Puerto de Mazatlán
Por: MC Ramón Larrañaga Torronteguí
Siempre pensando en el ayer, como si estuviéramos atrapados y sin salida ¿Quién no añora los años pasados?, ¿Quién no revive épocas y anécdotas? Con la intención de escapar a la realidad. Es bueno regresar al puerto de donde uno salió, (reviven los recuerdos, se reencuentra a los amigos) El recuerdo del puerto donde sales, es la viva imagen del grito desesperado que ahoga los sentimientos encontrados y quiero comentar que: No todos los que salen tienen la dicha en regresar un buen día. Pocas personas tienen esta complacencia, para aquellos que siempre tienen presente lo mejor del pasado, melancolía verdadera, testigos únicos que recopilan con momentos irrepetibles. El puerto es nuestra raíz, la cual debemos acercarnos siempre que olvidemos de dónde venimos y cuando estemos repletos de añoranza… y en especial a aquellos que aun viviendo por el mundo guardan el acaudalado tesoro de la amistad en su niñez.
La vida nos va involucrando en su trabajo, pero seguimos unidos al compromiso del lugar que nos marcó, ese lugar en que tantas veces nos ofuscamos en disputas sin sentido y que al final nos damos cuenta no sirvieron de nada. La vida nos enseña a remar contra corriente, pero nosotros somos los que debemos aprender a remar para todos (Espiritualidad), doblando esfuerzos y no contentando a nadie sino aportando y con la verdad por delante, esa que hace a los seres únicos e irrepetibles.
La vida nos saca de los pueblos para ponernos frente a una sociedad llena de intereses y valores de dudosa moral, factores estos que muchas veces han salpicado a las sanas intenciones. Muchos salimos a estudiar y se han convertido en funcionarios con la única meta de ir completando destinos, sin más ambiciones que ir apagando fuegos sin involucrarse. La determinación, la palabra, la actuación integra que algunos olvidan fácilmente.
Salir del puerto a un mundo que gira en diferentes direcciones al principio puede ser locura doble, es el principio en la perdida de los principios donde la formación Costeña se diluye por otros intereses más materiales, no llegando a cuajar la conciencia de un individuo y conduciendo solamente al avance sin escrúpulos de una vida ruin marcada por resaltar riqueza egocéntrica. Salir del puerto en múltiples ocasiones significa perdida del legado cultural del mismo, perdida de la palabra de nuestros padres y sus hechos.
¡Quiero ser sencillo y de puerto! (Marismeño)! Ser sencillos y de puerto!, sin dobleces ni medias tintas, buscando el momento para siempre estar presentes, aunque para ello se dejen mil cosas atrás. Hoy me pare a mirar el puerto. El cielo estaba azul celeste “Hermoso” como si sus puertas estuvieran abiertas para mirar al creador, al gran arquitecto de la vida, parecía que era el momento justo en que estaba donde tenía que estar “Frente al cielo y el silencio de mi alma” Cruce los brazos y permanecí por unos instantes en esa pose, luego mire el caserío donde viven un conjunto de personas, donde crecen, se reproducen y mueren.
Fue un instante en donde el pasado se hace presente, es el espejo de nuestra vida, nuestra posición y nuestra forma de afrontar los problemas no son más que una serie de despropósitos que desnudan nuestras vergüenzas dejando al aire la falta de sustancia de nuestros actos cotidianos, repletos de poder pero vacíos de decisión. Aunque pienses que alcanzaste la plenitud y el respeto, aunque nada motive el valor de tantos pensamientos, acudirás al pasado, empujado por el suave susurro del viento, brisa de quien te vio crecer, con la fidelidad de un escudero. Aunque no reconozcas las carencias de tu mundo perfecto, aunque nadie te ofrezca ser parte de su vida y su pasajero… Deberás confesarme que para lo cotidiano no estás hecho, pero nada te hará renunciar al amigo del alma y compañero…
Pose la vista sobre el azul del cielo, reflexionando sobre amores pasados. Se marchó sin decir ¡Adiós! Cuando una persona a la que amas, se marcha sin decir adiós y quedas a la espera en que sea el tiempo quien sane la herida, no siempre esto sucede y la herida sigue supurando, al paso de los años sientes que eres capaz en olvidar y lejos de ello te enfermas de nostalgia, de recuerdos y culpas o simplemente llega el momento en que decides romper con ello y piensas que un clavo, saca a otro clavo, pero sabes de antemano que jamás te despediste del todo, que en el momento menos esperado regresa y asalta tus sentimientos.
Sabes que no escapó del todo, que su impregnación está latente y aflora en cualquier situación que te llena de recuerdos, volviéndose una herida sin borrar.
Cuando la persona se va sin decir adiós, deja cicatrices en sensaciones que nunca se clausuran, heridas que siguen supurando, recuerdos que papalotean en tu cerebro… Recuerdos y hechos pasados que están como si fuera el presente y que la nostalgia hace aflorar gozosa como si fuera el mismo instante en que se marchó o el regreso triunfal de un amor que no se ha agotado como fuente de esperanza viva en una memoria dolorosa que no permite se marche a pesar de los años transcurridos está presente en la memoria siempre viva pese a la soledad de la lejanía del tiempo transcurrido.
La mente es traicionera, se ofusca y quiere tener la certeza que los sentimientos vividos en un pasado perduran en el tiempo y se mantienen eternamente en el presente,  “Aunque lejos por años transcurridos, está cerca en sentimientos”   No obstante pasaran los días, los años, la gente “La nueva, la que reaparece, la que se fue para siempre”, ahí están como llegados de un sueño, reviviendo entre sonrisas la hermosura del recuerdo… Si bien la mente se resiente, o trata de enterrar bajo sus oscuros pasillos en el baúl de los olvidos. Vuelve al pasado, al presente, a los rostros, los sentimientos, las emociones vividas como si fuera en ese instante el chispazo.
La mente también se acomoda, distanciando los momentos. Pero le hagas como le hagas siempre volverás al redil de un pasado dulce y quieto, esperando con calma y sin miedo hacer de aquello viejo, nuevo y sin permiso. Aunque te inunde la realidad en desasosiego, y aunque las lágrimas mojen tu corazón como un aguacero, refúgiate, regresa a ese para ti confortador y conocido puerto, regresa a tu principio, despojado de absurdos complejos.

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