Filipinos acuden al Mercado José María Pino Suárez a cocinar sus propios alimentos.

Las tripulaciones de los grandes cruceros turísticos se han convertido en visitantes muy apreciados por los mazatlecos ya que además de adquirir una importante cantidad de productos y servicios, hacen amistad con los locales

Hoy veremos el caso de los filipinos.

Mazatlán, Zona Trópico, Sinaloa, México, a; 14 de Enero de 2020.- La mayoría de los mazatlecos y las autoridades enfoca las bondades de los cruceros en la gran cantidad de turistas que estos traen en sus lujosos interiores. Y no les falta razón, la derrama económica que los turistas de cruceros dejan a Mazatlán, es muy grande y tiene una particularidad, en su mayoría impacta directamente en los bolsillos de los prestadores de servicios.

Pero casi nadie se da cuenta que existe otra fuente de beneficios que producen los cruceros, son las llamadas tripulaciones de estos portentosos navíos. Las cuales al igual que ha crecido la cantidad de pasajeros que hoy en día viajan en los cruceros, en efecto, mientras más grande el crucero y su número de pasajeros, mayor el número de tripulantes. Y como consecuencia mayores beneficios económicos para Mazatlán vía el gasto de las mismas.

Veamos el caso de los filipinos:

Un buen día soleado de invierno es el perfecto escenario para la llegada de los cruceros, los que han estado arribando a Mazatlán continuamente, moviendo la economía de la ciudad al recibir a miles de turistas que bajan del crucero a conocer la ciudad.

Con una capacidad de entre 3000, 4000 y hasta más pasajeros, estos cruceros mueven consigo importantes cantidades de tripulantes que también bajan a disfrutar del hermoso Mazatlán.

Filipinos, italianos, argentinos, entre otras nacionalidades son las personas, mujeres y hombres los que conforman las tripulaciones de los cruceros y encuentran en este puerto un gran destino que les permite adquirir productos y servicios que en otros puertos no pueden.

Ya como tradición, la tripulación filipina conformada por grupos de alrededor de 15 personas, los que desde hace muchos años acuden al Mercado José María Pino Suarez a cocinar sus propios alimentos.

Estos turistas-tripulantes adquieren los productos alimenticios en los locales del mercado, los cuales tienen que estar frescos, estando entre sus favoritos: el pescado fresco y los camarones de muy buen tamaño, los que cocinan con recetas de su país.

Lo que sí es un hecho es: que disfrutan de comida recién hecha en tierras mexicanas, mazatlecas, pero con los sabores de su país. Que vale la pena destacar es muy similar en clima, y ubicación a Mazatlán, ya que son favorecidos con el trópico.

Es bueno mencionar, que los cruceros en su trayecto visitan diferentes destinos, de México y el mundo, pero y a decir de los propios filipinos, es sólo en Mazatlán, dado que aquí solamente encuentran los productos frescos, con calidad y a muy buen precio, por lo que los asiáticos decidieron hacer un ritual, que en la actualidad ya es para ellos una tradición, misma que tienen solamente dos horas para realizarla, en las que tienen que comprar los ingredientes, prepararlos y comerlos para después regresar al barco a sus labores.

Los sabores son diferentes, tal vez los principios sean los mismos, eso no importa, lo que importa es que en el Mercado Pino Suárez de Mazatlán, los filipinos han encontrado un buen refugio para recordar sus sabores ya que sus alimentos, el pescado y el camarón, siempre van acompañados con arroz cocinado a la usanza filipina, cuya cocina posee rasgos españoles, sabores para ellos muy familiares y para nosotros tan diferentes.

La llegada de estos asiáticos al Mercado Pino Suárez es rápida, suben al área de los restaurantes en el segundo piso, en este caso con doña Cleo, que  ya saben es dónde los reciben mejor, entran como en su casa con las bolsas de las compras y en breve se ponen a cocinar lo que traen en mente.

Un costo económico para ellos les resulta rentar estas cocinas donde cuentan con todos los utensilios y requerimientos para preparar sus alimentos cómodamente, y como decimos en México: “con el rico sabor casero, filipino, pero casero”.

En una breve conversación con uno de ellos, de nombre muy latino, Víctor, nos contó que hace años que llegan a las cocinas del mercado Pino Suarez a cocinar sus propios alimentos, aunque aseguró que también disfrutan de la comida local del puerto. “Mazatlán es muy similar a Manila, un clima muy parecido, la gente es hospitalaria y amable, tal y como sucede en nuestro país, por eso siempre aquí me siento como en casa” destacó.

El tiempo apremiaba, así que tuvimos que dejarlos, para que siguieran con su tradición mazatleca-filipina y además para que disfrutaran de sus cervezas bien frías y de la plática entre ellos.

Por esa razón también son importantes los cruceros para Mazatlán…

 

 

 

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