Historia de Mazatlan

El Negro Gallardo, reconocimiento a un héroe.

By Javier Mayorquín

July 06, 2016

Animaba a sus compañeros diciéndoles: “Muchachos, vamos a salir de esta, prometo que mañana les voy a invitar un desayuno de huevos con jamón.

Don Ricardo Gallardo Figueroa, mejor conocido entre sus amigos como el “negro Gallardo”, fue un hombre clave cuya valentía protagonizó uno de los capítulos de la historia de nuestro país en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, con el hundimiento del buque tanque mexicano Potrero del Llano, el 13 de mayo de 1942 por un submarino nazi. De cuna muy humilde, nacido un 7 de febrero de 1916, sus primeros trabajos en la Marina Mercante fueron en los mares del sur y la Polinesia, así como en la costa oeste de Estados Unidos, Canadá y el Océano Pacífico. Su ingreso a PEMEX se da como resultado de la expropiación petrolera ocurrida en 1938, pasando a formar parte de la tripulación del barco italiano Lucífero, el cual fue incautado por el gobierno mexicano y posteriormente, matriculado bajo el nombre de Buque Tanque Potrero del Llano.

Eran tiempos de guerra cuando los países de eje estaban contra los países aliados y en ese entonces, algunos buques mexicanos llevaban combustible a los puertos americanos para que pudieran llevar acabo sus acciones de guerra.

En alguna ocasión un submarino alemán detuvo al buque Potrero del Llano y le exigió notificar a las autoridades mexicanas que dejaran de llevar el producto a los aliados o de lo contrario, también los atacarían. A pesar de ello, el Potrero del Llano continuó realizando sus labores y un 13 de mayo de 1942, a eso de las 11:45 de la noche, la embarcación fue atacada por el submarino alemán U564 mientras navegaba rumbo a puertos americanos en plena zona de guerra para dotar de diésel y gasolina al Gobierno de Estados Unidos. La operación fue denominada Toque de Tambor y en ella, un total de 259 naves aliadas fueron hundidas por el enemigo nazi.

En lo que respecta al Potrero del Llano, este fue herido de muerte al ser torpedeado en su estructura. Además, los primeros en caer al momento del ataque fueron el capitán y los oficiales de cubierta.

Ricardo Gallardo paró la máquina principal para poder iniciar el abandono de la embarcación partida en dos y en un mar cubierto de llamas inició el reconocimiento de los sobrevivientes, todos ellos compañeros de la escuela y posteriormente de trabajo, con el silbido de la escuela náutica. De esta manera se pudo reunir a los sobrevivientes que estaban varados en el mar y enseguida se dio cuenta de que algunos compañeros estaban heridos y desfallecientes. Lejos de Amilanarse, Gallardo dio muestra de valentía y lealtad salvando a cinco de sus compañeros tras sugerirles que se sostuvieran sobre el como “papá pato y sus patitos”, mientras los animaba al decirles “Muchachos, vamos a salir de esta, prometo que mañana les voy a invitar un desayuno de huevos con jamón…” El rescate de botes de la naval norteamericana se efectuó a una distancia de 5-10 millas de la ciudad de Miami. Al día siguiente una vez localizados los náufragos, Ricardo y sus compañeros se encontraron disfrutando unos deliciosos huevos con jamón en un restaurante de Estados Unidos.

El nombre de los sobrevivientes y muertos de esta gesta permanecen inscritos en un obelisco que se encuentra en la entrada de la Escuela Náutica de Mazatlán “Antonio Gómez Maqueo”. Las hazañas heroicas y de lealtad para con su patria y amigos de Don Ricardo Gallardo Figueroa no paran ahí. Siendo entonces Ricardo un inquieto niño de 10 años en tiempo de posrevolución, cuando Mazatlán se encontraba sitiado por bandas rebeldes, su madre se encontraba preocupada al darse cuenta de que su esposo no llegaba a cenar. Entonces ella envió a Ricardo a que buscara a su padre para llevarle de comer y a la altura de los que hoy es el Hospital Mazatlán, donde se encontraban algunos jefes militares, entre ellos Manuel Ávila Camacho, éste le preguntó su nombre y que hacía en aquel lugar tan peligroso a lo que Ricardo le explicó e incluso compartió un poco de agua que llevaba a su padre para luego continuar su camino. Años más tarde, ya siendo presidente de la república, Manuel Ávila Camacho recibió a los sobrevivientes del Potrero del Llano recordando el nombre del valiente maquinista naval junto al del intrépido niño de 10 años que alguna vez estando en Mazatlán le dio de beber. Por su heroica acción para rescatar a sus compañeros del buque Potero del Llano, el presidente distinguió a don Ricardo con la condecoración de Primera Clase de Operaciones de Guerra 1942-1945.

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