Lugares Fantásticos de Mazatlán

Por: Rubén Romero Ibarra

El Paseo Olas Altas nos susurra al oído historias y recuerdos

Cuando miro al horizonte desde el Paseo Olas Altas y el sol se pierde entre el diáfano paisaje marino de las Tres Islas silenciosas, me hace pensar en otros tiempos donde antiguos galeones, goletas, y bergantines surcaban los viejos mares mazatlecos transportando metales preciosos, esclavos y extranjeros que se embarcaban en la aventura de un viaje sin retorno.

Muchas de estas embarcaciones eran de piratas que, ansiosos de conseguir fortuna, se jugaban la vida en su afán de riqueza, o simplemente por aventura.

 

Cuenta la historia y las leyendas mazatlecas que por estos mares surcó en su corsario el gran pirata Henry Morgan, entre 1660 y 1670, y que este filibustero escogió como zona de descanso y escondite la hermosa bahía de Mazatlán, donde se pasaba muchos días y hasta meses al acecho de galeones españoles que venían cargados de piedras y metales preciosos saqueados de la gran riqueza de la Nueva España.

También cuentan estas historias que el Pirata Morgan escondía sus tesoros en una cueva natural muy profunda del Cerro del Crestón (actual Faro de Mazatlán), que desde entonces la llaman “cueva del pirata Morgan”.

Y caminando por el antiguo Malecón del Paseo de Olas Altas recuerdo esas historias y también caigo en cuenta que estoy siendo testigo de varias trasformaciones de este lugar histórico que fue el centro de la actividad turística de los años 40’s, 50’s y 60’s, donde se encuentran: “El Venadito”, un símbolo del origen etimológico del nombre de la ciudad, y la Carpa Olivera –la alberca natural más antigua de México – reconstruida hace dos años.

Miro hacia La Glorieta Sánchez Taboada para ser testigo de los intrépidos clavadistas que se lanzan desde lo alto a la muy escasa profundidad del mar, acompañados de uno de los atardeceres más bellos del mundo, adornado por los Monumentos a la Vida y a la Mujer Mazatleca.

El histórico Hotel La Siesta, construido en 1952, se conserva intacto, con su tradicional restaurante El Shrimp Bucket, vecino del que fuera otro tradicional restaurante, La Copa de Leche, La Siesta fue y es testigo fiel del despegue turístico de Mazatlán junto con el Hotel Belmar, que todavía conserva su antiguo pórtico y su entrada amplia como si fuera puerta de convento o castillo, construido en 1922 por el inglés Louis Bradbury, que era un rico empresario que explotaba las Minas del Tajo en El Rosario y lo construyó pensando en sus colegas mineros que venían del extranjero en plan de negocios. El Hotel Belmar albergó a muchas reinas del Carnaval de Mazatlán, pues aquí se instalaba el trono desde los años 30´s hasta 1963. Aquí se presentaron artistas famosos como José Alfredo Jiménez, Pedro Armendáriz, Javier Solís y el organista Ernesto Gil Olvera. Se hospedaron celebridades como John Wayne y presidentes de México.

Hacia el final del paseo Olas Altas se levanta el Hotel Freeman, construido en 1949 por su propio dueño, el arquitecto de origen alemán, Guillermo Freeman, que en su momento fue el edificio más alto del noroeste de México, con 14 pisos, y su modernidad llegó a contrastar con los edificios históricos de la época. Era el único que contaba con elevador. Este edificio histórico continúa funcionando como hotel y hace pocos años fue renovado totalmente.

Apenas subiendo por el mismo paseo, una casona antigua se convirtió en el hotel boutique Casa Lucila, desde donde se puede apreciar el esplendor y belleza de Olas Altas y su malecón, además de los monumentos a Pedro Infante y Fernando Valadez. La fachada original del edificio contó con una mezcla de influencias coloniales y neoclásicas, una característica que conserva hoy en día. Si bien comenzó como un hogar para inmigrantes, el edificio experimentó varios cambios y pasó por varios propietarios.

Probablemente el más notable de estos cambios, fue cuando el edificio se convirtió en Restaurante de Mariscos O´Brien, era un restaurante y club de Jazz que era frecuentado por celebridades del Hollywood clásicos, como el actor Robert Mitchum y el autor Ernest Hemingway. Cuando la dueña del O’Brien falleció a finales de 1950 la propiedad fue abandonada y así permaneció hasta principios de 2005.

Olas Altas tiene una intensa actividad turística, comercial y de convivencia, predominando las edificaciones de los años 50’s y 60’s, dando un particular contraste con las calles del Centro Histórico de los 1800’s, ubicado a sólo unos pasos. Su playa es muy concurrida, principalmente por su carácter histórico y tradicionalista.

Este año, 2017, se inauguró una nueva época para Olas Altas, con su calle revestida de piedra pórfido; y para beneplácito de los que les gusta disfrutar este famoso lugar, se cerrará al tráfico de vehículos durante los fines de semana para lograr una mayor ambientación con presentaciones musicales y espacios adicionales para los restaurantes y bares, iluminados con las nuevas lámparas decorativas de su malecón también recientemente revestido.



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