El Papa en México 10 Claves
Las diez claves esenciales del viaje del Papa Francisco a México

Por: Jesús de las Heras Muela

Un Mosaico de Méxicos es los que deberá ver el Papa… Si no se lso ocultan.

1.- Viaje en un año escaso de viajes papales:

El Año Jubilar de la Misericordia no va a ser testigo —como tampoco lo fue 2000, Gran Jubileo del año 2000— de numerosos viajes apostólicos. En principio, la agenda viajera dentro de Italia está cancelada y, en principio, solo están previstos, al menos por ahora, dos viajes internacionales: del 12 al 18 de febrero, México; y a finales de julio y hasta el 1 o 2 de agosto, Polonia, con ocasión de la JMJ 2016 Cracovia, además de visita a Lund (Suecia) para participar en un acto conmemorativo ante el quinientos aniversario de la reforma luterana.

El viaje a México es ya —comienza en Fiumicino/Roma a las 12:30 horas; y la Conferencia Episcopal Española (CEE) se ha hace presente mediante el cardenal Ricardo Blázquez, su presidente y arzobispo de Valladolid, y el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia— la duodécima visita apostólica internacional de Francisco, frente las once que ha realizado dentro de Italia.

2.- Anteriores viajes papales a México:

México, junto a España y a Estados Unidos de América, con cinco veces los tres países, es, tras Polonia y Francia, visitadas por Juan Pablo II en nueve y siete ocasiones respectivamente, uno de los cinco destinos nacionales en los que más veces estuvo el Papa grande, el Papa de los viajes. Visitó, además, diecisiete ciudades distintas: Ciudad México, con Guadalupe, en varios de estos viajes, Puebla de los Ángeles —precisamente la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) celebrada en Puebla en enero de 1979 fue la razón de ser principal del primer viaje apostólico de Juan Pablo II, con etapas también en la República Dominicana y las Bahamas—, Oaxaca, Cuilapán, Guadalajara, Monterrey, Veracruz, Aguascalientes, San Juan de los Lagos, Cuernavaca, Durango, Chihuahua, Txula Gutiérrez, Villahermosa, Zacatecas y Mérida fueron las ciudades de México que recorrió Juan Pablo II. Enero de 1979, mayo de 1990, mayo de 1993, enero de 1999 y julio de 2002 fueron las fechas. En México, Juan Pablo II beatificó, el 6 de mayo de 1990, y canonizó, el 31 de julio de 2002, a san Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe. En dos ocasiones, México fue escala papal de una JMJ: en 1993 y 2002, las JMJ, respectivamente, de Dénver y de Toronto.

Benedicto XVI también visitó México. Lo hizo dentro su viaje también a Cuba, del 23 al 28 de marzo de 2012, el penúltimo de sus veinticuatro viajes internacionales. Benedicto XVI visitó León y sus alrededores en el Estado mexicano de Guanajuato.

Ahora Francisco va a Ciudad de México, Guadalupe, Ecatepec, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Morelia y a Ciudad Juárez en Chichuahua.

3.-Itinerario de Francisco en México:

El Papa llega a Ciudad de México a las 19:30 horas (horario local, seis horas más en Roma y en España, y seis horas en el resto de los destinos mexicanos, excepto en Ciudad Juárez, que son siete horas) de este viernes 12 de febrero. El sábado 13, por primera vez, un Papa es recibido en el Palacio Nacional, sede de la Jefatura del Estado. Allí Francisco dirige, a las 10:15 horas, a las autoridades, comenzando por el presidente Enrique Peña Nieto, e incluidos representantes de la sociedad civil y del Cuerpo Diplomático, el primero de sus discursos. Una hora y cuarto después, es esperado en la catedral, donde habla a los obispos mexicanos. Completa esta primera jornada con una eucaristía, a las 17 horas, en la basílica de Guadalupe.

El domingo 14 se trasladará en helicóptero a Ecatepec para celebrar por la mañana la misa en el Centro de Estudios de Ecatepec. Por la tarde visita en la Ciudad de México el hospital pediátrico «Federico Gómez» y después mantiene un encuentro con el mundo de la cultura en el Auditorio Nacional. El lunes 15 de febrero viaja en avión a Tuxtla Gutiérrez y posteriormente se traslada en helicóptero a San Cristóbal de Las Casas en donde presidirá una misa con las comunidades indígenas de Chiapas en el Centro Deportivo Municipal. Luego almuerza con representantes indígenas y con el séquito papal. Por la tarde visita la catedral de San Cristóbal de las Casas y después volverá a Tuxtla Gutiérrez en donde tendrá un encuentro con las familias en el Estadio «Víctor Manuel Reyna», para regresar a Ciudad de México.

El martes 16 de febrero irá en avión a Morelia en donde presidirá la misa con sacerdotes, consagrados y seminaristas. Después de comer visitará la catedral y posteriormente se reunirá con los jóvenes en el estadio «José María Morelos y Pavón». Regresará también a la capital federal. Al día siguiente, miércoles 17 de febrero, se trasladará en avión a Ciudad Juárez y llegará al aeropuerto internacional «Abraham González». Por la mañana visitará a detenidos en un penitenciario y a las 12:00 horas se reunirá con el mundo del trabajo en el Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua. Por la tarde, presidirá la misa y después se llevará a cabo la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de Ciudad Juárez en donde partirá hacia el aeropuerto Ciampino de Roma. El avión papal llegará a Roma el jueves 18 de febrero a las 14:45 horas.

4.- Iglesia y sociedad en México, 2016:

México cuenta con una superficie de casi dos millones de kilómetros cuadrados, con cerca de 120 millones de habitantes. México es el undécimo país más poblado de la tierra y su capital federal, Ciudad de México, la ciudad más populosa del mundo. México es el catorce país más grande de la tierra, y también su PIB se sitúa aproximadamente en estos dígitos. Ciento diez millones de mexicanos están bautizados, el 91, 9% de la nación. Es el país con mayor número de católicos de toda la Iglesia, seguido de Brasil y de USA.

La Iglesia mexicana cuenta con 95 circunscripciones eclesiásticas, 7.165 parroquias y 5.786 otros centros pastorales. El número de obispos asciende a 176; el de sacerdotes a 12.931 del clero diocesano y 3.965 del clero regular (en total, 16.896 sacerdotes, una cifra muy baja para tan alta población católica). Los diáconos permanentes son 908; 1.706 los religiosos no sacerdotes; 27.031 las religiosas profesas; 515 los miembros de institutos seculares; 45.090 los misioneros laicos; y 305.569 los catequistas. El número de seminaristas menores asciende a 4.517 y el de seminaristas mayores —uno de los registros más alentadores de la Iglesia mexicana— es de 6.538. La Iglesia católica en México sirve 5.609 escuelas maternales y primarias, 2.328 escuelas medias y secundarias y 382 centros educativos superiores y universitarios. Los alumnos que educa la Iglesia en los citados centros son, respectivamente, 709.632, 411.666 y 219.680.

Por lo que respecta a la presencia eclesial en el mundo de la caridad los datos son los siguientes: 197 hospitales, 1.471 ambulatorios, 5 leproserías, 311 casas de ancianos, 383 orfanatos, 1.998 consultorios familiares y centros para la protección de la vida, 312 centros de educación especial y otras 1.920 instituciones sociocaritativas.

5.- Iglesia en misión e Iglesia misionera:

Por simplificar, podríamos decir que a la luz de estos datos la Iglesia mexicana es todavía Iglesia de misión, pero ya con registros de notable vitalidad, dinamismo y razones para la esperanza.

Jorge Mario Bergoglio visitó México en dos ocasiones: en 1970 y en 1999. «Misionero de Misericordia y Paz» es el lema de la visita, un lema bien contextualizado en el presente y ya citado año jubilar y muy preciso también en México donde el narcotráfico, la violencia callejera y sucesos como la desaparición-asesinato, en otoño de 2014, de 43 estudiantes en la Universidad de Iguala han hecho saltar todas las alarmas. México, por otro lado, es el país de todo el mundo con mayor número de población católica —ciento diez millones de personas, en números redondos— y es evidente, pues, su pujanza y carácter emergente. México es tierra, pues, de misión y de misiones, evangelizada, a seguir evangelizando y evangelizadora. México, además, asiste asimismo al drama de la inmigración legal e ilegal con destino en el vecino Estados Unidos de América y con epicentro en el Estado de Chihuahua. Las desigualdades sociales son también muy llamativas en el país azteca, donde otro de los retos pendientes son las políticas sociales y el mismo servicio eclesial a los indígenas, cuyo emblema es otra de las etapas.

Las dificultades para la libertad religiosa y la misma persecución han hecho mella en el país azteca. Baste recordar, por ejemplo, que las relaciones diplomáticas plenas entre México y la Santa Sede solo cuentan con veinticinco escasos años de historia dado que como tanto en el siglo xix como el xx se dictaron leyes de separación entre las esferas civiles y religiosas —el «separatismo»— muy agresivas y dolosas para la presencia pública de la Iglesia. Sin ir más lejos, en la década de los años veinte del siglo pasado hubo numerosos mártires de la llamada revolución Cristera, con antecedentes como la «Ley Calles». Precisamente, en las vísperas de este viaje, el 21 de enero, el Papa ha firmado el decreto correspondiente para la canonización del beato José Sánchez del Río, que fue martirizado, a los 14 años, en 1928, durante la llamada «Guerra Cristera». Hace cuatro años, Benedicto XVI visitó el monumento a Cristo Rey en el cerro del Cubilete, que recuerda estos martirios.

6- Encrucijadas actuales en México:

Por otro lado, México vive en los últimos años una convulsa situación social y política, que lastra su crecimiento económico y su misma vitalidad eclesial y apostólica, con las lacras, ya aludidas al comienzo, del narcotráfico, la corrupción pública, los asesinatos, los movimientos migratorios ilegales y la desigualdad económica, mientras su misma economía, subsanados problemas estructurales, podría resultar emergente a corto plazo.

7.- «La riqueza de vuestra fe» y Guadalupana:

En las vísperas de esta visita apostólica, Francisco respondió a una entrevista múltiple de la agencia Notimex (junto a las preguntas de los periodistas, estos recorrieron el país buscando testimonios e inquietudes de los fieles ante el viaje papal).

«Lo que más me mueve a mí es: ¿qué voy a buscar a México? Yo voy a México no como un Rey Mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas,…». Es Francisco quien habla y quien añade que va a «México como un peregrino, voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo…Voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes, voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe…». Y es que, afirma el Papa, «ustedes tienen una idiosincrasia, una manera de ser que es fruto de un camino muy largo, de una historia que se fue forjando lentamente, con dolores, con éxitos, con fracasos, con búsquedas, pero hay como un hilo conductor». Y añade: «Ustedes tienen mucha riqueza en el corazón y, sobre todo, ustedes no son un pueblo huérfano porque se glorían de tener Madre, y cuando un hombre, o una mujer, o un pueblo no se olvida de su Madre, te da una riqueza que vos no la podéis describir, la recibís, la transmitís».

Y con una nueva alusión a María, lógicamente la Morenita de Tepeyac (Virgen de Guadalupe), concluye su declaración de intenciones y de expectativas del viaje afirmando que va a «buscar un poco de todo eso en ustedes. Un pueblo que no se olvida de su Madre, esa madre mestiza, esa madre que lo forjó en la esperanza». Una Madre que para Francisco representa seguridad, ternura y a la que le repite tantas veces lo que Ella le dijo a su vidente, el indio san Juan Diego: «No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?» (ECCLESIA número 3.811, página 38).

8.- Combatir la corrupción y la violencia…:

«Violencia, corrupción, guerra, niños que no pueden ir a la escuela por sus países en guerra —responde Francisco a la inevitable pregunta de cómo su viaje podría ayudar para afrontar la violencia—, tráfico, fabricantes de armas que venden armas para que las guerras en el mundo puedan seguir…: más o menos Este es el clima que hoy vivimos en el mundo, y ustedes están viviendo su pedacito, su pedacito de “guerra” entre comillas, su pedacito de sufrimiento, de violencia, de tráfico organizado… Si yo voy ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los problemas que ustedes saben que está sucediendo, se solucionen, porque el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los carteles, no es el México que quiere nuestra Madre, y, por supuesto que yo no quiero tapar nada de eso, al contrario, exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas».

9.- …Y servir a la paz:

Francisco reflexiona, a preguntas de los periodistas y de los fieles, sobre cómo es posible sembrar paz en el país. «Hay que combatir todos los días por la paz, no por la guerra». Sembrar mansedumbre, entendimiento, sembrar paz. San Francisco de Asís rezaba: «Señor, haz de mí un instrumento de tu paz». Quisiera ser en México un instrumento de paz, pero con todos ustedes. Y ¿cómo se amasa la paz? La paz es un trabajo artesanal, que se amasa con las manos, desde cómo educo yo a un chico, hasta cómo acaricio a un anciano, son todas semillas de paz. La paz nace de la ternura, la paz nace de la comprensión, la paz nace o se hace en el diálogo, no en la ruptura, y ésta es la palabra clave, el dialogo: diálogo entre los dirigentes, diálogo con el pueblo y diálogo entre todo el pueblo. No tenerle miedo a escuchar al otro».

Y de nuevo con alusión a la Madre, concluye la respuesta: «Yo le voy a pedir a la Virgen, junto con ustedes, que les dé esa paz, que la Guadalupana les regale la paz del corazón, de la familia, de la ciudad, y de todo el país».

10.- Iglesia en salida:

Y así expresó el Papa de la Iglesia en salida y de las periferias sus deseos y expectativas del viaje: «Yo voy para servir, para eso, para ser un servidor de la fe de ustedes, porque para eso me hice cura. Porque sentí esa vocación, para servir a la fe del pueblo. Pero esa fe tiene que crecer y salir hacia afuera y meterse en la vida de todos los días, una fe pública. Y la fe se hace fuerte cuando es pública, sobre todo en los momentos de crisis», como la actual, crisis que llama y hasta obliga más a salir, a que los cristianos y la Iglesia no tengamos una fe «enfrascada, como en una lata de conserva» Y es que: «Nuestra fe no es una fe de museo y la Iglesia un museo. Nuestra fe es una fe que nace del contacto, del diálogo con Jesucristo, nuestro Salvador, con el Señor. Si la fe no sale a la calle, no sirve».
Y a estos cristianos y a esta Iglesia en salida, María —en labios del Papa Francisco— les dice: «No tengan miedo de salir, no tengas miedo hijito, hijita mía, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre».

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