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[accordions type=”toggle” handle=”pm” space=”no” icon_color=”#” icon_current_color=”#”][accordion title=”La Leyenda de Bonifacio” icon=”” state=”yes”]

Bonifacio Rojas en esta larga Historia

  • Los rosarenses deben de redoblar esfuerzos para que su Pueblo Mágico alcance la categoría de destino turístico alternativo de primer nivel

  • Vayamos primero a la historia de Bonifacio Rojas

El Rosario, Pueblo Mágico, Zona Trópico, Rosario, Sinaloa, México, a; 3 de Agostos de 2019.- Una leyenda o historia por muchos conocida, que recordamos cada año en que se cumple la fecha de la fundación de este bello e histórico Pueblo Mágico y Ex Real de Minas, hoy, de nuevo la recordamos a 364 años de este acontecimiento.

Esta historia o leyenda dice que el sábado 3 de Agosto de 1655, el caporal Bonifacio Rojas después de pastorear el ganado y cuando se disponía a volver al establo se percató que le faltaba una res, por lo cual desesperado corrió a buscarla; se fue por el río y llegó a un lugar que hoy se conoce como la “Loma de Santiago” y desde allí divisó la res que se había extraviado. A todo galope fue hacia ella y en la carrera se le rompió el rosario que llevaba puesto; todas las cuentas cayeron al suelo y sé dispersaron. Para no detenerse, Bonifacio lanzó su sombrero en ese lugar para que al regreso le fuera más fácil identificarlo y así recuperar su rosario.

Cuando las últimas luces del día comenzaban a desaparecer y el caporal seguía sin encontrar su res, decidió regresar al lugar en donde había quedado su rosario. Como la noche había caído, encendió una fogata y rendido por el cansancio pronto lo arropó el sueño.

Al despertar a la mañana siguiente, notó que en el lugar donde estaba la fogata había una mancha. Curioso se acercó a la misma y fue entonces que se percató que la mancha era una gran cantidad de plata adherida a una peña.

Bonifacio lleno de entusiasmo fue rápidamente a dar cuenta a su patrón del extraordinario hallazgo, y éste corrió al lugar para cerciorarse de lo dicho por su caporal.

Se dice que al ver la plata el patrón Español de Bonifacio, lo primero que hizo fue dar un “tajo” en la peña y con ello inició la explotación de este precioso metal.

Desde entonces se le llama Minas del Tajo y fue cuando comenzó la afluencia de españoles, criollos y mestizos, que atraídos por la fiebre de oro y plata formaron un nuevo pueblo que fue bautizado con el nombre de Real de Minas de Nuestra Señora de El Rosario, asociando el nombre de la virgen María al incidente que puso al descubierto la gran riqueza que constituyó la estructura de una población que en pocos años desplazó a la vieja e histórica Chametla, convirtiéndose en el núcleo económico de una dilatada región.

Así nace la leyenda de lo que hoy es el Pueblo Mágico, lugar lleno de historias, leyendas, personajes y hermosas tradiciones.

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El Rosario como Pueblo Mágico

A igual que una enorme cantidad de pueblos y ciudades de México, El Rosario, cabecera municipal del Municipio de Rosario en Sinaloa, cuenta con preciados legados que le fueron heredados por sus primeros pobladores y los que le siguieron, y en el caso particular de esta ciudad la inmensa mayoría de esos legados provienen después de la conquista, o si ustedes quieren de la explotación minera.

Estos legados van desde los arquitectónicos, hasta los religiosos, culturales e históricos y derivado de toda esta herencia fluyeron otras riquezas como las actividades primarias, principalmente agricultura, ganadería, entre otras. Bien se puede decir que los rosarenses recibieron muy buenas herencias de sus antecesores.

Lamentablemente como sucedió también en muchas ciudades y pueblos, El Rosario ha padecido de un periodo, muy largo por cierto, de desvalorización de su legado, en todos los campos. Las pruebas irrefutables de ello son, por un lado la destrucción de cientos de edificios y casas con valor histórico, mismas que sus propietarios en un afán modernista las transformaron en verdaderas cajas de zapato. Pero en cuestión cultural también los rosarenses no han sabido ni preservar, ni aprovechar el rico legado heredado. Aunque todo lo anterior no es privativo de ellos, es generalizado, Mazatlán es otro buen ejemplo de esta aberración.

Con todo y luego de haber alcanzado la categoría de Pueblo Mágico de México, por allá de finales del mes de noviembre de 2012, aunque antes de esto ilustres rosarenses de la era moderna ya luchaban arduamente por el rescate de su valioso legado histórico, unos en lo arquitectónico, otros en lo cultural, otros más en lo religioso y algunos en lo histórico. Poco podían hacer estos personajes ante un estilo de vida que privilegiaba y privilegia aún hoy en día lo económico por encima de cualquier valor humano y cultural.

Sin embargo, la lucha de estos personajes, ya fallecidos la mayoría, sentó las bases de un rescate de algunos valores históricos, derivado lo anterior de la euforia que desató entre los rosarenses el haber alcanzado la distinción de Pueblo Mágico de México.

Lentamente, quizá, demasiado lento, en El Rosario vemos signos de un reposicionamiento de su verdadero valor como ciudad con muchos valores. A nuestro juicio, los rosarenses no han entendido bien a bien la importancia, no digamos de ser Pueblo Mágico, sino del rescate de sus preciados legados. Y es que como Pueblo Mágico, si bien es cierto, existe, o existía, una regulación para alcanzar esa distinción y también derivado de ella, al cumplirla, al menos mínimamente, el gobierno federal liberaba recursos para distintas iniciativas. Pero también lo es, que en la mayoría de los Pueblos Mágicos el sentido que le agarraron a la distinción fue el de obtener recursos. Y, de no obtenerlos; pues ahí quedaba todo el glamur de la misma, Peor aún, en muchos casos, estos recursos se desviaban.

Nuestra recomendación para El Rosario y todos los Pueblos Mágicos de Sinaloa y de México es: que sin importar el estatus en que se encuentre la distinción de Pueblo Mágico, más claro, que sin importar si el programa existe o no existe, los pobladores de dichos asentamientos humanos, deben de tomar con más fuerza el reposicionamiento de los mismos.

Y es que posteriormente al rescate de estos Pueblos Mágicos, vienen las cosas positivas, turísticamente hablando, es decir, una vez que el colectivo humano detecta que determinada población está en proceso de reposicionamiento de sus legados y cuando por cualquier circunstancia se entera que ya los restauró y puso en valor, es entonces que combinado con otras técnicas como; la hospitalidad, servicio, calidad y la promoción que empiezan a fluir corrientes sostenidas de turistas.

Reiteramos pues a los rosarenses, nuestra creencia de que como Comité Pueblo Mágico, deben de hacer un alto en el camino y reflexionar sobre lo hecho, y derivado de este análisis apuntalar lo bien hecho y desechar lo que no les haya funcionado.

Mientras tanto, reciban un cariñoso saludo y nuestro mejor deseo de que todo les salga bien.

Y para la otra inviten. La cortesía es parte de ser Pueblo Mágico o Ciudad Turística…

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