Del Baúl de los Recuerdos Mazatlecos
>>> En La Fama se hacían unos riquísimos panecillos llamados «Soletas» que eran muy solicitados por mucha gente
>>> Pero no sólo eran reposteros, también hacían nieve y en aquellos años pastelillos fríos. Texto Por: Rubén Romero Ibarra En realidad no se sabe con certeza en que año empezó a funcionar la tienda «La Fama». Sin embargo, por cierta información que nos revelaron los familiares de sus dueños es muy probable que haya sido a principios de los años 30´s del siglo pasado, pues don Luis Ung-Beet, su original dueño, inició el negocio de la venta de pasteles, panecillos café y dulces en esos años.
Don Luis que ya residía en Mazatlán desde hacia varios años, procedente de Shanghái, China se trajo a su hermano Francisco Ung-Yen, a la edad de 15 años, para que juntos atendieran el negocio y así enseñarle los secretos de la repostería y la cocina.
La Fama inicialmente se localizaba en la esquina de Belisario Domínguez y Constitución y ahí funcionó durante casi 20 años, y fue en la década de los 40´s que se trasladó con el mismo nombre al Edificio Medrano ubicado en la esquina de las calles Carnaval y Mariano Escobedo.
Pero lo que sí se sabe es; que esta tienda tuvo un giro innovador, pues en aquellos años, antes de que existieran las cafeterías en el puerto, funcionaba como pastelería, dulcería, cenaduría y cafetería. Aunado a esto ofrecía el servicio de horneada de pavos en periodos navideños y de año nuevo, ya en los años 50´s La Fama funcionaba como Supermercado, pues se vendían: carnes frías, cremería y abarrotes en la modalidad de autoservicio, no obstante, nunca cambió su giro de dulcería y cafetería.
“En aquellos años,” nos cuenta con añoranza doña Lolita Woo de Ung-Yen que fue la cajera del negocio y esposa de Don Francisco, “en La Fama se hacían unos riquísimos panecillos llamados Soletas, que eran muy solicitados por mucha gente, y se los comían con café hecho en la misma tienda. Las Soletas eran como corbatitas alargadas y los clientes las compraban por bolsas, pues después de días y aunque se hicieran duros se podían comer muy bien y el sabor era más concentrado».
Con orgulla recuerda que también se hacían unos panes que se les llamaban mamones o marquesas y pan blanco rebanado antes de que de que existiera el pan comercial de paquete.
«La Fama», continúa doña «Lolita, «era un punto de reunión para muchos mazatlecos en los 50´s, del siglo pasado y en esos años, justo frente a la tienda se puso un sitio de taxis donde había una banca larga que decía -Amigos de La Fama- ahí, cerca también, estaba el sitio de arañas -La Machado- y -La Compañía de Luz-, así que era mucha la clientela de esta antigua tienda» recuerda.
«Ahí», enfatiza con entusiasmo Doña Lolita, «se reunían a tomar café Don Teodoro Mariscal, promotor del Beisbol, los Chávez que eran dirigentes del Ferrocarril, el locutor Mendivil, Gabino Puente y los señores Alejandro y Carlos Ley y otros empresarios y profesionistas reconocidos del puerto, la gente, frecuentaba La Fama por el servicio y el trato amble que se les daba, aparte de que Pancho, mi esposo, siempre supo ganarse a la gente con su espontaneidad”
Cuenta Doña Lolita que en ese tiempo, eran tantos los jóvenes y adultos que se reunían en La Fama a tomar café que cuando pasaban las mujeres por ahí, tenían que hacerlo por enfrente pues era costumbre lanzarles bromas y caballerosos piropos a las osadas que se atrevían pasar por ahí.
Entre otras cosas, siguiendo esta misma historia Leticia Ung-Woo hija de Doña Lolita nos narra que su padre era muy reservado y trabajador. “No era un hombre que utilizaba recetas para hacer los panes pastelillos y pasteles, pues al igual que mi tío Luis, todo lo llevaban en su cabeza, por eso no hay recetas escritas que ellos hayan elaborado, ellos si que se llevaron a la tumba sus secretos”. Y prosigue. “Pero no sólo eran reposteros, también hacían nieve y en aquellos años pastelillos fríos. Además tenían una receta especial y única para hornear pavos navideños, por esta razón la tienda se llenaba en estas fechas, así que en la familia nunca había descanso. Se vendían dulces navideños y chocolates, cigarrillos y puros importados” rememoró.
«En esa época del año muchos mazatlecos se surtían de nueces y cacahuates japoneses que sólo los vendía La Fama, en los carnavales se vendía una cena riquísima hecha con las rectas especiales de mi padre y mi tío, los panes, pasteles y pastelillos se horneaban en un horno de leña empotrado en el piso, además era la única tienda que vendía adornos para pasteles» destaca la orgullosa hija. Luego, interrumpiendo los pormenores de su hija Leticia, Doña Lolita agregó ”En todo el tiempo que estuvo abierta La Fama siempre se vendió muy bien, se vendían quesos y lomos enteros de puerco, y nuestro principal cliente era el Restaurant Joncols, que tampoco existe ya”, concluyó con nostalgia Doña Lolita.
Biografía de la Familia Ung.Woo
Don Luis y Don Pancho llegaron a Mazatlán procedentes de Shanghái China en los años 20´s, Don Francisco Ung-Yen nació en 1909 y llegó a Mazatlán en 1924 a la edad de 15 años y varios años después se casó con la Señora Dolores Woo Angulo que nació en el año de 1927, de padre Chino y madre mexicana. Juntos procrearon 5 hijos, Laurita Hilda, Leticia, Lolita, Manuel Francisco y José Luis todos por supuesto de apellido Ung-Woo.
Actualmente Doña Lolita tiene 88 años y aún recuerda con mucho cariño todos esos años que atendió La Fama como cajera, y a juicio de algunas personas doña Lolita era una de las mujeres más guapas y amables del Mazatlán de aquellos años, belleza que aún consrva.
Muchas personas a las que les toco conocer la tienda, cuentan que no había pasteles más ricos en todo Mazatlán que los que vendían los Chinos de La Fama, además era una tienda muy concurrida en épocas navideñas por el gran surtido y promociones que ofrecían en dulces. La Dulcería cerró hace 25 años, pues Don Pancho enfermo de diabetes y esclerosis y murió en 1989 a la edad de 80 años.
Pues ahí tienen amables lectores; una breve reseña de La Fama, que fue muy famosa en el puerto y que como otros negocios del Viejo Mazatlán ya se han derruido con el paso del implacable tiempo. Empero, han quedado para siempre instalados en el Baúl de las Historias Mazatlecas… Reflexión Es una lastima que negocios tan prósperos como el que crearon los hermanos Ung-Beet y Ung-Yen, los descendientes no lo hayan perpetuado.
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