de luces de colores y estruendos durante el Combate Naval
>>> como cada año miles de mazatlecos, residentes extranjeros y turistas abarrotaron Olas Altas y todas las áreas aledañas para disfrutar del tradicional combate
>>> Miradas y rostros llenos de admiración fueron lo que más se logró apreciar
Mazatlán, Sinaloa, México, a; 14 de Febrero de 2015. Como cada año, la tradición del Carnaval mazateco mueve a cientos de miles de personas los sábados, dado que ese día inician de manera ya más forma los eventos carnestolendos, entre ellos; el combate naval, el cual es uno de los eventos más esperados por las familias mazatlecas, los residentes extranjeros y los turistas.
En medio de una amenaza de lluvia y oleadas de llovizna los asist entes a Olas Altas disfrutaban de la música de banda, sus ambarinas bebidas, botanas, bromas y los tradicionales “jaloneos” para ocupar los mejores espacios y así poder ser testigos de primera mano del combate naval que este año iban a ofrecer “los de cultura”.
“Según nos dijeron, que estos “batos” de Cultura (organismo organizador del carnaval) ahora iban a ofrecer un buen combate naval, que disque pa´recordar la defensa del puerto de los invasores franceses”, nos expresó Jesús Villa mazatleco de nacimiento y carnavalero de sangre según se autodescribió. “Cada año venimos mi familia y yo, y muchos amigos por aquí nos los encontramos y se arma el -desmadre-. Pero ese “desmadre” es a toda madre, bailamos, cantamos, pisteamos y pues vemos el combate. Así que.. ¿Cómo la ve?”, nos cuestionó.
Así como el Sr. Villa, cientos, miles de mazatlecos hacen cada año lo mismo y, en los últimos 5 años se les ha ido sumando una gran cantidad de residentes extranjeros, los que cautivados por la magia de Mazatlán, se van interiorizando en las costumbres de los locales.
Entre lloviznas molestas que no inmutaban a nadie, de pronto se apagaron las luces del malecón, serías, las 22:30 horas. Por altavoces se escuchó una voz que en unos momentos iniciaba la 117 edición del Combate Naval; unos instantes después Raúl Rico González, director del Instituto de Cultura de Mazatlán, inició la cuenta regresiva, al finalizar ya las miradas atisbaban al espejo de agua de la bahía y otras al cielo.
De pronto, un ramillete de fuegos pirotécnicos procedentes de una embarcación rompió la espesura de la noche. Este buque escenificaba la presencia de La Cordeliére cuando queriendo sus tripulantes invadir Mazatlán, soltaron un despiadado ataque al puerto.
Para recrear la defensa de los mazatlecos, desde puntos estratégicos de la playa se respondió con misiles que explotaban en el cielo y dejaban caer decenas de bengalas sobre las imaginarias tropas enemigas.
A esas alturas el Paseo Claussen y Olas Altas estaban atiborrados por miles de personas que habían llegado desde temprano para ubicarse en el mejor ángulo y poder apreciar el alucinante espectáculo que combinó la explosión de los juegos artificiales y la música.
Sonatas épicas y música pop amenizaron el ambiente mientras el público mazatleco esperaba con singular alegría los chifladores, buscapiés y serpentinas que imperaron a lo largo del firmamento; a su vez, uno que otro desbalagado llegaba “barrido” de la romántica velada ofrecida por “El buki” durante la coronación de la Reina del Carnaval en el estadio.
El Rey Momo veía desde lo alto la batalla multicolor y apoyaba a las tropas mazatlecas que defendían con harta gallardía a su entrañable terruño.
En los últimos minutos, las tropas descargaron todo su arsenal y la pirotecnia pintó de colores el cielo y el mar, mientras miles de almas aplaudían el poderío de la defensa porteña y la retirada de la amenaza extranjera.
-¡Ya se murieron esos… los barcos no traen nada!”, gritó alguien en la parte final del espectáculo piromusical que como en aquellos días, provocó la euforia colectiva aunque esta vez fue por el impresionante manto multicolor que llenó de luz la bahía mazatleca.
Y así concluyó un Combate Naval más, el cual a nuestro juicio agradó mucho a los asistentes. Los cuales uno vez terminado dieron rienda suelta a la diversión.