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Pero este salto gigantesco conlleva sacrificios siendo uno de ellos robar aún más espacios a la naturaleza y no queda muy en claro si ese sacrificio sea en verdad tan fructífero como se visualiza a primera impresión
Mazatlán, Zona Trópico, Sinaloa, México, a; 8 de Noviembre de 2017.- Uno de los más grandes retos que enfrentamos los seres humanos de la actualidad es, ¿cómo generar desarrollo económico de manera amigable con la naturaleza?.
Bastantes documentadas están las grandes mentiras que al respecto se han venido manejando en el sentido que el progreso no afecta los entornos naturales: ciudades que han acabado con bosques enteros con su mancha de concreto y, a la vez, estas mismas ciudades ahogadas en la contaminación del aire, el agua y alejando a sus habitantes del contacto con la naturaleza. Y eso es lo más visible que tenemos.
En el campo de lo que no nos percatamos a cabalidad se encuentran: bosques avasallados por la tala indiscriminada en aras del comercio de maderas finas, minas, agricultura y ganadería, en fin, un desastre ecológico de proporciones gigantescas. Esto último en tierra firme.
Los océanos y mares sufren de lo mismo y lo increíble es que a nadie parece interesarle este suicido orquestado por los progresitas, salvo a pequeños grupos de activistas que protestan por estas desgracias, el resto de la población sigue adormecida con el canto de los agoreros del progreso.
Mazatlán no escapa a esta imperdonable masacre y desde hace alrededor de 100 años, también en aras del progreso iniciamos con un proceso transformador que poco a poco fue carcomiendo los espacios naturales, los vasos de agua, los esteros, las lagunas, los bosques, los cerros, los mares y todo lo que tiene que ver con la flora y fauna terrestre y marina.
Y en verdad que aquí se han sacrificado grandes espacios o entornos naturales para dar paso al “desarrollo o modernidad”. Lo curioso es; que ese desarrollo nunca fue tan benévolo como se planteó, aunque si sepultó de manera definitiva grandes extensiones naturales.
La lección nunca se ha aprendido y, como consecuencia de ello, no hay día en que no se sacrifiquen grandes extensiones naturales, ya sea para darle cabida a desarrollos inmobiliarios, comerciales, industriales o turísticos o de otra índole y estos pueden ser privados o públicos. Aquí no importa otra cosa que no sea satisfacer las necesidades del mercado.
Bueno o malo lo anterior. La respuesta, hasta el momento siempre viene de acuerdo a la mirada de los desarrolladores, por tanto siempre será en el sentido de que es “Bueno”. Y como no existe una fuerza que equilibre tales afirmaciones, pues estas mentiras de los desarrolladores se dan por verdades, verdaderas.
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El más reciente ecocidio que está a punto de vivir Mazatlán se encuentra a espaldas de Acuario Mazatlán, en donde se ubican unas de las pocas reservas naturales con las que contamos y pulmones naturales, además refugio de aves y fauna salvaje.
Si, en lo poco que queda de la laguna del Camarón. Ahí, desde ayer se iniciaron los trabajos tendientes a solucionar dos problemas que plantea el desarrollo del futuro de Mazatlán:
1 Es el que tiene que ver con la remodelación del malecón de Mazatlán, el cual por supuesto que tenía que transformarse. Pero de eso a que se le limitará el estacionamiento en más de un 60%, pues la verdad que o algo no se planeó bien, o algo se traía entre manos y para no levantar polvaredas se fue dosificando la información. Y es que y a decir verdad, solamente unos cuantos privilegiados sabían a ciencia cierta cuáles eran los planes completos de las transformaciones de Mazatlán y en esta, la del malecón, en el tramo de Av. del Mar, pues las cosas parecen irse despejando.
Resulta que la inconformidad por la remodelación del malecón venía aumentando, aunque de manera soterrada, particularmente de parte de los empresarios asentados en esta franja costera. En verdad, críticos acérrimos del modo y de la forma de las obras. Incluso, hasta una marcha de protesta organizaron y luego de la misma. Silencio total. ¿Qué pasó?. Al público oscuridad. Tras bambalinas, no sabemos. Pero en los pasillos del chisme se rumora insistentemente que hubo negociaciones de dos tipos, una de incentivos fiscales y otras de lo que a continuación les describimos, que se denominan en esos corrillos del chisme como la: “Vía Alterna”.
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El caso es que el día de ayer, a espaldas de los edificios que van desde la altura donde inicia la laguna del Camarón, por el lado de Acuario Mazatlán, para mayores señas, adelantito de donde está el monumento a Cruz Lizárraga, dieron inicio los trabajos de tumbar la maleza para crear un camino de acceso, por cierto, primer crimen o ecocidio, y es que no sé si recuerdan a los simpáticos mapaches que por decenas salían a buscar los regalos de los locales o turistas. Pues bien ya no los verán. Pero esa es la parte menos agresiva.
La que consideramos que será el gran ecocidio será la de la vía o circuito o prolongación de la Av. Río Fuerte, un kilómetro se le agregará a esta avenida y pasará precisamente por lo que queda de la laguna del camarón en esa área.
Progreso o destrucción, buena o mala decisión, nosotros no diremos nada, se lo dejamos a los mazatlecos, que como es costumbre, no dirán nada, y como un chisme más quedará esto.
2 Ahora se ve ya en claro que el Parque Central, bueno hasta el nombrecito parece una copia del de New York, Central Park, carajo estamos en el trópico de cáncer, no podrían ponerle un nombre más a tono, es una realidad y ya nada podrá detenerlo, menos la naturaleza, porque a decir de unos vecinos del lugar, esto, lo de la ampliación del al Av. Río Fuerte, es parte del Parque Central.
Debemos aclarar, que no estamos en contra del progreso. Y somos de los primeros que hemos manifestado estar de acuerdo con la transformación de Mazatlán, incluso, hemos apoyado en todos los foros estas iniciativas. Pero cuando se trata de afectar espacios naturales en aras del progreso, ahí si pedimos que se razonen bien las ideas, ya que es mucho el daño que le hemos causado a nuestro entorno natural y la verdad, los costos que estamos pagando por ello son demasiado altos.
Es nuestro mejor deseo, que los señalamientos anteriores, por lo menos obliguen a que los daños ecológicos sean mínimos, pero sabemos que es una utopía.
Sus opiniones cuentan… Aunque, a como están las cosas, no sabemos si serán tomadas en cuenta.
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