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La Ruiseñor mexicana a 134 años de su fallecimiento
Su nombre completo: María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta y Castera
Un grupo de apasionados mazatlecos se reunió esta tarde frente a la que fuera la tumba de la diva mexicana más importante de todos los tiempos, Ángela Peralta, quien hace3 134 años falleciera en este puerto víctima de la peste, el motivo fue rendirle un reconocimiento póstumo a su trayectoria y conocer algunos datos acerca de ella y su formación que la mayoría de las personas desconoce
Joaquín López Hernández cronista de Teacapán nuevamente invade la intimidad de este recinto sepulcral para desentrañar datos y hechos poco conocidos de los personajes que reposan o han reposado ahí
El historiador de nueva cuenta propone poner en valor a este panteón para ello ya no espera que la iniciativa venga de las autoridades ni de los grandes empresarios, sino de personas sencillas que tengan buenas intenciones “Deberíamos ir paso a paso, tú adoptas para rescate una tumba, ella otra y yo otra, y así nos vamos”: Joaquín López Hernández cronista de Teacapán
Vídeo de la transmisión en vivo
El Cronista de Teacapán Joaquín López Hernández en un destacado y colosal esfuerzo ciudadano narró pasajes de la vida de la artista y sobre sus influencias artísticas
Se lamenta el historiador de que no existan verdaderos liderazgos en Mazatlán que encabecen el rescate de este sitio catalogado como histórico
Por. Rubén Romero Ibarra
El pasado 30 de Agosto, por la tarde, teniendo como marco una fresca y agradable tarde de verano, coronada con espesos nubarrones a punto de descargan miles de toneladas de agua, el cronista de Teacapán Joaquín Hernández, haciendo gala de un interés sin más fines que el de rescatar los legados históricos de Mazatlán y en un destacado y colosal esfuerzo ciudadano, nos ofreció una breve pero amena charla sobre la trayectoria de la cantante de Opera Ángela Peralta Castera, reconocida también como “El Ruiseñor mexicano”, quien falleciera el 30 de agosto de 1883, víctima de la fiebre amarilla; y que por esa causa fura sepultada en el aquellos años panteón municipal No. 2 de Mazatlán, el que años más tarde llevaría su nombre.
La cantante soprano nacida el 6 de julio en 1845 en la Ciudad de México fue una artista de fama mundial del siglo XIX. En Italia se le llegó a reconocer como “Angélica di voce e di nome” y su verdadero nombre fue: María de Los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Enfrena Peralta Castera.
Pero veamos lo que nos comentó Joaquín Hernández. Aunque nos aclaró que en esta ocasión no hablaría de las historias que todo mundo habla, es decir, sobre su llegada a Mazatlán y muchas cosas que de ello se derivan, unas ciertas, otras no tanto y muchas más fantasías del colectivo popular.
“Hoy como todos los años, venimos a recordar a Ángela Peralta, no sólo porque fue una gran cantante soprano de opera, sino porque aquí fue donde por primera vez descansaron sus restos humanos, mismos que fueron exhumados entre la década de 1930-1940 y que en ese entonces los albañiles que sacaran los restos todos fallecieron, más no se sabe a ciencia cierta si contaminados por la peste o como producto de las fantasías que rodean a toda esta historia.
Luego de exhumarlos, los restos fueron llevados a “La Rotonda de los Hombres Ilustres” en la Ciudad de México, siendo la primera mujer que ocupó un lugar en este celebre sitio.
Hablando de su trayectoria y en base a investigaciones recientes, podemos decir que el aporte respecto a su obra, es que la música mexicana proviene de la opera y la música popular italiana, y esto queda claro al incursionar Ángela Peralta en la opera europea, lo que la acercó popularmente al pueblo, en una época en donde no había más medio de difusión de la música que el teatro.
Cuando Ángela estuvo aquí en Mazatlán, uno de los cuatro sobrevivientes de la compañía fue Juventino Rosas, el cual solo contaba con 15 años y era el primer violín de la orquesta.
Por otro parte, y siguiendo la huella del dato de las raíces de la música mexicana Joaquín nos hace la siguiente referencia: “Manuel M. Ponce, llamado el patriarca de la música mexicana, junto con Juventino Rosas estudiaron con Verdi, compositor romántico y de opera italiano. Respecto a esta influencia italiana, en una ocasión Monseñor José Ruiz Medrano de Guadalajara, y quien además era un erudito en música, visitó a Manuel M Ponce haciéndole el siguiente comentario: -La Opera Italiana influencia a la música mexicana, y lo que España no logró en siglos, Ángela Peralta junto a la ópera italiana lo logró en un momento-.
Otra muestra de esta influencia fue con José Person, músico mexicano originario de Imuris, Sonora, México, quien durante el porfiriato se fue becado a Europa; a Paris e Italia y regresó a Mexico en 1900, en donde se dedicó a impartir clases de canto y actuación, fundando en 1915 la Compañía Impulsora de Teatro, entre los talentos que Person descubrió destacan: Juan Arvizu, Jorge Negrete, El Charro Avitia, Mercedes Mendoza, Hugo Avendaño, Marisa Alemán, entre otros. Además le dio clases de actuación a Dolores del Rio. También descubrió el talento de Pedro Vargas y era tan generoso que no le cobró nada por las clases y lo albergó en su casa.
Así pues, fue Person quien el catalizador de la obra de Ángela Peralta pues poseía bastos conocimientos de música.
Volviendo a este origen, de la música mexicana en los tiempos del porfiriato, Juventino Rosas el músico guanajuatense, compositor de el Vals Sobre Las Olas, le tocó una partitura de Verdi a Porfirio Díaz, y después le compuso una canción a Doña Carmen Romero Rubio. Juventino Rosas quien fue campanero de la Iglesia de San Sebastián y por las noches músico de cantina junto con su padre y su hermano mayor, queda huérfano a los 12 años, a causa de una trifulca provocada por un borracho que mata a padre e hijo.
Desde entonces toca el violín en Donceles a cambio de unas monedas, después descubren su gran talento y toca con la compañía de opera de Ángela Peralta y recorren toda la provincia con la Obra Aida, a Juventino le agrada tocar música de Verdi, que es un autor trágico pero alegre.
Después llegan al puerto de Mazatlán y el 24 de agosto, suspenden la función pues los músicos junto con Ángela contraen la fiebre amarilla y de los 80 músicos sólo quedan 4 entre ellos, Juventino Rosas, quien después compone el Vals Carmen, luego su gran éxito: “Sobre las Olas” que llegó a ganar en ese tiempo más de 200 mil pesos, pero él no recibió ni un cinco de esto, pues se le vendió la partitura a la compañía Warner y Levien por 45 pesos, por tal razón Juana Morales su enamorada, quien creía que Juventino tiene solvencia por sus Vals, lo abandona cuando descubre que es pobre.
Y así se nos fue cayendo la tarde, Joaquín contando sus historias sobre la tumba de Ángela y nosotros los asistentes escuchándolo, amenazaba la lluvia, tijeretas y auras revoloteaban en el aire, haciendo círculos sobre nosotros, Joaquín nos empezó a contar que Manuel Gutiérrez Nájera uno de los grandes poetas mexicanos tenía una férrea admiración por la voz de Ángela y narró que al escuchar la pieza: “La Sonámbula” lo hacia vibrar a tal grado de que se le rodaban las lagrimas.
Con relación a la generación de este tipo de actos, Joaquim declaró que estos son con el fin recordar estas historias y motivar al rescate del Panteón, el cual es parte de la historia mazatleca, siguiendo el ejemplo de estados como Durango, Nayarit y en la Capital. En donde sus panteones son algo sensacional.
Antes de despedirnos y cuando se dijo que descanse en paz Ángela Peralta y todos los integrantes de su elenco, un viento fuerte azotó los árboles del panteón anunciando un vendaval, tal pareciera que Ángela Peralta y los miembros de su compañía nos mostraran su agradecimiento por este homenaje que le hicimos, pues exactamente cuando terminamos inició la tormenta, y vaya que tormenta la que se vino.
Ahí tienen apreciables lectores, una muestra más de que una cosa es hablar de ser amantes de Mazatlán, de la historia, de los rescates, de las transformaciones, de la cultura, de los personajes y de muchas cosas más, y otra muy distinta es la realidad. La quiere conocer, visite el Panteón Ángela Peralta, no hay mejor prueba…
[/accordion] [accordion title=”Todo acerca de Ángela” icon=”” state=”no”]
Bajo el nombre artístico de “Ángela Peralta” se dio a conocer en México y Europa por sus dotes como cantante de ópera
De origen humilde, pero siempre recibió buena educación y desde pequeña tuvo inclinaciones artísticas, revelándose como poseedora de una voz extraordinaria.
A los 8 años cantó “La Cavatina”, de Donizetti y a los 15, cuando terminó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música, se presentó en público por primera vez y con gran éxito, interpretando “El trovador”, en el Teatro Nacional.
Nunca estuvo pensionada por el gobierno. Cuando viajó a Europa en 1861, su padre y un hombre llamado Santiago de la Vega cubrieron los gastos.
A sus 20 años de edad ya había conquistado los principales escenarios europeos con su privilegiada voz.
El 29 de enero de 1866 cantó para los emperadores Maximiliano y Carlota. A cambio de tal condescendencia se le nombró “Cantarina de cámara del imperio”. Este hecho provocó la repulsa de Ignacio Manuel Altamirano, quien desenfrenado en su indignación comentó: “toda la frescura de los laureles que había traído de Europa, se marchitan vergonzosamente, ante la aceptación de ese nombramiento de una corte bufa y oprobiosa”. Un año después, el Ruiseñor cantó en el puerto de Veracruz “I Puritani” de Bellini, a beneficio del fomento de la guerra contra el invasor. Estos dos acontecimientos, aparentemente contradictorios, todavía encienden una polémica acerca de su franqueza patriótica.
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Al día siguiente, el 23 de agosto, la compañía hizo su presentación con la ópera de Verdi “El trovador”, debutando el tenor de fuerza Fausto Belloti ante escaso público, pues corrían alarmantes rumores sobre la propagación de la fiebre amarilla.
Un periodista mazatleco, aficionado a la ópera, llevaba un diario, como era costumbre de la época. En la página del 22 de agosto escribió “…hoy fui al foro del teatro Rubio a presenciar los ensayos de la compañía de ópera italiana y admirar de cerca a la señora Antonieri y me tocó de suerte ver y escuchar a la dueña de la compañía, la señora Peralta…” (…) “Es una mujer de agradable presencia, algo obesa y de ojos saltones pero muy vivos, tiene una voz maravillosa que emite con pasmosa facilidad las notas más agudas y altas, hasta el grave; hizo unas variaciones alcanzando notas tan finas, como el gorjear de un jilguero…”
El 24 de agosto, Ángela Peralta dirigió el ensayo para la representación de “Aída”, obra con la que debería hacer su debut al haber caído enfermos el director de escena, señor Belloti, y el maestro director Chávez Aparicio. La función debió verificarse esa misma noche, pero se pospuso porque al oscurecer ya eran varios los artistas afectados por la devastadora enfermedad. Al amanecer del día 25, habían fallecido los señores Belloti y Aparicio y varios artistas. El mal se ensañó con los miembros de la compañía a tal grado, que de los 80 que la integraban sólo seis quedaron, entre ellos la soprano Zopilli y la contralto, señora Saborini.
Ángela Peralta falleció el 30 de agosto de 1883, casándose en articulo mortis con su amante, don Julián Montiel y Duarte. Un testigo, el señor Jiménez, narró los detalles de la impresionante ceremonia matrimonial: “Uno de los artistas, de apellido Lemus, sostenía a doña Ángela por la espalda y en el momento en que el juez hizo la pregunta sacramental” ¿Acepta a este hombre por esposo?”, Lemus movió la cabeza de la enferma en señal afirmativa. La cantante, prácticamente estaba ya muerta y tengo la seguridad de que no se enteró de la importancia del acto…”
Se vistió el cadáver con ropa de alguno de los personajes que en vida había interpretado la diva mexicana y, según se dijo entonces, también se le colocaron sus mejores joyas. El 11 de abril de 1937 sus restos fueron exhumados para ser trasladados al panteón civil de la Ciudad de México. Entre la tierra y trozos de madera no se encontró ni una sola alhaja, ni un simple dije. Sólo unas chinelas y restos de cabellera castaña.
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