[/accordion] [accordion title=”El Fuerte 31 de Marzo” icon=”” state=”no”]
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El constructor del Fuerte fue el Coronel Ingeniero Militar Andrés L. Tapia. el mismo que diseñó el Teatro Rubio (hoy Teatro Ángela Peralta).
La construcción de la fortificación se remonta a finales de 1891, la armada de México por medio de El General Y. R. Bravo, entonces jefe interino del Departamento de la Marina en el Pacífico le encomendó al Ingeniero Militar y Coronel Andrés L. Tapia la tarea en lo que entonces se denominaba “Puntilla de la Nevería”.
Aparentemente, el perímetro requerido, de 564.18 metro cuadrados de terreno, formaba parte del área marítima federal; sin embargo, desde antes de arrancar las obras, cuando se realizó el primer des-linde del predio, Rafael Marini se hizo presente ante las autoridades ostentándose como propietario del lugar. La armada alegó que “la puntilla” estaba fuera de las líneas marcadas por las mojoneras delimitadoras de la propiedad del señor Marini.
El Ayuntamiento tuvo que realizar una detallada investigación para dirimir la disputa, cuyos legajos se conservan en el Archivo Histórico Municipal. Finalmente el ayuntamiento determinó que “ratificadas nuevamente las medidas y linderos del terreno que ocupa la nueva obra de fortificación conocida con el nombre de Fortín 31 de Marzo de 1864 con los terraplenes de ensanche y calzadas que se han construido resulta un solar que ni está dentro de la zona marítima pero ni tampoco pertenece al Sr. Don Rafael Marini”.
De acuerdo con la descripción arquitectónica el edificio reúne todas las características que una fortificación de su tipo requiere. Como cualquier baluarte, este inmueble describe la forma romboidal de diamante, con muros fuertemente parapetados en los bandos del vértice de mar. Dos pequeñas garitas empotradas en el muro, flanquean el acceso, ambas coronadas por secciones de bóveda, de media naranja.
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