En 1965, el comité organizador del Carnaval llegó a su hogar para pedir permiso a sus padres de que fuera una de las aspirantes a las máximas coronas de la fiesta.

Sí me gustaría a mí hacer una invitación con cariño de mi parte hacia Mazatlán, hacia el pueblo, a que participen todos y tengan la conciencia de que es una fiesta hermosa y es para todos


Mazatlán, Sinaloa, Enero del 2015.-
El sábado 14 de febrero, la señora María Elena Rodríguez será homenajeada por sus 50 años como Reina de los Juegos Florales del Carnaval Internacional Mazatlán. Esta será su oportunidad de celebrar los recuerdos, los sueños y, sobre todo, las dichas y bendiciones que da la vida. 

Cuando hace un año fue notificada de que en la próxima edición del Carnaval ella sería una de las reinas homenajeadas, lo tomó con cierta reserva: tenía cáncer, y atravesaba momentos difíciles en un tratamiento que la había obligado a dejar Mazatlán.

“Pero mi idea fue desde un principio que si yo estaba con vida, yo iba a participar. Que si Dios me había dado esa oportunidad claro que iba a participar…” hoy, cuando los latidos del resurgimiento de la máxima fiesta del puerto se aceleran, la señora María Elena se entrega a los recuerdos y a la emoción de la espera.

En 1965, el comité organizador del Carnaval llegó a su hogar para pedir permiso a sus padres de que fuera una de las aspirantes a las máximas coronas de la fiesta. Pese a que sus padres no eran muy afectos al Carnaval, aceptaron, y a sus 18 años ya estaba perfilándose para formar parte de la historia.

Con sus palabras, viene a la mente el aire de la pequeña ciudad porteña en la que sus habitantes se conocían, convivían y en la que eran capaces de rivalizar en la campaña carnavalera sin que eso afectara su amistad. Sin embargo, esto no evitó que la contienda tuviera tintes de intensidad y muchas sorpresas.

“Yo tuve la ventaja de que en aquel entonces había un señor que era director de la Lotería Nacional y era mazatleco, José María González Urtusuástegui, sus hijas eran amigas mías, ellos radicaban en el Distrito Federal y me invitaron a hacer publicidad, y me consiguieron una entrevista en el canal que se veía aquí, y participé para hacer publicidad para el Carnaval de Mazatlán y para que me conocieran, y era un programa con el “Loco Valdez” y él fue el que me entrevistó, me hicieron una cena en casa de la familia González Urtusuástegui, y la Lotería Nacional me apoyó con diez mil pesos, que era bastante dinero”, recuerda entusiasmada María Elena.

 

Pero ni este apoyo económico, ni las fiestas y tardeadas organizadas por sus amigos y miembros de su comité fueron rivales para el peso de su rival.

“Mi contrincante, muy chula, muy linda, era un poquito más grande que yo, Martha Rochín Villalobos,  tenía un novio que era el hermano del Gobernador que estaba en funciones en ese momento, Leopoldo Sánchez Celis, y pues, ¿qué creen?, ¡Ganó ella!; pues ni modo, así es, ella tenía todo el apoyo del Gobierno, pero yo sabía que iba a ser reina de cualquier forma, ser reina de los Juegos Florales es una cosa muy hermosa, y yo sentía que era lo mismo que ser Reina del Carnaval, y aquí estoy”.

Un sueño hecho realidad, y muchos recuerdos

Pero cómo iba a empañar este revés una ilusión que había crecido en María Elena desde su infancia. Al estar en el Cine Zaragoza el día de su coronación, lo único que venía a ella era el recuerdo de su niñez, esperando junto a otras pequeñas y jovencitas la llegada de las reinas, embajadoras y señoras de la alta sociedad mazatleca ataviadas con pieles y minks en la celebración más elegante y anhelada del puerto.

“A mí me tocó en el Cine Zaragoza, el poeta laureado fue el señor José Gorostiza, era famosísimo y el show fue de La Rondalla de Guanajuato, y a mí me coronaron Leopoldo Sánchez Celis y el poeta laureado, y fue hermoso, hermosísimo, mi vestido me lo hicieron como el de la reina Josefina, me lo confeccionó Delia León, yo fui la primera a la que le hizo vestido Delia León, conmigo se inauguró, y de ahí fue tomando ella su fama y, muy linda, después me hizo mi vestido de novia”.

Y junto a la elegancia estaba el carácter verdaderamente popular y folclórico del pueblo, algo que la reina de los 50 años contrasta con el monstruo que hoy día es el Carnaval.

“De la Avenida Alemán y la Calle Carnaval, de allí salían los carros alegóricos, se iban por todas las Olas Altas, después por la calle Ángel Flores y era una odisea, porque allí estaba lleno de cables de la luz, de los teléfonos, e iba alguien con unos palos altos para levantar los cables y que pasaran los carros y no sabes… era mucho más rústico y era una diversión increíble. Lindo lo del desfile, no había tanta gente, había mucho respeto hacia las reinas, hacia los carros, era un Carnaval de familia, no había peligros, nosotros salíamos como jóvenes a la calle y no había un sólo peligro, el malecón era una belleza, Olas Altas, no saben lo que disfrutábamos el carnaval, porque era de familia realmente”.

Junto a este recuerdo, María Elena destaca el momento en el que salió de su hogar y para su sorpresa, una multitud la aguardaba para ver cómo se montaba sobre un convertible y su capa se expandía sobre el vehículo en el atardecer porteño. Además, hay otro recuerdo que gracias a la longevidad de su amor, jamás podrá ser borrado.

“Yo estaba recién de novia con mi esposo, y se puso bien celoso, porque él trabajaba en México, me llevaba varios años y no podía venir por su trabajo. Había muchas fiestas,  invitaban a las candidatas y teníamos que llevar chambelán y mi viejo estaba bien celoso, y no vino al Carnaval, le rogaba que viniera y no pudo venir, o no quiso venir, nunca me lo ha dicho. Y no sé cómo fue que llegó a México una foto de los carros alegóricos y salió una foto en el periódico en donde salía yo y me mandó un mensajito, por carta, y me decía que estaba muy bonito, pero que mi vestido estaba muy escotado… entonces siempre me acuerdo yo de ese detalle, del celo del novio”.

Una nueva ilusión

Para María Elena el carnaval de Mazatlán ha crecido en dimensiones, en la calidad de los espectáculos y en su poder para que todo el puerto se vea beneficiado con la fiesta. Sin embargo, extraña los días en los que las fiestas carnestolendas convocaban a las familias, y sobre todo, cuando la reinas tenían un vínculo profundo con su tierra. Pero sobre todo, señala que su principal deseo para este 2015 es vivir un Carnaval lleno de paz y alegría.

“Sí me gustaría a mí hacer una invitación con cariño de mi parte hacia Mazatlán, hacia el pueblo, a que participen todos y tengan la conciencia de que es una fiesta hermosa y es para todos, que estamos deseosos de que llegue, que la disfruten sanamente, que la disfruten con sus familias y que se diviertan lo máximo que puedan con paz, con tranquilidad. Que queden hermosos recuerdos en el año 2015, sin ninguna tragedia, sin ningún saldo oscuro”.

A la espera de este 14 de febrero, la Reina de los Juegos Florales de los 50 años se reconoce bendecida por la oportunidad de volver a recorrer las faldas del Océano Pacífico sobre un carro alegórico junto a sus damas de compañía, acompañada por su familia y amigas y así revivir las ilusiones de la juventud y celebrar la fuerza de su madurez, en domingo y martes de Carnaval.

“Para mí es algo hermoso poder llegar a los 50 años, porque gracias Dios,¿cuántas otras reinas no han podido llegar? Yo me dije, ‘si tengo la oportunidad de estar viva, claro que voy a participar’ y sí tengo mucha ilusión y mucha emoción de ese día y espero verme bien, sentirme bien y estar muy bien para ese día… pues para verme bien bonita (risas) y sentirme querida y recordada y sí tengo mucha ilusión, estoy encantada porque tengo una hija que vive fuera, va a venir con su esposo, mis nietos, viene mi hermana que fue una de mis damas, y pues tengo mucha ilusión, estoy encantada y espero ese día disfrutarlo desde el momento en que ponga el pie allí en el Estadio, y voy a tratar de ser ese día muy feliz, muy muy feliz”.

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