Desde los años 50 del Siglo 20 el movimiento cultural en Sinaloa se consolidó y se ha convertido en una pieza importante que mueve a su sociedad
Por: Héctor Guardado
Primera parte de dos:
A Sinaloa lo mueve su enorme productividad agrícola, industrial y de servicios, es un pueblo que no le tiene miedo al trabajo, su gente es laboriosa, además tiene una vena artística importante, es una energía que contribuye a que este Estado esté en movimiento.
La paz porfiriana del Siglo 19 fue determinante como en muchas regiones del País para que se consolidara una vida cultural incipiente en todo el territorio.
A Sinaloa la cultura llegó vestida de ópera, de zarzuela y de obras de teatro, que llegaban por barco a los puertos, se presentaban en el teatro Apolo de Culiacán y Rubio (hoy Ángela Peralta de Mazatlán), la música europea empezó a habitar el territorio a ritmo de vals y de polka que hacían mover a las sociedades de Culiacán y Mazatlán.
La literatura fue otro de las artes que floreció sobre todo en Mazatlán en donde vivieron plumas como las de Amado Nervo, Heriberto Frías, José Juan Tablada, Enrique González Rojo, escritores de nivel internacional, cobijados por la Imprenta Retes que publicaba el Correo de la tarde en donde todos ellos dieron a conocer y desarrollaron su talento.
La aridez cultural que se dio después de la Revolución fue regada suavemente con las tertulias literarias en casas particulares en las dos principales ciudades del Estado, y con las clases de música y los montajes locales de zarzuelas que el maestro Francisco Martínez Cabrera montaba en el Teatro Rubio de Mazatlán, también en el puerto Lupita Castro le dio vida al foro porteño con sus montajes de ballet y bailes tradicionales de diferentes partes del mundo.
Su formación como bailarina en Estados Unidos mantuvo vivo el interés por la danza por más de 40 años a través de su Academia, su estafeta la recogió Nelly Morales por otros 30 años.
Culiacán destacó en Teatro y artes visuales, Mazatlán cedió al llamado de sus vocaciones por la danza, la música y el canto.
Los Mochis fue fundado en 1903, en 1935 se convirtió en la cabecera municipal del municipio de Ahome y su desarrollo cultural inicia como en muchos lugares de provincias a través de tertulias, y actualmente se está consolidando con la inauguración de su Teatro Ingenio.
Un general con inquietudes artísticas
Miguel Tamayo, a través de la UAS, promovió la danza folclórica, exposiciones de pintores aficionados que fueron muy visitados por la sociedad culiacanense sus nacimientos.
La esposa del gobernador Alfonso Calderón fue una maestra con una visión amplia de la educación, tuvo la sensibilidad de entender que su posición política le daba posibilidades de poner cimientos fuertes para el desarrollo de la cultura en Sinaloa y construyó el Centro Cultural Genaro Estrada y creo Difocur que fueron durante años la insignia cultural más importante de Sinaloa.
Esa infraestructura sirvió para que se formaran escuelas y su teatro Pablo de Villavicencio posibilitó que se hicieran montajes profesionales en una ciudad que en ese momento estaba en la transición de convertirse en una urbe moderna
La actriz profesional y directora de teatro Socorro Astol, durante los años 50 creó grupos de teatro y formó actores en la capital del estado, mantuvo una actividad que consiguió madurar y tener continuidad con el genio de Oscar Liera que se convirtió en uno de los más importantes dramaturgos de México en la década de los 80 del siglo pasado.
Su exitosa carrera la desarrolló en la Ciudad de México; pero su generosidad y su amor por el terruño hizo que trajera a Culiacán un movimiento teatral que subsiste hasta la fecha a través del grupo Tatuas que sigue aferrado a las formas que el talento de Liera definió para su teatro hace más de 30 años.
Mazatlán fue creciendo con el imaginario popular, sobre todo de la clase media, de haber tenido un pasado cultural de grandes vuelos, por el recuerdo de las óperas, zarzuelas y obras de teatro que compañías nacionales traían, por la facilidad de comunicación que el puerto le daba a la ciudad.
Sus Carnavales se convirtieron en el receptáculo de la nostalgia cultural de Siglo 19, la danza la mantenía viva Lupita Castro y la música el maestro Martínez Cabrera, la creación de certamen de poesía de los Juegos Florales en 1927 fortaleció el sueño de arte que revoloteaba en las mentes de las clases medias de la ciudad.
Antonio Haas en los años 60 consolidó esa ensoñación montando espectáculos profesionales para la celebración de los Juegos Florales, las mejores cantantes de ópera llegaron a cantar al puerto, la Compañía Nacional de Ballet vino un par de ocasiones, también participaron las primeras compañías de danza contemporánea, la noche cultural mazatleca del año eran los Juegos Florales y reunía a la crema de la sociedad.
El pueblo veía con ilusión e imaginaba lo que dentro del teatro se vivía, el arte se convirtió en una aspiración de estatus para los mazatlecos, todo esto siguió abonando al terreno del desarrollo del arte.
Carlos Ambriz, en los primeros años de la década de los años 80´s, puso un pequeño granito de arena a través de sus montajes de teatro en el Colegio Pacífico, la juventud se involucró con su entusiasmo en el interés por las artes.
Cuando Los Labastida: Jaime, Francisco y María Teresa Uriarte llegaron para gobernar Sinaloa, Mazatlán estaba lista, la mente de muchos de sus pobladores quería que sucediera y ante los hechos de ver programados artistas de talla internacional como la cantante Victoria de los Ángeles, la estrella del ballet Julio Boca, la soprano internacional Gilda Cruz Romo o poder vivir la experiencia de ver en vivo la ópera Elixir de amor, Traviata o Turandot a la italiana sus sueños se convirtieron en realidad.
Fue en el puerto sinaloense donde nació la idea de crear el Festival Cultural Sinaloa que cambio al Estado, Enrique Patrón de Rueda y Raúl Rico creaban los programas de los Juegos Florales, en 1987 el tema de la fiesta sería Egipto y su espectáculo fue una gala de ópera en la que se cantaron fragmentos de la ópera Aida, el director concertador patasalada trajo a las voces emergentes más importantes de este arte en México. Patrón de Rueda era en ese momento director de la ópera de Bellas Artes.
La coronación y la función fue en el Cine Zaragoza, el público abarrotó la sala, para complacer a los que no había conseguido boleto, al día siguiente se montó el mismo espectáculo en la Plazuela República y el éxito fue total, miles asistieron, los Labastida estaban ahí y le pidieron a Patrón de Rueda que hiciera lo mismo para todo Sinaloa.
Ese mismo año, 1987, inició el Festival Cultural Sinaloa y todo cambio en el ámbito de la cultura en Sinaloa.
En Mazatlán se consolidó en 20 años una centro de formación artística de primer nivel que hoy es un orgullo para todo el Estado, Raúl Rico llevó a su clímax el proyecto cultural de Mazatlán, consolidando grupos profesionales formados en el puerto, creando programas artísticos de primer nivel que formó públicos y desarrolló estrategias para llevar al público a los teatros que solo él sabe cómo tenerlos llenos permanentemente.
Los gobiernos municipales que no han dado seguimiento al proyecto cultural, como se ha venido haciendo a través de los años, han conseguido con esa acción frenar el desarrollo de las escuelas y de la palpitante vida del teatro Ángela Peralta, la cultura no debe de estar supeditada a los caprichos de los gobernantes.
Muy pronto parte dos…
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