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Crece el número de actividades en torno a la celebración y con ello los riesgos de daños a este patrimonio universal
Comentario Editorial
Hoy, en la más grande y enigmática zona arqueológica de américa: Las Labradas, en el municipio de San Ignacio, Sinaloa, México, se vivió, a ojos de la mayoría de quienes ahí estuvimos, una gran fiesta de recibimiento de la primavera. Y, en efecto, fueron miles, se estima que entre las 3,400 y 4,000 las personas que se dieron cita en este maravilloso lugar.
Tal vez, y a nuestro juicio, en esta sexta edición del festival del Equinoccio de Primavera acudieron más personas que nunca.
En realidad, consideramos que nadie esperó tan extraordinaria respuesta, por ello, caminos, estacionamientos y el propio lugar de Las Labradas se vieron atiborrados, saturados. Y sin dudas podemos asegurar que los organizadores lo calificarán como un éxito rotundo.
Y estarán en lo cierto. Ya que visto desde el ángulo cuantitativo. En efecto, fue un arrollador éxito.
Más aún, esta zona arqueológica ofrece muchas señales importantes, por ejemplo: su antigüedad. La que se afirmaba que rondaba los mil años. Pero hace muy poco, arqueólogos del INAH, asentados en el sitio, aseguran que su antigüedad podría superar con facilidad los 8,000 años. Y si esto fuera así, que de hecho lo es. Pues varios mitos que se nos han inculcado con relación a la aparición de los seres humanos por estas tierras se tendrán que venir abajo.
Un hecho que pasa totalmente desapercibido es, que en el año cero de nuestra era, es decir, hace 2017 años, la línea imaginaria que indica el paso del trópico de Cáncer, se ubicaba justo en Las Labradas, por ser justamente la parte donde el sol de esos años llegaba al cenit.
Ya si lo anterior no nos dice nada. Pues que se siga aprovechando a la zona arqueológica más importante de Sinaloa en lo cuantitativo y no en lo cualitativo.
Es nuestro mejor deseo, que las autoridades y nosotros, la sociedad civil, los de a píe, nos replanteemos el aprovechamiento de este sitio. Es hora de que dejemos de lado el valor de lo numérico y nos vayamos al valor cualitativo, ese que deja de lado los aspectos puramente mercantilistas y se basa en las cualidades de las cosas para determinar su aprovechamiento. Lo que como consecuencia acarrea sostenibilidad y sustentabilidad.
En un momento la reseña completa…
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