Sinaloa

Los moscos han evolucionado, el hombre no

By Javier Mayorquín

August 28, 2023

Por Luis Adolfo Méndez Lugo

No sé cómo empezar esta historia, pero creo que es importante que se las cuente para que los hombres y las mujeres de la Tierra estén enterados de que no hemos podido vencer a los moscos en miles de años de evolución. Bueno, por lo menos esa ha sido mi experiencia en estos 65 años de existir.

Desde edades muy tempranas mi bélica relación con los moscos empezó en esas idas al mar a las que mi padre nos acostumbró. Fueron muchas las técnicas, muchas las armas desarrolladas para combatir esos terribles, espantosos, belicosos animalitos. Mi madre apoyaba a mi padre en desarrollar múltiples estrategias para combatirlos. Ella se convirtió en una experta constructora de pabellones.

Recuerdo en especial aquellos enormes y largos cubos rectangulares y horizontales que instalábamos en los distintos parajes que hay en las islas del ahora municipio de Navolato. Podíamos caber en esos edificios hasta diez personas.

Pongan mucha atención en esto. El pabellón no se propone acabar o exterminar estos poderosos enemigos de los humanos. Sólo se trata de evadirlos, de evitar una confrontación con ellos. Luego también están algunas otras armas que tampoco pretenden reducir sus fuerzas, sino sólo de ahuyentarlos.

La caca seca de vaca o algún rumiante de la región suele ser un recurso insitu que podemos utilizar. Este recurso que no tiene nada de desagradable cuando está seco es muy eficaz, aunque no suficiente. Se encienden con facilidad y se consumen sin llamas durante mucho tiempo produciendo una gran cantidad de humo. Lo mismo puede hacerse con los cocos secos, se consumen cual si fuera un cigarro. Ah, también ese peligroso invento de los hombres derivado del tabaco y que tantas muertes causa se utiliza para ahuyentarlos.

No sé como las empresas cigarreras o tabacaleras no se les ha ocurrido inventar cigarrillos contra los moscos. Así podemos seguir nombrando otro tipo de repelentes contra los moscos, tanto naturales como fabricados por la humanidad en su no corta existencia.

Tengo cuatro días en el mar y ahora entiendo y dimensiono por qué mis paisanos no vienen al mar en estas fechas, las lluvias y el calor fortalecen e incrementan el número de estos malditos insectos. Ha sido como un castigo venirme a la casa del mar en estos calurosos días y prácticamente he usado todos los recursos y armamentos para combatirlos y he descubierto entonces que lo mejor es repeler al enemigo.

Nunca vas a vencerlos si los quieres exterminar, Son demasiados y muy aguerridos, valga la expresión.

He descubierto en cambio que los moscos han mejorado sus técnicas, tácticas y estrategias, pensé yo que poniendo el ventilador en su máxima velocidad sería suficiente, craso error. Los moscos han mejorado en sus técnicas de vuelo, y mucho. Surcan el cielo y el techo de la litera evadiendo el aire del ventilador.

De una mediana altura se desploman sobre las sábanas de mi cama y se aferran a ella. Por increíble que parezca, una vez aferrados con sus minúsculas patas o zancas se empiezan a arrastrar con sigilo hacia su objetivo hemático. Nunca los había visto hacer esto en otros tiempos. Claro que haciendo eso son mas vulnerables, si los ves. Pero son ágiles y nueve de diez veces toman vuelo sin que los aplastes.

En dos ocasiones inundé de humo de coco mi habitación antes de dormir. Pero apenas se disipa el humo vuelven a aparecer por miles, anoche casi no pude dormir. Estuve a punto de rendirme y dejar que succionaran toda mi sangre, puse unas espirales y fue peor. Los malditos zancudos se alborotaron como locos y se dejaron venir como apaches, ahí fue cuando estuve a punto de sucumbir, pero recordé que traía un repelente que un compañero del Jardín Botánico me había regalado, santo remedio, los moscos desaparecieron.

He aprendido que lo mejor contra lo, moscos es el repelente. No tiene caso ni lucha tratar de matarlos porque vendrán más y más a menos que uses el pabellón y trates de matar los que quedaron adentro.

Estoy seguro que no ha sido suficiente lo que les he contado, existen algunos detalles más que me han hecho pensar que los moscos han mejorado en sus estrategias de ataque. Creo que harían falta otros testimonios para que el hombre, y la mujer, traten de vencer o por lo menos eludir este poderoso animal terrestre.

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