En menos de un año, Cópala suma una nueva leyenda a su surtido menú de atractivos y con ello crece su encanto
La voluntad de un pueblo se impone a la clásica burocracia
Cópala, Pueblo Señorial, Zona Trópico, Concordia, Sinaloa, México, a; 1 de septiembre de 2018.- Un año puede ser un periodo de tiempo muy largo, muy corto o intrascendente, todo dependerá desde la óptica o las circunstancias, o la relatividad con que se perciba por cada persona o comunidad.
Por ejemplo: en Cópala, Pueblo Señorial, les bastó menos de un año, para crear una nueva leyenda popular misma que se sustenta en la figura que adorna una fuentec unicada casi frente al hermoso templo de la población.
Quienes hemos visitado Cópala desde hace ya muchos años, veíamos al ahora famoso Cisne y, la verdad sea dicha, no le dábamos mayor relevancia, incluso, para efectos de la fotografía no era muy atractivo que digamos, dadas las condiciones de abandono que reflejaba y, además, por no tener habilitada una función de fuente.
Así las cosas, una visitaba Cópala y de todo nos percatábamos: de la caída turística, del cierre de negocios, de las tragedias que enlutaron al pueblo, de las nuevas esperanzas, del incipiente renacimiento, en fin y aparentemente estábamos al pendiente de lo que sucedía ahí.
Pero la verdad era que no estábamos enterados de todo y el más claro ejemplo es este famoso cisne de la fuente, y que fue hasta la celebración del segundo festival del Pay de Plátano, celebrada el pasado domingo, que nos enteramos que para los pobladores de Cópala no era Cisne, sino Pato.
Y, que a causa de un mal entendido entre representantes de INAH y los habitantes de Cópala, estos últimos a punto estuvieron de enfrentar un delito del orden federal.
La trama
Diversas denuncias del abandono de Cópala, motivaron que algunas dependencias se dignaran voltear su mirada al Pueblo Señorial, fueron varias tanto estatales como federales y entre estas últimas el INAH, que centró su apoyo en la más valiosa joya arquitectónica de Cópala, su templo.
Entre otras obras y rescates, el INAH trabajó en la restauración de las puertas del templo, pero en el inter en que se realizaban los trabajos, un desdichado rayo le pegó en el centro a una de las palmeras que adornan la plaza principal.
Ante este hecho, un connotado miembro de la comunidad, el Ing. Guillermo Trewartha, decidió poner a buen resguardo la palmera afectada por el rayo, lo anterior ante el fundado temor que esta se viniera abajo y causara dolor a las personas.
Todo bien hasta ahí, pero resulta que una de esas malas jugadas, de esas que nadie desea, ni se espera, mucho menos planea, hizo que el Cisne recibiera un golpe al estar quitando la palmera que lo hizo caer al suelo y se quebrara el pescuezo.
Cuenta la leyenda, que la restauradora de INAH que hacía los trabajos en el templo, no se sabe si conmovida por la situación u obligada por las circunstancias, inicia la restauración de la figura.
Con el paso del tiempo la termina y esta se instala en su lugar de origen, pero oh sorpresa, al pueblo no le gustó el trabajo que hizo la funcionaria y empezó una revuelta.
Y es que para los pobladores de Cópala, este Cisne que para ellos es Pato, debería de conservar sus colores originales, blanco su plumaje, pico amarillo, ojos azules, en fin, tal como originalmente lució por muchos años.
El error de la restauradora fue no tomar en cuenta la percepción de la población, ya que ella se basó en lo que sus ojos veían, un Cisne real, pintado de Blanco que los del pueblo le dicen pato, es decir, asumimos que los quiso sacar de su error y, por ello, lo pintó de acuerdo a su linaje de Cisne.
Ante la afrenta que recibieron los habitantes de Cópala, decidieron actuar por su propia cuenta y, lo hacen, así que pintan de acuerdo a su idea el famoso Pato o Cisne, blanco su plumaje, pico amarillo y lo demás.
Dicen que unos días después, la restauradora volvió a Cópala y al ver lo que el pueblo había hecho con el Cisne o Pato, pegó un grito, que alarmó a toda la población.
Luego se vino una serie de enfrentamientos, entre la posición cerrada de la funcionaria del INAH y la decisión de un pueblo decidido a que costara lo que costara no iba a permitir que su Pato o Cisne dejara de ser lo que ellos creían que era, un Pato.
Las cosas se calentaron tanto, que tuvo que intervenir el delegado del INAH en Sinaloa, el presidente municipal de Concordia y los habitantes del Pueblo Señorial, dilucidando todo en una junta pública en la plazuela del pueblo.
Finalmente se acató la voz del pueblo y hoy en día, Cópala, Pueblo Señorial, luce a su Pato o Cisne perfectamente restaurado, incluso, este luce ya con la función de fuente habilitada.
Lo mejor de todo esto es: que ahora Cópala cuenta con una nueva leyenda, misma que enriquece su menú en este campo y es un motivo más para visitarlo todo el año.
No podemos cerrar el presente sin hacer un reconocimiento público a: María Virginia Guadalupe Paredes Sánchez, Viqui, directora de turismo municipal de Concordia, Silvia Michel Jefa del Departamento de Diversidad Turística de Sectur Sinaloa, por su entrega y trabajo, lo cual ha redundado en el éxito de las iniciativas turísticas de Concordia. Y a los habitantes de Cópala por su entrega y deseos de salir adelante.